Los Vallenatos del Nobel: Un Homenaje a su Memoria.( Parte Final).


 

 

Los Vallenatos del Nobel: Homenaje a su Memoria. (Parte Final ).

Al evocar las preferencias musicales de nuestro Premio Nobel de Literatura  es preciso afirmar que fue el vallenato el género que más llenó de satisfacción su gusto de melómano, tal como lo demuestran varias de sus entrevistas concedidas, múltiples páginas web y diversos videos grabados en reuniones y otro tipo de eventos que sirven de soporte documental a las notas presentes.

El escritor, como casi todos  nosotros los caribeños nació y creció viendo y oyendo los tambores de la cumbia y las gaitas,  las interpretaciones de las cantadoras populares que “aparecen silvestres como la verdolaga” las pregoneras y pregoneros, las cumbiamberas  espontáneas que llegaban a las mesas de fritos de mañana y tarde,(tal como la famosa Goya quien aparecía de repente a bailar en la mesa de fritos de Luz María de Carrillo, ubicada al frente de nuestra casa en Turbaco en los años 50  a  quien  cantó Julián Machado con su violina grabando una hermosa pieza musical en honor a esta anciana mujer y a los peloteros de la selección Colombia de beisbol, campeona mundial de esa época),los vallenatos  con  guitarra de Buitrago y Bovea, y luego  con  acordeones con caja y guacharaca, todo ello inmerso en este mundo mágico de nuestra musicaglia y el arte de danzar del cuerpo y el alma popular.

Por ello, al igual que él, continúo hoy repitiendo su pregunta: Que tiene el acordeón que cada vez que escucho  sus notas se me arruga el corazón? Que tiene el vallenato que cada vez que lo canto me llena de emoción?, o mejor como cantaron los Hermanos López en la década de los 70:

Yo canto, canto  vallenato ,

que me llena de emoción,

me quita o me da tristeza ,

cuando escucho una acordeón…

Por eso, cuando estoy muy triste,

que me siento triste, canto vallenato,

para no llorar.

Pienso, de nuevo, que tal vez, esta canción “El  Cambio”  del compositor  Emiro Zuleta, debió gustar mucho a García Márquez quien  confesó (a Rafael Lam) también:

“Desde pequeño conocí a los acordeoneros que llegaban a mi tierra o eran de ella…y  por supuesto, lo que más ha tenido que ver con mi vida y con mis libros, son los cantos vallenatos de la Costa Caribe de Colombia”.

“Cien Años de Soledad, es un vallenato gigante, (o como dicen otras versiones  sobre el mismo tema): es un vallenato de 450 páginas. Vi de muy niño el primer acordeonero, una verdadera revelación para mí. Después descubrí la literatura y me di cuenta que el procedimiento es el mismo”…contar cantando.

Desde entonces, desde los primeros tiempos del Nobel,  el vallenato jugó un papel estratégico y esencial en la vida y obra del novelista colombiano, quien comenzó desde temprano a codearse con Rafael Escalona.

Germán Vargas Cantillo,  del Grupo de Barranquilla  evoca ese pasado y afirma con una nostalgia tan profunda que sobresale en los caracteres de las letras impresas:

“Allá por los años finales de la década del 40 llegaba de vez en cuando  a Barranquilla un muchacho de algo más de 20 años. Se encontraba siempre con alguien de su misma región.Eran Rafael Escalona y Gabriel García Márquez.

Las reuniones se hacían curiosamente en el café Roma en pleno Paseo de Bolívar…Yo asistía llevando a GGM a esos encuentros que parecían servir más que todo para que el joven  periodista y escritor conociera y se aprendiera los últimos cantos vallenatos compuestos por Rafael Escalona.

Este los cantaba en voz baja, a veces casi inaudible, en ese tono peculiar  de las gentes de su tierra, y Gabriel los aprendía en forma muy rápida. Recuerdo de modo singular la tarde en que Rafael Escalona llegó a contarnos- más que a cantarnos- La Vieja Sara”…”Eran los tiempos de Chema Gómez Daza y Guillermo Buitrago” (Eleje 21.com.co.Mayo 25.2014).

Así, a la par que el  periodista  crecía como tal y como escritor, cultivaba el vallenato,  compartiendo   en reiteradas oportunidades con Rafael Escalona y  disfrutaba la música de  otros creadores y ejecutores entre quienes figuran como más significativos:

Pacho Rada, el de La Lira Plateña y muchas más

Leandro Díaz, el de La Diosa Coronada y Matilde Lina, sólo dos para citar.

Luis Enrique Martínez, EL Pollo Vallenato ,el del mismo Pollo , La Tijera y …

Emiliano Zuleta, el de La Gota Fría y Carmen Díaz  y cientos más.

