Pedro de Heredia: de victimario de Indios a "Gran Señor" de Cartagena.


Pedro de Heredia: De Prófugo y Victimario de Indios y Africanos a “Gran Señor” De Cartagena.
Desde niño, cuando estudié en las escuelas de banquitos y primaria, siempre tuve buenos maestros y buenas maestras a quienes recuerdo con mucha gratitud y los afectos de siempre; su gran fortaleza fue la pasión que sentían al “enseñar a quien no sabe”.; su gran debilidad estaba en poseer y enseñar saberes históricos muy ideologizados al punto que aprendí que:
Un señor italiano llamado Cristóbal Colón descubrió nuestra América y Simón Bolívar libertó cinco naciones, por una parte y por otra que la historia la hacen los héroes pertenecientes a las clases sociales poderosas.
En la educación secundaria, las enseñanzas y los saberes no cambiaron mucho con los textos de Henao y Arrubla, pese a que las ciencias sociales en Europa, desde mediados del siglo XIX, habían rectificado los saberes ideologizados, es decir, aquellos nacidos de los pensamientos subjetivos e individuales de los historiadores de este tipo y no de los hechos reales de la vida de las sociedades humanas.
Sin embargo, ya en la Normal Piloto de Bolívar los cuestionamientos críticos sobre la historia tradicional afloraron a través de las enseñanzas de los licenciados Jorge Valdelamar y Jorge Venecia.
Pero fue en la Universidad del Atlántico, donde mediante las enseñanzas de los docentes José Ramón Llanos y José Lobo entré en pleno contacto con el materialismo histórico y la Nueva Historia de Colombia, corrientes que contribuyeron a moldear mis estudios y saberes, haciéndome comprender que América nunca fue descubierta y no se dio ningún descubrimiento, sino dos avistamientos: El primero en el siglo IX por los vikingos y el segundo a fines del siglo XV, por italianos y españoles, entre otros.
Desde otra perspectiva, la liberación de las naciones suramericanas no fue obra de un solo hombre; fueron los ejércitos populares de indios, negros, mestizos, zambos y blancos pobres los auténticos libertadores; lógico es colegir lo hicieron bajo la dirección de líderes valientes, que siempre defendieron sus intereses de clases criollas dominantes.
A la par de esta visón quedó claro entonces que la historia de los pueblos no la hacen los héroes, sino las masas populares bajo la conducción de sus líderes legítimos algunas veces como en la Revolución Rusa de 1917, o como en la revolución de independencia latinoamericana, donde la acción de las masas populares fue conducida por los líderes de la élite criolla quienes prometieron libertad, paz, pan y tierra, promesas que jamás se han cumplido.
Fue en estos avatares de la ciencia histórica, donde me encontré de nuevo con los héroes, a quienes ya creía desaparecidos de la academia, y al leer algunos libros y escritos de la historia tradicional de Cartagena, que si bién merecen nuestro respeto y reconocimiento por conservar la memoria histórica de la ciudad y el esfuerzo de los autores, no dejan de ser:
Representantes de la historia eventualista es decir escrita por eventos aislados no por las estructuras económicas, sociales políticas y culturales de las formaciones sociales, heroica, acrítica al defender el statu quo de las clases poderosas e hispano centrista, que considera que España es la madre patria, a la cual debemos la civilización; sin la colonización española -escribe en 1983 un connotado historiador cartagenero- nosotros todavía estaríamos en la época del salvajismo, con el arco y la flecha a cuestas.
Es por ello, que en nuestros días, cuando se cumplieron 484 años de la destrucción de las aldeas Caribes de Yurbaco, Karmairí y de varias otras de nuestra zona insular y del entorno del Caribe colombiano, las autoridades del Distrito rinden homenaje a un supuesto fundador de Cartagena: uno de los más perversos y malvados conquistadores españoles como lo es Pedro de Heredia Fernández.
Heredia, hidalgo español, después de dar muerte a tres de sus compatriotas en medio de una reyerta en Madrid, para evitar ser apresado se convirtió en prófugo de la justicia y viajó hacia la Española, donde logró hacerse a unos bienes agrarios como un trapiche y una estancia.
