El inicio del apocalipsis, la tregua de Dios y el Juicio Final


 

Por René Arrieta Pérez y José Vicente Arias Rincón

 

Inicio del apocalipsis

El inicio del apocalipsis, Dios se lo hizo saber a la humanidad, a un puñado de lectores de los primeros ejemplares que se imprimieron del Primer sello del apocalipsis. En el Primer sello, el mensaje fue dado de esta manera: en el inicio del libro: “Con la rotura de este sello también se abre la caja de Pandora para la humanidad”, y al final del libro, en el epílogo: “Cuando el libro esté disponible para el público, y el primer lector lo abra, se abre la caja de Pandora para la humanidad”. El Primer sello fue impreso, en una edición limitada de 50 ejemplares para que se cumpliera la palabra de Dios. Y también fue comunicado a otra parte de la humanidad, a (los lectores de este blog y gente cercana a los dos testigos), con el comunicado de la alineación de Mercurio con el Sol, que pueden leer en este link.

https://www.eluniversal.com.co/blogs/parmenidea/la-informacion-que-anuncio-mercurio-en-la-pasada-alineacion-con-el-sol

Ahora, la manifestación del apocalipsis se cumplió cuando Dios pone bajo el signo del poder de lo oculto a toda la humanidad, y lo hace a través del coronavirus. Un momento único, inédito, en la historia de la humanidad, en la que un microorganismo pone en jaque a todo el mundo, en todos los países, y a todas las instituciones de los hombres. Un momento para hacer sentir a todos el poder de lo oculto, para llamarlos a la reflexión, la solidaridad, y para que sirviera, igualmente de cernidor, porque una gran parte de la sociedad ha mostrado su perversidad, su ambición, la corrupción que los domina, el aprovechamiento, entre una serie de vicios y de infamias.

Se preguntarán, por qué Dios solo envía el mensaje a pocos, y respondemos. En principio, sí; pero, en breve, lo hará para el mundo entero. Los dos testigos sistematizamos una serie de datos verificables, que le llegará a la comunidad científica, y esta sabrá que el fin del mundo no es cuento, que es una realidad, y que el conteo regresivo del fin es el deshielo, que ya se muestra como una realidad evidente, alarmante y sin retorno; sin embargo, los científicos solo piensan es que el deshielo subirá el nivel del mar. Posteriormente, cuando ya los científicos tengan la información y la verifiquen, lo comunicarán a la humanidad, y la prensa mundial se hará eco de la información, y absolutamente todos los que habitan el planeta lo sabrán.

Entonces, tenemos que el inicio del apocalipsis Dios lo comunica a través de sus dos testigos, autores de “los siete sellos del apocalipsis”, sus dos ungidos y sus dos profetas en la tierra, y lo manifiesta por el coronavirus, como la pandemia por la cual hace sentir a todos su inmenso poder en el cielo y en la tierra.

Dios, ya ha comunicado el inicio del apocalipsis y ha manifestado su poder confinando a todo el mundo. Como ya lo dijimos antes, en el artículo sobre el coronavirus, en el que damos algunas explicaciones factuales sobre la manifestación del virus, que este parará súbitamente y lo hará en mayo, a finales de mes, y todo empezará a normalizarse a principios de junio. Lo que no quiere decir que la afección desaparezca. Ella seguirá, pero el virus le quitará fuerza a su ataque. También dependerá de países y sociedades, de cómo afrontaron el azote de la pandemia, si los dirigentes fueron diligentes y tomaron las medidas necesarias, lo hicieron bien y salvaguardaron a su sociedad. Los que así no lo hicieron, simplemente condenaron a su sociedad al flagelo. Esta advertencia sobre los gobernantes es bíblica. Sobre ellos recae la responsabilidad de salvaguardar o abismar a sus pueblos, para un ejemplo, allí está Venezuela.

La tregua de Dios

Ahora Dios le plantea una tregua a la humanidad, que está simbolizada en un pañuelo blanco dentro de una urna de cristal emplazada en el cielo, que desde luego, la humanidad no puede ver, porque no está despierta y rompió la comunicación con Dios Padre y Creador, desde hace mucho tiempo, pero ahí está ese símbolo.

