Colombia pide a gritos un acuerdo ya


Colombia es el país que lleva el título de ser la democracia más estable del continente americano. En términos más sencillos, el gobierno con su sistema presidencialista, los partidos tradicionales, las instituciones públicas, el espectro privado y la sociedad civil estamos en una completa armonía.

Eso suena bonito. Pero, la realidad es otra. Democracia nunca ha habido. Para no ir tan lejos en la historia, la constitución de Rafael Núñez tuvo una vida útil de 105 años. Debido a la presión de muchos sectores y la situación que se vivía, se convoca una constituyente para reformar la constitución y surgió la de 1991 que cambió y abrió un poco los espacios de participación ciudadana y comunitaria.

Históricamente los partidos liberal y conservador se han feriado el poder. El trapo rojo y el azul se trenzaron en una lucha por el poder que desató una inolvidable violencia de persecución, asesinatos, desapariciones hasta cuando llegaron a un acuerdo con la figura del Frente Nacional, a raíz de la muerte de Gaitán.

Aunque no lo crea estimado lector, Colombia pide a gritos un acuerdo ya. Es un llamado sensato y lastimero. Hoy Colombia se encuentra en una polarización tan profunda, que podría llegar a ser otra Venezuela. Marchas estudiantiles en todas las ciudades, paros programados de los sindicatos, los camioneros, los campesinos, etc., etc., presionando algunos por los acuerdos de paz ya, y otros por la reforma tributaria, e incluso algunos por los acuerdos firmados y no cumplidos por el gobierno, en el caso de los camioneros, los campesinos, los indígenas y pare de contar.

Pero lo que puede rebosar la copa, es el paro nacional convocado para el 2 de diciembre, “No más Uribe”. No hay que olvidar, que la oposición hizo dos marchas nacionales, una “No más Santos” y la otra “No más Farc”. Aquí se está aplicando la ley del talión, ojo por ojo y diente por diente. Escenario que provoca más polarización y aleja la reconciliación.

Los del NO, en cabeza de Uribe y el Centro Democrático, no quieren la paz. Quieren un nuevo acuerdo y eso es imposible. El gobierno le tocará realizar otro plebiscito o acudir al congreso. La mecha de la inconformidad está encendida, y cada día se enciende más por los trinos, twitteres que están de moda para confundir al ciudadano. Y el pueblo, sólo le toca esperar y aceptar lo que decidan sus dirigentes.

Yo les hago una pregunta suelta, ¿qué tal si las altas cortes ordenan la detención de Alvaro Uribe Vélez? Seguro se convertiría en otro Leopoldo López. Entonces no es descabellada la idea que podríamos estar en el mismo camino de Venezuela.


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