Después viaja a Santa Marta donde oficia como teniente del visitador Pedro Badillo, lo cual facilita el poder hacer “entradas” a los indios de la región incluidos los del Valle de Upar; con las “entradas”, es decir con ataque aleves a las poblaciones amerindias a las cuales cobraba rescates y con el comercio de baratijas ( espejitos, gorros rojos, cascabeles y cuentas de colores, entre otros) logró amasar un importante capital y trasladarse a España
Regresa a Santo Domingo y desde allí retorna a España, reino en el cual, en 1532, firmará capitulaciones con la corona, representada por la reina Juana,( conocida como La Loca) que le otorgarán el dominio absoluto sobre la Gobernación de Cartagena, cuyos límites imprecisos la ubicarán entre el Rio de La Magdalena y el Golfo del Darién tomando como referencia de este último el Rio Atrato.
Después de armar la expedición conquistadora, de nuevo desde la Española zarpa hacia la Tierra Firme y un 14 de enero de 1533 con 100 esclavizados africanos y otro número representativo de aventureros de diversa índole desembarca en la Península de La Bocagrande , para llenar nuestro suelo de, guerra, muertes masivas, saqueos indiscriminados ,y de complemento, acceso carnal violento a las nativas; la india lengua (traductora ) llamada Catalina fue su gran aliada en la diabólica conquista y colonización.
El 20 de enero del mismo año toma posesión de la aldea Caribe Karmairí, cambiando para siempre el destino político, económico social y cultural de la región costa norte de Colombia, realizando desde entonces la conquista de los amerindios a “sangre y fuego”.

Así la primera masacre cometida por Heredia y sus huestes se dio en la aldea Yurbaco, donde sus habitantes perecieron por el incendio provocado por la horda hambrienta de oro; de inmediato, mediante las masacres indígenas, con incendios, armas de fuego, espadas, caballos ( el arma más mortal para los indios) perros de cacería humana, las estrategias de la guerra aprendidas para asesinar inocentes y despojarlos de sus bienes, con alianzas engañosas y la provocación de guerras entre tribus rivales, logró conquistar el territorio de lo que primero llamaron los invasores San Sebastián de Calamar y después para siempre: Cartagena, no sin antes masacrar a los amerindios de Tierra bomba, donde los guerreros Piorex y Curirix,se destacaron defendiendo de manera valiente a sus hermanos de raza y cultura.
De inmediato le tocó a los pueblos de las sabanas del entonces territorio del Zenú, nuestras actuales sabanas de Bolívar, Córdoba y Sucre, quienes pusieron los muertos en las múltiples entradas de las huestes del conquistador y de su hermano Alonso, y sufrieron el saqueo inmisericorde de los sepulcros sagrados de los indígenas, atropellando también a los nativos del actual norte de Antioquia, parte ancestral integral del Gran Zenú.
De esta forma Pedro de Heredia, cometiendo grandes desmanes contra los nativos, e incluso contra sus propios paisanos, se convirtió en “Gran Señor” de la Gobernación de Cartagena, y también con el oro arrebatado a los Caribes logró el título de Adelantado de estos territorios, privilegio concedido a muy escasos conquistadores de estas tierras.
Los criminales procederes de Heredia y su hermano, pronto le acarrearon dificultades con el primer obispo de Cartagena, Fray Tomás del Toro, por el maltrato a los indígenas; de igual forma, estos le valieron más de un Juicio de Residencia de la corona; el primero estuvo a cargo de Juan de Badillo del cual pudo librarse cancelando una buena cantidad de oro; luego viajó a España y fue declarado inocente de los cargos que le imputaron.
El juicio de Residencia fue un procedimiento judicial del derecho castellano e indiano, mediante el cual las actuaciones de los funcionarios de la corona, a través de un visitador, eran sometidas a revisión y se escuchaban todos los cargos en su contra; de esta forma el residenciado podía ser declarado inocente o culpable.
El segundo juicio de Residencia al Gobernador de Cartagena estuvo a cargo del doctor Juan de Maldonado, fiscal de la Real Audiencia.
