¿El Aquarela pa’ cuando?


Que la gracia de Dios proteja a nuestro alcalde en su paso por el contagio con Covid-19. Una cosa es que sea un activo crítico de la forma como dirige el Distrito y otra es la solidaridad que debe existir entre seres humanos en las situaciones difíciles. Más aún, cuando la salud estácomprometida.

La recuperación del señor alcalde es tan importante como lo son todos los asuntos que tiene el gobierno distrital por resolver. Asuntos que con el paso del tiempo y con la aparición de situaciones cada vez más urgentes pareciera que van quedando en el último lugar de los pendientes. 

Tal es el caso del edificio Aquarela, tema del cual no existe fecha, ni plan de acción para ejecutar la orden de demolición impartida. Diría que la demora en el cumplimiento configura un evidente desacato, e inclusive una causal de mala conducta por parte del Dr. WILLIAM DAU CHAMAT.  

Ha pasado más de un año después que se determinara que el Edificio reunía un conjunto de irregularidades que van desde la ocupación del espacio público, hasta la afectación al patrimonio cultural de la humanidad, el incumplimiento de normas técnicas y diversas polémicas que recaen sobre el otorgamiento de la licencia de construcción. 

La falta de autoridad se materializa con la renuencia del gobierno a cumplir con sus deberes, mas cuando existen reiteradas ordenes de realizar acciones que sin justificación alguna se prorrogan en el tiempo. La no ejecución, es una conducta generada por asumir con tranquilad que la demora en el incumplimiento de los deberes no será sancionada yque la impunidad se encargará de resolver sin consecuencia alguna el actuar del funcionario infractor.

Otro ejemplo de incumplimiento y cosas pendientes por resolver en el distrito, es el traslado del mercado de Bazurto, ordenado por sentencia desde hace varios años y así como este, otros cuantos fallos judiciales que protegen derechos colectivos, son burlados sin que generen sanciones para el funcionario encargado de cumplir.

Como ciudadanos seguiremos a la expectativa de la demolición del edificio, y de la manifestación de la autoridad disciplinaria contra los actos de los funcionarios que ignoren el cumplimiento de las resoluciones judiciales y administrativas proferidas. Mientras ocurre, nos preguntaremos una y otra vez: ¿El Aquarela pa’ cuando?

      

 


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