Lino  J. Anaya, el autor de Ojazos negros.

Abel Antonio Villa, el del Ramillete, El Pleito y de decenas de joyas  musicales  más.

Poncho y Emiliano Zuleta, los de Mi Hermano y yo y Rio Badillo… y pare de contar.

Julio Rojas, el de Mejor que me Olvides y de otros éxitos.

Jorge Oñate, el del Cantor de Fonseca y  cientos de clásicos más

Jacobo Fonseca, el de Pinta un Bosque y Piérdete, entre otras.

Agradecido siempre con la música que lo inspiró en formas diferentes, GGM hará referencias reiterativas a Francisco El Hombre que llegaba a Macondo y a otras poblaciones del Caribe, cantando los sucesos más sobresalientes de la vida social en esos “Cien años de Soledad” que nos tocó vivir en la literatura,  los cuales resumen casi 500 años de opresión , saqueo, explotación, olvido, inequidad, exclusión  pobreza absoluta y todas las lacras sociales que los dueños del poder impusieron desde la conquista hasta nuestros días, cuando las fuerzas políticas más oscuras del país pretenden reservarse “ la estupidez más absurda del mundo, es decir  su alucinante pretensión a la continuidad dela guerra fratricida!

De  igual forma, el escritor rendirá homenaje a uno de los más grandes cultores de las composiciones del vallenato como lo fue , es y continuará siéndolo, EL Maestro Leandro Díaz, escribiendo como epígrafe  de “El Amor en los Tiempos del Cólera”, este fragmento de “La Diosa Coronada”, de la inspiración del poeta que “vio con los ojos del alma”:

En adelanto van estos lugares,

ya tienen su diosa coronada.

Frente  a esta situación Leandro en  una de sus centenares de entrevista  dirá:

Maestro Leandro: que recuerda del epígrafe de El Amor en los tiempos del Cólera?

“Que la novela se iba a llamar La Diosa Coronada, como la canción. El me conoció en el año que se creó el Departamento Del Cesar (1967.El paréntesis es mío ) y la  canción que más le gustó fue esa”!( web:Letralia  tierra de Letras. Mayo 25 del 2009.Jaime de la Hoz).

Así desde los últimos años de la Década del 40 del siglo pasado, iniciando con La Vieja Sara de Escalona, pasando por La Custodia de Badillo , hasta ”Elegía a Jaime Molina”, GGM  disfrutó de los cantos vallenatos, saboreando esta hermosa muestra que hoy presento como epílogo de  los  escritos, hechos como homenaje a su memoria:

Tengo que hacerle a la Vieja Sara,

Una visita que le ofrecí,

Pa’ que no diga de mí ,

que yo la tengo olvidada.

También le  traigo su regalito,

Un corte blanco con su collar,

Pa’  que haga un traje bonito

y flequetee por El Plan…

En éste transcurrir del vallenato en la vida del Premio Nobel colombiano, La Vieja Sara volvió a aparecer el año 2008, en un parranda vallenata que GGM. hizo en Monterrey, Méjico, con un conjunto  del país que tocaba el vallenato con el mismo sabor que lo hacen los nuestros cantando, quizás esta estrofa:

Para que sepa que este regalo,

Se lo hizo un compadre de su hijo Emiliano.

Amigo de ella también que se llama Rafael.(you tube.Gabo canta vallenato en Monterrey ,Méjico 2008).

Después  de  este clásico de la provincia, los vallenatos más significativos serán los interpretados por los Hermanos Zuleta: Poncho y Emiliano el 2 de diciembre de 1982 cuando GGM recibió el Premio Nobel en Estocolmo.

Consuelo Araujo (qepd.) narra los sucesos de esta manera:

Convertidos por arte de nuestra fuerza interior en las estrellas de esa noche descendimos  con paso de triunfadores por las antiguas escaleras hacia el salón central… cuando las notas de Emilianito y la voz prodigiosa  de Poncho comenzaron a cantar:

Está lloviendo en la Nevada,

arriba de Valledupar,

 apuesto que el Río Cesar,

crece por la madrugada…

Era La “Creciente del Cesar”, la primera canción  que   interpretaban los Zuleta en la ceremonia de entrega del Premio Nobel, una de las favoritas del escritor,  a la cual sucedió  “La Patillalera” tal como narró Consuelo: Los aplausos que retumbaban en el salón hicieron que Emiliano Zuleta, Pedro García y Pablo López acometieran los compases de “La Patillalera” que fue recibida con otra ovación y con Gabo  echado hacia bien atrás  en su silla para poder mirar…(Triana .Gloria.(2014).El UNIVERSAL. ( Abril 20. Gabo Por Siempre.)