No obstante a que nadie lo puede ver, se le ha revelado a un iniciado cercano a nosotros, que no entendió el mensaje complejo y lleno de matemática y geometría cabalística, y tuvimos que decodificárselo. Existe un grupo de personas, iniciados, que estarán muy cerca, son los que conforman la red apocalíptica, ellos fueron en sus vidas pasadas grandes personalidades bíblicas, científicos extraordinarios que revolucionaron las ideas, pensadores y filósofos que cambiaron la forma de ver y de pensar a la humanidad, a quienes, igualmente, le hemos revelado sus reencarnaciones. A ellos, Dios les revelará mucha información, que en sueños les llevará el arcángel Gabriel, que es el anunciador.

Como decíamos, a uno de estos iniciados le fue revelada la información de la tregua. Las siguientes, fueron las escenas que le mostraron:

Él estaba con mi hermano, José Vicente, el otro testigo del apocalipsis. Estaban en un octaedro, y le dijeron: toma esta información, para que se la entregues a José Vicente. Él vio que Jose Vicente se desplazaba  de un portal a otro, pero a él no le estaba permitido hacer el mismo viaje. Vio los número 10, 35 (el 10 es asociado a Dios y significan las 10 dimensiones de su universo) el 3 es la (manifestación de su mensaje y su poder), y el 5 (significa el hombre). La suma del 3 y el 5 es 8, que significa infinito (el viaje de José Vicente de una dimensión a otra, y la traída de información, por ejemplo: de la cuarta dimensión a la tercera), el 8, también es la configuración de un sólido de 8 caras. La suma de 1, 3 y 5, es igual a 9, que significa el límite de una dimensión a otra, y el 9, también es el número que representa el fin de los tiempos, fin de un ciclo, el número de la humanidad apocalíptica. Si se dan cuenta, la humanidad le pertenece al demonio, que está representado por el 666 (cuya sumatoria es 9, así: 6+6+6= 18, que es 1+8= 9). El demonio induce al hombre a cometer mal y a perderse en los vicios y caer en el infierno. Dios quiere simplemente que el hombre renuncie al demonio, para que tenga esperanza y sea beneficiario de su promesa. Nuestro iniciado vio los números en oro en un pañuelo blanco que estaba guardado en una urna de cristal.

Ese pañuelo blanco, que tenía bordados en oro esos números, y estaba guardado en una urna de cristal, significa la tregua que Dios da a la humanidad. La urna de cristal significa transparencia, visualización universal de su nuevo pacto, de su infinita misericordia con los hombres y mujeres de este mundo.

Nuestro iniciado oyó decir al arcángel Gabriel que mi hermano, el otro testigo del apocalipsis, tenía 4 misiones en ese viaje por el octaedro. Lo que significa es que (4) representa la base de la misión de José Vicente o la mía, que es buscar información de las distintas dimensiones y traerla a la tercera (a este mundo). Cuando el iniciado le cuenta la revelación a su mujer, esta lo primero que le dice y exclama, en relación con los números y a la Biblia: “Hebreos 10: 35- (39)” y “Hechos de los apóstoles 10:35”. En estos pasajes se lee lo siguiente, en su respectivo orden:

“No perdáis, pues, vuestra confianza; que tiene grande galardón, porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa”.

“Sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia”.

De otro lado, en una revelación, la noche anterior, a nuestro iniciado, que es ingeniero civil, le muestran las siguientes escenas:

Iba en un barco, en la proa, como si fuera el guía, aunque la nave no tenía timonel, pero él sabía que la dirigía Dios. El tiempo era tempestuoso, con olas gigantes. Estaba con mucha gente, a la que tranquilizaba y advertía que nada malo iba a pasar. El barco navegaba sobre la ciudad de Cartagena ya sumergida. En el fondo se veían los vestigios de la urbe. El barco llega al atracadero de un bulevar. Los recibe un hombre, que corresponde al arcángel Gabriel. Y esto les dice, levantando la mano derecha al cielo: “Aparecerán milagros, se romperán cadenas, entonces sabrán que no son mitos los gritos (la molestia) de Dios.

Exactamente Dios, en una revelación que me hace, aparece a mi lado y me dice: “De mí se han dicho mitos, historias y leyendas, mira quién soy Yo, y enseguida se proyecta en el cielo y aparece Orión. Yo exclamo: ¡Padre!, y me despierto.

Efectivamente, ante tanto escepticismo, Dios está haciendo énfasis en que pronto la humanidad apocalíptica sabrá que Él no es cuento, ni mito, ni historia, ni leyenda.

