UN GPS DE LA MODA: "Yo te lo cuento"


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Hay cuatro cosas que Mónica Siegert conoce bien: las telas, los colores, la ropa y la gente (porque es importante adaptar la moda a un temperamento), y cree en el cambio y el riesgo como la forma para estar vigente. Por el lado de las tendencias, sabe muy bien que los viajes para investigar dónde están las mejores creaciones, traerlas, y entregárlaselas a diseñadores y confeccionistas (recorre las ferias de moda como si acariciara una fina pieza de tela), es la fuerza de su ambiciosa propuesta y, por el tema del “marketing”, compra las prendas forasteras para ponerlas más cerca de nosotros. Aunque es anónima para los medios, varias empresas la han contratado especialmente para recorrer leguas y comarcas en busca de algodones e inspiraciones, y han quedado fascinados, además es un monumento femenino (ocupó famosas pasarelas y en sus formas calculaban los moldes talla 8).Tan sobradamente preparada, vital, imperiosa y certera como un rayo, se ha movido por diferentes zonas del país hasta aterrizar en Cartagena, su ciudad natal.

Decidió regresar (con sus dos pequeñas hijas Sofía y Emiliana) por obedecer a los mandatos del aroma del mar y para estar cerca al afecto de la familia. Con la fascinación de sus locuras vanguardistas (en ocasiones por moda) y con la memoria de algunas experiencias de amor que han trastornado sus “fibras”, ahora desciende de sus rollos, entre sus costeños, desenvolviendo una alfombra roja de lo mejor , lo último, de más calidad, no solo en ropa y accesorios, también en objetos, con el link (ahora en Facebook y próximamente en Murmuros) YO TE LO CUENTO: un GPS (Global Positioning System, sistema de posicionamiento global) de las propuestas muy atractivas y prestigiosas del mundo de la confección, que tiene como regla número uno la curiosidad y, lo que más me importa, el buen gusto. Sus ojos ven los “hilos” más sutiles entre tantos caprichosos “tejidos” de la moda.
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50.000 MIL HORAS ENCENDIDO
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Hay objetos que parecen cantar porque son de una suprema extravagancia e inconcebible dulzura. Muy por encima de las piezas decorativas de colección, lejos de las comerciales fabricadas en serie, pero muy cerca de las hechas a mano, tenemos esas, curiosamente personalizadas, “arregladas” a tu gusto, que unen tendencias muy favorables a su función. Un ejemplo es esta combinación de súper tecnología con tradición mineral, que reveló sus formas a través de la luz, se llenó de algo que le faltaba, y se volvió una cosa de hierro excepcional de día y de noche. Sin dudarlo, solo esperaba que la iluminaran con LED (Light-Emitting Diode, “diodo emisor de luz”).

Una manzana se ha convertido en 50.000 mil horas de electricidad (1). La fruta estaba estable, asentada en la pared de una cocina, sin dejarse comer, insinuando cualidades que no son suyas hasta que le llegó la agitación de quien le gusta lo mezclado, lo remendado, lo compuesto a pedacitos y siempre está en movimiento. Su dueña se dejó arrastrar por el circuito entrecruzado de ensamblado en Medellín pero “made in China”, y la rellenó con una tirita de luces de colores que se venden por estos días (al filo de Halloween y en preludios de Navidad). Así transformó un “vintage” apagado en una viva y apetitosa pieza de fantasía (o en un corazón a mi vista), que se puede saborear con los ojos, que espera rozarte, tocarte descaradamente, que juega con los matices del claro oscuro. Me encantó, y trajo de mi memoria una romántica canción para pellizcar los huesos...”Porque puedo ser luz de noche, ser luz de día, frenar el mundo, por un segundo... y las caricias serán la brisa que aviva el fuego de nuestro amor...de nuestro amoooor". (Luz de día, interpretada por Coti, cantautor argentino con la española Rosario Flores, (http://www.youtube.com/watch?v=M639JnL90R8&sns=em)

(1)Con el consumo de un bombillo halógeno convencional enciendes hasta 15 bombillos LED. La vida útil de una lámpara LED es hasta 30 veces más que la de una lámpara incandescente, 25 veces más que la de un halógeno, 30 veces más que la de un tubo fluorescente y 3 veces más que la de una lámpara de bajo consumo. La mayoría de las lámparas LED de interiores tienen una vida media 30.000/50.000 horas.
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¡Genial! Así se ilumina una botella de ginebra.


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