Silvestre Dangond: La Fuerza de la Pasión Hecha Canción.


Silvestre Dangond: La fuerza de la Pasión  Hecha Canción.

La noche era tan especial como todas aquellas  del pasado, cuando celebrábamos con orquestas internacionales en nuestra casa de festejos, de mi hermana  Alba en el Barrio Chipre

Más como gran coincidencia, el patio estaba ocupado por más de  cuatro  Rafael, entre ellos mi hermano y su hijo Rafael José, junior, mi cuñado Rafael Sánchez y  su hijo Rafael Junior; y en un pedazo del cielo de los hombres buenos, celebrando nuestra alegría y viendo al gran amor de su vida: mi mamá Rosa, estaba mi padre Rafael Enrique.

Las horas  siguientes, al igual que antes, prometían ser espectaculares:

 La salsa era la música que alegraba los espacios  familiares y amigos: salsa brava del Gran Combo, con quien una vez compartimos en el mismo escenario  familiar; salsa de Ricardo Ray y Bobby Cruz, de Rubén Blades, Manolín Martínez, Cachao, Fruco, el Joe, Niche y por supuesto, salsa de la Fania y pare de contar.

 Si, era la Fania, la orquesta que en ese instante tocaba  la salsa de Willie Colón y con ella, una de sus mejores creaciones rítmicas, que iba más allá de la música, con su crítica mordaz a la televisión:

  “Tiene Talento”:

No tiene talento, pero muy buena moza

tiene buen cuerpo pero es otra cosa,

muy poderosa en televisión,

 Y  tiene un trasero que causa sensación…

 Allí en ese  instante, nada más oportuno en ese instante que  la salida bailable de la invitada experta en los pases de  la salsa , cuya figura a punta de cirugía estética había cambiado en un 80 % de su cuerpo, desde las nalgas hasta  la cabeza.

 La ciencia médica  la había  dotado de una   figura espectacular al punto que la intérprete de la canción de Willie, si la hubiese visto, tal vez le hubiera cogido envidia; pero nuestra bailarina, al contrario del personaje de la canción, además de todo lo bueno que tenía en su cuerpo, en realidad si tenía talento, pues era estudiada  y estaba muy  bien empleada ¡

 

 Todos continuábamos disfrutando del show de la chica, quien se lucía con la gracia bailarina y varonil de un gran salsero:  mi hermano Rafael.

Sin embargo, la salsa calló de repente y por la puerta principal entró nada más y nada menos que Silvestre Dangond  y Juancho de la Espriella con su Conjunto típico de caja , guacharaca y acordeón, interpretando este petardo que no se  olvida nunca:

“Cantinero”:

Cantinero, deme un trago,

 dos tragos, tres tragos

y coloque esas canciones

 que ahogan las penas.

No se extrañe si esta noche

 ud. me ve llorando,

mejor álcele el volumen para acordarme de ella.

Se marchó y me dejó solo,

Y quiero volver a verla,

ve y dile que olvide todo,

porque no quiero perderla…

Como por arte de magia, la alegría de la bailarina se tornó en tristeza, llanto y algo más; casi en shock, pidió un trago doble de” OldParr”, que presto un imprudente le ofreció.

La canción le movió las entrañas y más allá del alma; y no era gratis, pues tan sólo 13 días atrás, su  esposo, el gran amor de su vida  desde niña, quien una vez juró ante el altar amarla para siempre, la había abandonado por otra  más joven, pero desempleada y sin estudios significativos.

La escena era dramática y mostraba a plenitud , en vivo y en directo, los sentimientos que nos quedan cuando  “Un amor se  Aleja”, tal como lo canta el gran maestro Alfredo Gutiérrez:

…Cuando un amor se aleja,

algo le ha de suceder

…y si no me quieres negra,

 me voy a morir…

porque estoy sin ti.

Ahora, sola lloraba sus penas en un  alegre   y consternado escenario cuyos protagonistas se dedicaron a gozar la canción de Silvestre y Juan  haciendo este coro:

Cantinero, deme un trago,

 dos tragos, tres tragos

y coloque esas canciones

que ahogan las penas…

Transcurrían las 10 de la noche, cuando Silvestre empezó  su actuación, impactando a los presentes con su voz, y las notas mágicas de Juancho de La Espriella, que parecidas a las de Egidio  Cuadrado con Carlos Vives, salían de su acordeón.

Fueron  más de10 los petardos de esa noche, entre notas de la nueva ola y del vallenato de siempre, diez canciones de esas que expresan en parte lo mejor de la producción de Silvestre, o por  lo menos, para evitar polémica con los “silvestristas”, el top 10 y más de mi gusto personal.

Una tras otra, fueron saliendo las notas del acordeonero de Sincelejo, tierra grata, y “los mejores cantantes” de la noche nos encargamos de hacerle los coros  a Silvestre cuya cotizada y bien timbrada  voz entonó, además de “Cantinero”:

La Colegiala, Dile,

La Gringa, La Tartamuda,

Gracias, Esa Mujer,

A Blanco y Negro, La Mujer de mis Sueños,

La Difunta y El Tiempo.

De una u otra manera estas 10 canciones están ligadas al pentagrama de mi vida, con sus sueños y esperanzas, con los amores y desamores del pasado lejano,  a   los palos puestos en  las ruedas y de manera muy especial, aceptando que “Los Tiempos Cambian” y ni siquiera nos damos cuenta,  como cantó Poncho Zuleta en los años 70 ,así como cambió el vallenato, aceptando , no sin muchas reservas, el vallenato de la Nueva Ola, que  tiene una importante valía en el pentagrama de la música popular de Colombia y el mundo .

Por ello, nada más oportuno hoy, que reconocer el talento de los jóvenes intérpretes de nuestra música, y que Silvestre y sus acordeoneros encarnan “ la fuerza de la pasión hecha canción” canción en singular y canciones en plural que destacaremos en otro escrito igual! CONTINUARÁ…


TAMBIEN TE PUEDE GUSTAR