En la biografía de Pedro de Heredia, elaborado por banrepcultural.org, en la serie “Grandes personajes de la Conquista”, uno de los más serios, grandes investigadores e historiadores de nuestro país, Juan Friede (y otros) escribe:
A Heredia…”Maldonado le levantó 289 capítulos por diferentes cargos entre los que se cuentan:
1. Contravenciones a las leyes.
2. Apropiaciones de fondos que entraban a la Caja Real por las penas de Cámara.
3. Envío fuera del país sin quintar(sin pagar la quinta parte del rey).
4. Nepotismo en el otorgamiento de cargos y encomiendas.
5. Entorpecimiento en las deliberaciones del cabildo.
6. Maltrato a indios y caciques por haberlos aperreados y quemados vivos.
7. Ásperos tratamientos de indios y encomiendas con grandes excesos de muerte y cortamientos de labios, orejas y tetas”.
El historiador finaliza señalando que:
“EL proceso se extendió de 1553 a 1555 cuando se le encontró culpable, privándosele por lo tanto de la libertad. Heredia apeló y se fugó, pero tratando de llegar clandestinamente a España se ahogó en la travesía.
Pedro de Heredia, es tal vez el paradigma de la maldad del conquistador, estereotipa que se ha aplicado sin más a todos los conquistadores”.
Es en este enlace, donde la historia como ciencia que estudia el transcurrir de los humanos a través del tiempo, cobra su verdadera valía para la vida real de los cartageneros y entrelazando el pasado con el presente y el futuro, permite las siguientes reflexiones:
Primera. De acuerdo, con los criterios de algunos historiadores disidentes de la historia oficial, Cartagena no fue fundada nunca, y que las fechas establecidas por algunos cronistas de Indias: 20 y 21 de enero y 1 de junio por la Academia de Historia de la ciudad, sólo dan fe de la ocupación y sometimiento de la aldea Karmairí.
Heredia y sus huestes se acomodaron y asentaron en los lineamientos poblacionales de los Caribes, y varios años después fue cuando comenzó a darse los patrones del poblamiento urbano, de acuerdo con las normas establecidas por España, para las nuevas poblaciones del mundo conquistado.
Segunda. La visión hispano centrista de la historia cartagenera continúa arraigada en los imaginarios y la conciencia social de las autoridades locales y regionales y de gruesas capas de la población de estratos bajos, medios y altos, quienes después de 400 años todavía se sienten muy orgullosos de la herencia hispana y desprecian los valioso aportes de los indios Caribes y de las diversas culturas africanas, cuyos protagonistas fueron introducidos como esclavos en nuestros territorios.
Tercera. Surge entonces el interrogante ¿es posible que a una persona con el expediente criminal de Heredia, además de esclavista, y victimario de indígenas, africanos, y hasta de sus propios paisanos se le siga rindiendo homenajes periódicos, se le considere un héroe, se le erija una portentosa estatua y se le dé su nombre a la arteria vial más importante de la ciudad, a un puente y a un bello paseo peatonal, (aunque hoy esté en muy mal estado) de la zona contigua al centro histórico?
Cuarta.L a situación descrita merece y exige un replanteamiento de esta anomalía por parte de las autoridades del Distrito ,vale decir del despacho del alcalde, de las alcaldías menores y de cada una de sus secretarías y departamentos, especialmente de los comprometidos con la gestión educativa y cultural, sin omitir el Concejo Distrital y las instancias de la Armada y la Policía Nacional, cuyos jefes acuden también cada año a depositar flores ante la estatua de un delincuente convertido en gran señor, estatua que ofende la dignidad del heroico pueblo de Cartagena.
Quinta. De manera, muy respetuosa considero que los señores asesores y secretarios del Alcalde Mayor no debieron dejar cometer este craso error al recién encargado burgomaestre, error que fue, con toda seguridad involuntario, pero que de una u otra forma empaña su gestión y pone en duda su ferviente deseo manifiesto de dar un nuevo rumbo a la ciudad, que navega, desde hace muchos años en un mar tormentoso y embravecido, producto de una pésima administración política.
