El estrés: enemigo del sexo.

El estrés: enemigo del sexo.


Las consecuencias que genera el estrés en la salud son tan subestimadas como cuantiosas. A pesar de que coloquialmente se le denomina la “enfermedad” del siglo XXI, el estrés es realmente una respuesta natural de defensa o supervivencia del organismo. Se genera un grado de tensión y excitación, que prolongado en el tiempo, rebasa los recursos energéticos, físicos y psicológicos de una persona llevándola a estados profundos de agotamiento. Cabe aclarar que no todo en el estrés es malo. Un grado leve puede ayudar a incrementar procesos cognitivos como la atención, la memoria y/o el aprendizaje.

Diferentes estudios se han encargado de resaltar las consecuencias negativas del estrés. La sensación de estar agotado física y/o mentalmente, denominado Síndrome de Burnout, genera baja productividad laboral.  El estrés puede verse reflejado en dificultades para establecer relaciones interpersonales, baja autoestima, bajo rendimiento académico, trastornos del sueño y violencia intrafamiliar.

A nivel sexual, también hay una serie de impactos negativos. Una jornada laboral extenuante puede  elevar los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que desencadena disfunciones como la disminución y/o pérdida del deseo sexual, así como dificultad para responder a los estímulos eróticos. 

En el caso de los hombres, el estrés los lleva a experimentar inconvenientes para lograr y mantener una erección, y si a ello se le suma un toque de ansiedad, pueden eyacular precozmente. Esta situación puede generar una sensación de inseguridad y poca confianza al momento de la intimidad, al punto de disminuir y/o evitar por completo los encuentros sexuales. Por su parte, las mujeres se ven también afectadas por una disminución y/o ausencia de deseo sexual lo que reduce la posibilidad de desencadenar estados de excitación y lubricación vaginal. Si se fuerza el encuentro sexual por satisfacer a la pareja, la relación se vuelve no placentera y en muchos casos dolorosa.

Por lo anterior, el estrés debe quedar fuera de la cama, el sofá o cualquier escenario previsto para el encuentro sexual con nuestra pareja. Si elevados niveles de cortisol nos genera estrés, pues la bioquímica nos da una mano a través de la oxitocina o la también conocida como “hormona del amor”. Esta es un neurotransmisor que produce sensación de bienestar y podemos elevarlo a través de la adopción de hábitos y estilo de vida saludables como dormir bien, disminuir la ingesta de grasas, alcohol u otras sustancias psicoactivas y hacer ejercicio.

Pero lo mejor para elevar esa “hormona del amor” es  el contacto físico y afectuoso con nuestra pareja. Prepara el escenario de manera creativa, aléjense de cualquier distractor, no teman fantasear y, en la medida de lo posible, pidan los que más les gusta y/o excita. Usar luces tenues, buena música y a disfrutar. En conclusión: no deje que el estrés le invada la intimidad. Dese tiempo para descansar y compartir en pareja.

 

Jorge Novoa Romero

Psicólogo. 

Magister en Salud Sexual y Reproductiva. U El Bosque. 

 

Imagen tomada de: https://goo.gl/images/WRnDmd


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