Salir del Verano


Geralmente, un largo periodo de verano se debe a un solo motivo: falta de voluntad, pero que se decora con muchas excusas. 'Es que no tengo tiempo'; 'es que no hay con quien'; 'es que no creo en el sexo casual'... Es que... Es que... Es que...

Y son tantos esos motivos inventados para no tener sexo, que cuando la persona cae en cuenta de que le hace falta una revolcadita y de que ya no se recuerda con facilidad qué se siente un orgasmo, ha pasado tanto tiempo que se ha perdido toda la experiencia adquirida para levantarse a alguien. Y es ahí cuando el 'veraneado' se convierte en una sucesión de fracasos en materia de conquista, que comienza a sufrir de falta de esperanza absoluta. Y no los culpo.

Entonces la pregunta del millón es: ¿Y cómo salir del verano?

Esta es mi teoría... Usemos un nombre cualquiera: Adriana.

Resulta que nuestra amiga Adri lleva algo más de dos años sin salir con nadie, sin besar a nadie, sin tirar con nadie. Todo porque terminó una larga relación de varios años, y le pegó tan duro que primero se deprimió, segundo se encerró, tercero se llenó de trabajo, cuarto comió tanto que se engordó... y cuando decidió volverse a mirar al espejo como un ser humano 'normal', se dio cuenta de que: primero, tenía que hacer dieta; segundo, volver a sonreír; tercero, tenía que recuperar a sus amigos; cuarto, volver a salir; y quinto, levantarse a alguien para tener algo de sexo.

Y comenzó. Con éxito hasta el número tres. Había pasado tanto tiempo sin salir que Adri no tenía ni idea cómo era rumbear, qué música sonaba o, peor, cómo se interactúa con la humanidad cuando está en un bar. Pero, sin importar sus frustraciones iniciales, continuó saliendo, hasta que se acostumbró a la música, al ruido y a las personas. Sin embargo, ya entrar a levantarse a un tipo es todo un nivel y había olvidado todos sus trucos.

Entonces decidió intercalar entre ir a reuniones con sus amigas y amigos, quienes a su vez tenían más amigos, y rumbas en bares... Pero nada. Nada le gustaba, no se levantaba nada.

Un día, hablando con un par de amigas planteó su lío

- Yo ya no sé qué hacer. Este verano me va a matar
- ¿Todavía??? dijo Carolina
- Yo ya le dije lo que tiene que hacer, pero es terca como una mula, planteó Angélica
- Ay dios... ¿Acaso no que conseguir un polvo era fácil? ¿No que los tipos se comen todo lo que se mueva? ni que fuera la más fea pues!!!
- No es eso. Solo que no se te nota que quieras que te coman, dijo Carolina
- ¿Perdón? Ahora me tengo que colgar un letrero?
- No solo eso, sino que no te gusta ninguno. Difícil si no ves a los hombres con ojos de posibilidad, sentenció Angélica
- Me perdí. Entonces me toca ponerme un letrero en la frente que diga 'Quiero Sexo' y otro en la espalda que diga 'Me gustan todos' ¿O qué?
- A ver fiera. te explico cómo funciona. Todo es cuestión de actitud. No tienes que ir mostrando las tetas en cada bar para conseguir un polvo. Te toca expresarte, mirar, hablar, respirar sexo. Y eso es actitud. Tienes que darle a todo tu entorno la sensación de que te acostarías con cualquiera.
- Como una zunga.
- No, a ver idiota!!!!!! Ella no entiende nada. Creo que se te llenó de moho el cerebro, gritó Angélica
- Pues parece que sí, porque no entiendo nada, dijo en voz bajita Adriana
- Es simple, si le abres a todos los tipos de un bar tu puerta y les dejas ver que pueden entrar, ellos van a sentir curiosidad, y es ahí cuando puedes elegir con quien acostarte.
- Ay Dios... te parece tan difícil? a ver...
- Ya voy entendiendo....
- Pero falta un pedazo importante: Quitarte las telarañas.
- ¿Y eso es...?
- Simple... te toca tirarte a cualquiera para que todo el resto te salga natural, explicó Angélica
- Entonces volvimos al comienzo: cómo me consigo a ese cualquiera?
- Cómo te dijimos. Solo que como es la primera vez que lo harás, seguro no tendrás mucho de donde elegir. Pero peor es nada, dijo Caro.
- A este paso..., dijo seguido por un suspiro Adriana.

Entonces, si estar en verano es cuestión de falta de voluntad, salir de él y tener siempre alguien con quien tener sexo, es cuestión de actitud. Querer y demostrar que se quiere es la clave.


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