CARTA AL FISCAL GENERAL DE LA NACIÓN


Bajo un maravilloso celaje, en la compañía de mi caballo Maracaibo, pura sangre criollo alazán, y con la memoria iluminada por el recuerdo de mis conversaciones con Hemingway, me tomo un daiquirí que me transporta al inolvidable bar La Bodeguita, en La Habana. Lugar en que fuera inventado este, y en donde compartiera el preludio de mis ideas con el escritor norteamericano, bajo la densa estela de las volutas de mi tabaco Cohiba; remojo mis consideraciones en esta maravilla organoléptica que trastoca los sentidos, para referirme a usted, por demás insólito en su actuar.

Aún no lo he podido definir. No sé si la tesitura de sus notas políticas son de corte tenor, como lo fuera el gran Caruso; barítono, si en Valeriano Lanchas se pensara; o por el contrario bajo, refiriéndome a Raimondi, mejor italiano del último cuarto del siglo, en su categoría; con lo que pudiera determinar cuál será el rango de acción en su conducta pública. Se lo digo porque son muchos los errores en ritmo y forma que ha cometido, impropios de usted y del cargo cuya dignidad ostenta. En usted veo que queda poco del glorioso pasado, que tanto anhelo. La perfidia en su actuar es inconmensurable. Recuerde que es uno de mis alfiles a quien perfilo como candidato presidencial, no se vaya por la mala senda del camino.

Escucharlo me estremece, tanto como lo hace el río cuando besa los musgos de los sauces milenarios. No pretenda copiar el sistema político estadounidense, le recuerdo que estamos en Colombia, y que ésta, la nación de donde usted es vecino y Fiscal, no “es” una colonia, para infortunio nuestro. De ser así, su acción e intervención, sería la que todo monarca quisiere en sus serviles.

Me refiero a esto, porque en los últimos días he obtenido pormenores de su nefasto proceder. Empezó dando un balance de los cien primeros días de gestión. De cuando acá, el burgomaestre del ente acusador se somete a este tipo de escenarios; sus resultados se dan desde el día de su posesión, pero además, con esto está promoviendo prácticas que ya hemos visto en el pasado. Sin embargo, le confieso que es una magnifica idea. Lo llamaremos falsos judiciales y abultaremos las cifras en los anaqueles de la entidad que dirige. Así se justifica la peregrinación por el territorio nacional y se presentan magníficos resultados. Infortunadamente la plebe no entiende de eso y hace escándalos mediáticos, desconociendo lo importante que son las cifras, las relaciones públicas y darle rienda suelta a los placeres dionisiacos, aun cuando sean mesurados por la presencia de menores de edad.

Me dicen también, que tiene más determinación que el primer mandatario de la República, amigo íntimo de ambos. Es contundente, tiene posiciones definidas y, claro está, se glosa la ley a su antojo. ¡Fantástico! Representa a cabalidad lo que la inmensa minoría necesitamos. De todos modos, su precisión está descalibrada. Es hora que se declare impedido para investigar el caso de “Neñe Política”, los cuatro sabemos el por qué. ¿Pretende, acaso, someterse a la ordalía de granujas, los distinguidos Magistrados de la Corte Suprema de Justicia? No se lo aconsejo. Le advierto que en nuestro oficio no existe la lealtad. Si hace lo contrario, me ratifica que indudablemente se acabó la honorabilidad y la dignidad en el servicio público.

También es tiempo ser cauto. Un académico de su porte debe recordar, las palabras que en otrora mencionara el uruguayo Benedetti: la compañía es una elección, no una necesidad. Lo descubrieron y se lo había advertido. Su íntima relación con el contralor le iba a traer problemas. La firma de un contrato por 1.300 millones de pesos, con una empresa comercializadora de productos naturales y cosméticos, que además no contaba con permisos para importar insumos de bioseguridad, suscrito por su Directora Administrativa, garantizaría pésimos resultados. Afortunadamente le pidió la carta de renuncia irrevocable. ¡Esperemos que el registro vocal de la ex funcionaria no sea de soprano, y nos termine acusando! Por favor recuerde, los entes de control deben cooperar, no cohonestar en detrimento del erario público, esa es una regla básica del ejercicio de su función. Le recomiendo que se lea el manual del cargo que le dieron al posesionarse.

A esto debe sumarse, de un lado, el anuncio con anticipación a una diligencia de inspección en las instalaciones del partido político Centro Democrático; y de otro lado, permitirle a un fiscal que no es carta de su baraja, responder un derecho de petición, enviado por los Sarmiento, con tono absolutorio, referente a la responsabilidad de estos en los sobornos de Odebrecht para la adjudicación del proyecto Ruta del Sol II. Sería como decirle que yo desconocí todos los vejámenes que dieron lugar, con motivo de la conquista, en el territorio nacional. Con toda seguridad José Elías Melo, ex presidente de Corficolombiana, empresa del Grupo AVAL, y sentenciado por los hechos que le mencioné, sacó la plata de su bolsillo, y le regaló su parte del soborno al grupo empresarial. ¡Todavía hay gente generosa en la República, que se sacrifica por sus jerarcas!

En síntesis, su gestión no es la mejor de la historia como lo ha dicho, por el contrario, sus cien días y fracción han sido los más pésimos desde la creación de la institución. Espero que no sea arcabuceado como Aureliano. Cumpla su deber, no estamos en la guerra entre godos y cachiporros; recuerde, al final de la partida la dama y el alfil van a la misma caja. No quisiera que su juego se acabe tan pronto. Sea un hombre de valor y cumpla su promesa de trabajar en beneficio de la sociedad, y no de unos pocos.

 


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