Fue esta La Patillalera la que el mundo escuchó esa noche:

Una señora patillalera,

muy elegante vestí ‘a de negro

formó en el Valle una gritería,

porque  la nieta  que más quería,

la pechichona, la consentida,

un chofer de carro cargó con ella…

A estos vallenatos siguieron otros de una  interminable lista, entre los cuales se destacan:

La Gota fría de Emiliano Zuleta,

la Diosa Coronada, Matilde Lina, y

 La Gordita de Leandro Díaz …y al final:

 El Arco Iris de Escalona y El Cantor de Fonseca de los Hermanos López.

Mención especial merece ”El Vallenato Nobel” de la inspiración de Rafael Escalona, quien compuso esta joya vallenata a propósito del triunfo del escritor en Suecia, Estocolmo.

La canción apareció un año después en el álbum del mismo nombre de Los Hermanos Zuleta, composición muy diciente en su totalidad, con algunas estrofas significativas:

Gabo te mandó de Estocolmo,

Gabo te mandó de Estocolmo,

un montón  de cosas bonitas

Una mariposa amarilla

y muchos pescaditos de oro…

También te manda

mariposas amarillas

de Mauricio Babilonia..

Gabo me ha invitado a su fiesta,

 y eso es para mi un gran honor

 fui con los Hermanos Zuleta

 pa ’que el rey oyera acordeón…

Destacada es también  la reunión en la cual  Jacobo Fonseca . otro de los grandes de vallenato artista canta  a GGM  tres hermosas canciones como son: “Hoy, Mañana y Siempre”, “Matilde Lina” y “Jaime Molina” tal vez la canción que mejor interpreta  Carlos Vives:

Recuerdo que Jaime Molina,

cuando estaba  borracho,

ponía esta condición:

que si yo moría primero, el me hacía un retrato,

o, si  el se moría primero le  sacaba un son.

Ahora, prefiero esta condición,

que me hiciera el retrato y no sacarle el son…

El último encuentro con el vallenato y la parranda  en Cartagena, lo tuvo El Maestro el 20 de mayo de 2013, en la casa que poseía en esta ciudad, cuando invitó a tres Reyes Vallenatos a amenizar la fiesta : Saúl Lallemand (1998),Fernando Rangel(2012)y Wilber Mendoza( 2013), quienes  estuvieron acompañados por  Iván Villazón, Leandro e Ivo Díaz  y Jorge Oñate gozando las canciones preferidas de GGM, entre otras :La Gota Fría,La Diosa Coronada, El Arco Iris y La Gordita.

El lunes 21 de abril del presente, el vocalista y acordeonero  del Grupo Guatapurí declaró que el vallenato preferido de GGM  fue “El cantor de Fonseca” de los Hermanos López; ese triste día los mejicanos y los colombianos residentes en Méjico, con rosas amarillas, mariposas amarillas de papel y con tres vallenatos lo despidieron del mundo terrenal: La Casa en el Aire, La Gota Fría y Los Tiempos de la Cometa sonaron con las notas de un acordeón que siempre tocó alegre, pero que ese día  se negó a serlo y se tornó más triste que nunca, despidiendo  a un gran hombre de entraña popular que siempre reconoció y exaltó sus valores musicales intrínsecos.

Hoy, a más de 45 días de la desaparición  terrenal del autor de “Cien Años de Soledad” estamos a la espera de los homenajes musicales que seguramente le harán sus amigos; sin embargo hubo varios  de ellos que no esperaron el momento final para hacerlo y por ello, es conveniente recordar los homenajes que en vida le hicieron a él y su obra:

Rubén Blades: Ojos de Perro Azul.

 Daniel Santos Betancourt: El Hijo del Telegrafista

Silvio Rodríguez: San Petersburgo.

Rodolfo Aycardi : Me voy para Macondo  y Los Cien años de Macondo

Ovidio Martínez: El Rey de la Literatura.

Estoy convencido que alla´en el cielo, donde están los hombres buenos, hoy cuando con sentido crítico celebramos los 481 años de fundación de Cartagena de Indias y deploramos la destrucción de nuestra tribu Caribe Kalamarí,Gabo está cantando  vallenatos con Leandro Díaz,  Rafael Escalona y Jaime Molina, y de pronto llegue mi padre ,Rafael Elles Gambín, abrazado con Daniel Santos y Miguel Matamoros y les digan: Oigan compadres, porque para variar no cantamos también “El que Siembra su Maíz”,  “Lamento Borincano”  y “Rosa”, la más hermosa, la  divina flor que mi ser perfumó!

 

 

 

 


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