Manzanita de Perú: ¿Cuántos años tienes tú?


Peor que atreverse a preguntarle a alguien (especialmente a las mujeres) cuantos años tiene, es arriesgarse a contestar la devolución de la pregunta: ¿cuántos crees que tengo?, porque sea cual fuere la respuesta podria ser utilizada en su contra.

Vivimos en una sociedad en la que las confidencias, los delitos, los pecados y los problemas de la gente son comentados y conocidos a voz populli pero se tiene por tabú revelar aquel número de dos cifras que contiene nuestro tiempo de permanencia en el mundo: la edad, al punto de evadir el tema, negar o quitarse años, ofenderse cuando alguien sabe la realidad y lo divulga o el extremo de esconder la cédula para evitar que la fecha de nacimiento sea descubierta.

Tan hipócrita y tan paradójico es el tema de la edad, que dentro de las funerarias y los cementerios cuando vamos a dar condolencias exclamamos "¡murió muy joven!" aunque el difunto tenga 100 años, pero fuera del cajón todos somos una partida de viejos, atrasados para hacer cosas, criticados por hacer otras y juzgados por llenarnos de años y de experiencias.

Ahora las velas de los pudines son los llamados "volcanes" o algunos signos de interrogación, pues colocar el número es ponerse en evidencia. La fecha de cumpleaños es una tortura para muchos, pues llegar al tercer, cuarto, quinto o cualquier piso parece significar una tragedia, es un miedo inexplicable a la operación matemática de sumarle a la cuenta un año más. Es absurdo pensar que la vida será tan larga, que será condescendiente y nos alcanzará para lo que deseamos mientras que reprochamos el hecho de cumplir y tener más tiempo para vivir, y es patético estar de pelea con el reloj cuando debemos permanecer agradecidos de cada año, mes, hasta de los minutos.

Ojala algún día dejemos de condenar a la gente por su edad, para la muestra el ridículo bullying a Amparo Grisales sólo por el hecho de tener n años, ah, pero si hubiera muerto a los 20, 30 o 40 lamentariamos la fugaz carrera y la pronta partida de nuestra diva y endiosáramos su recuerdo. Entonces ¿los años valen más cuando el corazón deja de latir?

A los que se quitan los años, a los que nunca los mencionan, a los que pelean con el cumpleaños, a los que le acomodan la edad a hijos o hermanos para favorecer la suya, los invito a contar "su verdad", porque su actitud es lo que despierta la curiosidad de la gente y las especulaciones incómodas; el número es lo de menos cuando nuestra mente se siente joven y feliz, el cumpleaños solo es una excusa para recibir regalos y bonitos mensajes, olvidemos la suma y usémosla a favor, porque cada día tiene su encanto y tener más de ellos es motivo de orgullo y fortuna.

No le quite años a su vida, póngale vida a los años, no pelee con el calendario, no le reproche al reloj, dé gracias por los días, meses y años y no se sienta "culpable" por tener más que los demás: que la edad sea la competencia y usted el campeón mundial.

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