Sin embargo, a manera de excusa por estas equívocas actuaciones es posible esgrimir a favor de los inculpados el argumento que sus saberes históricos son ideologizados, y por lo tanto ajenos a la verdad histórica de los hechos, lo cual exige una profunda corrección.
Sexta. La argumentación anterior conduce a las siguientes recomendaciones que permitirán al pueblo cartagenero conocer la historia real de su propia vida y afianzar por lo tanto la identidad cultural tan necesaria en estos aciagos tiempos de la globalización, caracterizados por la deshumanización, la pérdida de los valores humanos y el endiosamiento absurdo del dios dinero.

A).Es imprescindible, urgente y necesario revisar la enseñanza de la historia de Cartagena para las generaciones nuevas a través de la escuela en sus diferentes matices y agenciar un proceso de reeducación sobre este tema a las generaciones adultas, iniciando por las clases dirigentes y por todos los funcionarios adscritos a la administración distrital, de una u otra forma; todo ello sin excluir el papel esencial y estratégico que en este campo desempeñan la Normal Superior de Cartagena y las universidades oficiales y privadas del Distrito.
En este ámbito, la secretaría de Educación, la Escuela de Gobierno, el Instituto de Patrimonio y Cultura y el Concejo Distrital deben asumir el liderazgo, apoyando la gestión del alcalde encargado y del que ha de venir más tarde, con toda seguridad con planes y acciones transformadoras para el bienestar de la ciudad y nuestras gentes.
B).De igual forma y validando las recomendaciones anteriores, debe implementarse La Cátedra del Patrimonio de Cartagena de Indias, para subsanar el craso error de su inexistencia en una urbe que fue declarada Patrimonio Cultural de la humanidad desde 1984; es el momento preciso para cancelar la deuda patrimonial adquirida desde hace más de 32 años.
C). Acorde con estas acciones, bajo el liderazgo del Concejo Distrital y la Alcaldía Mayor, debe cambiarse la denominación de la avenida que lleva el nombre del falso héroe de los Cartageneros por el honroso título de “Avenida Karmairí”, para perpetuar la memoria de nuestros ancestros amerindios; de igual forma debe cambiarse el nombre del puente de igual denominación y del paseo del entorno inmediato, por el que bien puede ser: “Puente y Paseo Peatonal Pedro Romero” o “Puente Hermanos Gutiérrez de Piñeres”, actores de primera línea de la independencia .
D).A la par de este proceso, y mediante concertación con los entes que todavía defienden la conquista y la colonización española, pero sin olvidar la autonomía política y administrativa del Distrito, las estatuas de Heredia, India Catalina, Cristóbal Colón y las hispánicas del Parque Apolo, entre otras, deben ser recogidas de inmediato y remitidas, para evitar extremismos, al museo histórico de Cartagena y con ellas la verdadera biografía de cada uno de los personajes , es decir con sus reales expedientes criminales de esclavistas, exterminadores de indios y africanos, asaltantes, embaucadores con baratijas y traicionera de su propio pueblo.
A manera de conclusión, basta decir, que la historia del culto a los héroes que exterminaron nuestras culturas amerindias y africanas no puede continuar, por mucho que se desconozca la historia real de la ciudad o se tengan falsos saberes sobre esta.
La celebración del aniversario 484 de una fundación que nunca se dio es un buen motivo para iniciar el cambio cultural y de mentalidades de los pobladores de una ciudad reconocida como heroica por la valentía de sus pobladores frente al invasor europeo.

Finalmente es bueno recordar: Primero: que retirar la estatuaria que ofende la dignidad de los cartageneros, eliminar los homenajes periódicos con que se les rinde un absurdo culto, es un imperativo mandato para las clases dirigentes de la urbe.
Segundo: “Al gobernante sólo le respeta y profesa amistad verdadera y pura, solo quien le habla la verdad y le aconseja el bien”; esta frase inmortal de Simón Bolívar es un buen consejo para quienes tienen en sus manos el destino actual de la ciudad para practicarla no sólo hacia sus superiores, sino también en el ejercicio cotidiano por el bienestar de los ciudadanos a través de sus gestiones.
uelllesq@hotmail.com.


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