anclados en el pasado

Anclas


Estamos viviendo un importante momento que está desafiándonos a todos, y va a requerir que desde la persona más sencilla hasta las grandes industrias, se dé una verdadera renovación. Sin embargo, la gran dificultad está en la resistencia natural al cambio que tiene el ser humano, y que le mantiene anclado al pasado, a ciertas formas y costumbres, y así por más que quiera, no puede avanzar, por lo menos no hacia la renovación deseada.

Hay personas con sueños, buenas ideas -fantásticas a veces-, pero que siguen teniendo una manera de pensar y de vivir con esquemas mentales o paradigmas muy tradicionales, moralistas o demasiado estrictos -poco flexibles-. Y se han mantenido ahí porque les ha funcionado en su burbuja personal, aún sin darse cuenta de que tales esquemas mentales y tal burbuja es una barrera para el relacionamiento, y por supuesto, para el crecimiento. Es triste ver desde afuera cómo una persona con esta estructura de pensamiento y acción manifiesta sus sueños, pero por su mentalidad se puede anticipar que le costará mucho, o no lo va a lograr. Y lo mismo ocurre en todos los niveles de la sociedad: familias, comunidades, empresas, organizaciones de todo tipo, y también, líderes.

Hoy escuchaba en medios que líderes empresariales locales esperan que el gobierno local responda a esta "nueva normalidad" con eficiencia para que se reinicie la dinámica económica, y comience la recuperación. Pero internamente pensaba: estos líderes siguen siendo igual de tradicionales y distantes de la realidad humana de la ciudad, a pesar de que les gustan las buenas ideas; y pensaba que igual el gobierno local a pesar de su esfuerzo de conformar equipo, sigue anclado en esquemas muy cerrados y en un discurso para nada integrador. Así que no hay manera de imaginar cómo van a liderar la renovación necesaria si la mentalidad sigue siendo tradicionalista, elitista -y el que no viene de la élite cae en la trampa y se comporta de esa manera-, y demasiado "tropical".

Para lograr el cambio es necesario comenzar por la mente. Ese es el escenario donde la batalla es más fuerte. Cuando una persona "se queda" con el conocimiento que ya tiene, vive según su propio parecer, se cierra a nuevos aprendizajes, no acepta mirar la realidad desde otros ángulos, a explorar nuevas formas, puede darse por perdida. El talento se diluye, los dones comienzan a desaparecer, las oportunidades no llegan, porque no habrá puertas abiertas para quienes no sean flexibles a los cambios. Vivir anclados en el pasado, es vivir así: atrapados por nuestros esquemas mentales.

El gran reto comienza por tener un espíritu de apertura que permita acceder a nuevos conocimientos que ayuden a transformar la mente, y no quedarse con eso, sino llevarlos a la práctica, experimentando con las opciones más seguras, ajustando lo que haya que ajustar, pero avanzando acorde a los desafíos de los tiempos. Una persona que deja que su mente sea transformada y se preocupa por promover y hacer el bien común, es alguien que indudablemente va a destacar, y resplandecerá de manera tal que llegará a ser un referente, en su pequeño mundo, o para la sociedad entera.

Ojalá pudiéramos ver este espíritu de apertura al cambio en nuestra ciudad, que cada comunidad, cada barrio pudiera ser un punto en el entretejido de una verdadera renovación. Para eso necesitamos enfrentarnos a nosotros mismos, a nuestros miedos, pero también a nuestras seguridades, a nuestros egos; porque ambos son barreras que nos impiden avanzar, nos anclan y nos convierten en piedras de tropiezo en la sociedad.

Vamos a vivir una "nueva normalidad", y no es precisamente porque se reinician las operaciones con los cuidados de bioseguridad requeridos. Es porque la sociedad con esto ha cambiado, y si no cambiamos, estamos muertos. Esto nos está llevando a que se le dé más valor a las personas, no como instrumentos de producción en las empresas, sino como seres humanos, y esto requiere un nuevo entendimiento desde cada uno, una transformación de la mente en el ciudadano, en el trabajador, en el emprendedor, en el empresario, en el niño que sueña. Que nos veamos como constructores de una nueva y mejor sociedad, y que desde esa medida, con una mente renovada, seamos contribuyentes para una renovación cultural que transforme a la ciudad en un mejor lugar.

¡A renovar la mente!¡Levanta anclas y emprende un nuevo viaje!


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