Asimismo, una de las primeras experiencias que tuve a mi regreso de España, es que planeaba en astral sobre Cartagena sumergida, y distinguía sumergido el Castillo de San Felipe de Barajas.

Como pueden apreciar, los iniciados que nos rodean tienen misiones concretas, que apoyarán nuestra misión en el fin de los tiempos. Nosotros preservamos su identidad para no exponerlos a escarnios que devengan del escepticismo general. De  nuestra parte, no tememos esas reacciones, porque igualmente el que haga pulso, oposición o rechazo a lo que anunciemos, lo hace  igualmente al mensaje de Dios, y todo esto nuestro Padre lo tendrá en cuenta. Además, tenemos una claridad absoluta de lo que hacemos y reciedumbre a toda prueba para el cumplimiento de nuestra misión.

Volvamos a la tregua de Dios.

Después de la manifestación del poder de Dios, que sitúa a la humanidad bajo el signo y el misterio de lo oculto, que da inicio al apocalipsis, al conteo regresivo del fin de los tiempos,  y del consiguiente aviso por parte de los dos testigos a la humanidad, que se hará ostensible entre agosto y septiembre, Dios ya dispuso que el pañuelo blanco que simboliza su tregua con la humanidad estuviera en una urna de cristal, así como en su momento ordenó que las tablas de la ley fueran dispuestas en el arca de la alianza. Aunque a diferencia de esta, que era visible al pueblo de Israel que Moisés liberó de la servidumbre al faraón, el pañuelo en su urna de cristal solo será visible a quien tenga el corazón puro, observe una vida correcta y ejemplar, que despierte al mundo espiritual y que expresamente se lo solicite a Dios. Así podrán verlo.

El Juicio Final

Después de todo esto, Dios Padre le otorga libertad a toda la humanidad de vivir su vida como esta quiera y solo esperará hasta el Juicio Final, que tendrá lugar en el año 2042, un Viernes Santo, día en el que Jesús, quien ya está aquí, cumpla los simbólicos 33 años que tenía cuando la humanidad lo crucificó. Jesús de Nazaret es quien marca la fecha en el calendario con su cumpleaños.

Desde ahora, hasta el año 2042, seguirán sucediendo acontecimientos geolocalizados en ciertos lugares y regiones del planeta: guerras, sequías, terremotos, huracanes, pestes, etc., pero en el año señalado, será cuando Dios vuelva a hablarle nuevamente a la humanidad, y dará su recompensa o el castigo a cada una de las personas que habitan este mundo.

Todas las personas que han fallecido y las que lo hagan en los próximos años, regresarán a la tierra y reencarnarán en las próximas dos y tres generaciones, y harán presencia para el gran acontecimiento. Ya explicábamos en un artículo anterior, que la resurrección solo tiene significado así, porque los muertos no saldrán de sus tumbas (eso no tiene lógica).

Entonces, hasta ese momento, se cumplirá lo que Dios envío a decir, y que figura también en Hebreo 10: 35-39 y Hechos de los apóstoles 10:35.

 

Nota.

Todos nuestros artículos en el que Dios Padre, envíe mensajes a la humanidad a través de sus dos testigos, tendrán esta advertencia, y el costo personal y familiar puede ser muy alto:

Quien no esté en capacidad de ver en el mundo espiritual y de comprobar o no lo que decimos, mejor que permanezca en silencio, reflexione y le deje todo juicio al tiempo, que no haga ningún comentario en contra, no sea que por hacerle pulso al mensaje de Dios sea blanco de su ira. Toda persona que ataque la palabra de Dios en boca de sus dos ungidos, de los dos testigos del apocalipsis, se vincula a que la severidad de la ley divina lo castigue con tragedia y muerte, y con juicio sumario lo hagan descender a las mazmorras del Infierno. De forma idéntica a como cuando la autoridad policial captura a un delincuente, a un infractor de la ley, que los lectores considere la debida advertencia, que reza: “Todo lo que usted diga podrá ser usado en su contra”. La ley se cumplirá de forma implacable. Ya llegó el momento, en consideración de la jerarquía celestial, que no se puede dejar pasar ningún tipo de faltas, y mucho menos afrentas e insultos, al ejercicio de la autoridad de Dios y de sus plenipotenciarios aquí en la Tierra, en este periodo del fin de los tiempos.

 


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