El barrio Martínez Martelo tiene más de treinta años de haber sido engañado por la Alcaldía Municipal de Cartagena, cuando a los habitantes de entonces se les aseguró que el recién construido mercado de Bazurto valorizaría la zona, pues solo sería un mercado sectorial, como apoyo a una gran central de abastos que se levantaría, por esos mismo días, a las afueras de la ciudad.
Pero lo único que se levantó, desde que abrieron la plaza de mercado, fue un foco de contaminación ambiental y auditiva, desorden, latrocinio, habitantes de la calle, ventas de alucinógenos, parqueos prohibidos y demás molestias que lo único que han hecho es desvalorizar cada vez más las casas que muchas familias ya han mal vendido y que los nuevos propietarios han convertido en bodegas, grandes tiendas y minimercados.
Fidian García, uno de los miembros de la Junta de Acción Comunal, cuenta que, a parte del barrio, los grandes afectados son la ciénaga de las Quintas y la bahía de Cartagena, cuerpos de agua que en otros tiempos fueron sustento y diversión de las comunidades que ahora bordean la avenida del Lago.
“Lo otro --añade-- es que cuando se construyó el Corredor de Carga debió prohibirse el parqueo en los alrededores, pero en vez de eso nuestras zonas verdes y calles se han convertido en los parqueaderos de los camioneros”.
Prosigue recordando que en 2010 se instauró una acción popular que fue fallada a favor de la comunidad en el sentido de ordenar al Distrito, de acuerdo con los lineamientos del Plan de Ordenamiento Territorial (POT), trasladar el mercado.
“El juzgado --señala el líder comunal-- dio unos tiempos: un año para estudios y cuatro años para el traslado, pero ya han pasado ocho años y no hemos visto ni la voluntad ni los recursos de parte de la Alcaldía para recuperar esta zona, con todo y que existe un plan parcial, que está contemplado en el Decreto 1490, de 2007, hasta la transversal 26, incluyendo todo el mercado y el barrio Chino”.
La dirigencia comunal de Martínez Martelo afirma que el plan parcial es objeto de cuestionamientos, “por la forma como se hizo, aunque el decreto está suspendido, pero lo que pedimos para nuestro barrio es una renovación urbana desde la transversal 23 hasta la transversal 38, incluyendo el sector La Cuchilla o transversal 38b”.
Jackeline Vélez, también integrante de la JAC, señala que, a parte de la inseguridad protagonizada por los habitantes de la calle que permanecen en el mercado, en los últimos meses el barrio está sufriendo el flagelo de los jóvenes en riesgo procedentes de algunos barrios vecinos.
“Han tomando por costumbre --dice-- ocultarse todas las noches en los predios del puente de Bazurto a consumir estupefacientes. Cuando deciden regresar a sus barrios, lo hacen tomando las calles nuestras, pero todo lo que ven en las terrazas o en las tiendas se lo llevan. Después de las diez de la noche este barrio se torna peligroso. Cuando ocurren esas cosas uno llama al 112 de la Policía, pero responde una contestadora automática y los agentes nunca aparecen”.
Los pocos espacios deportivos con los que cuenta el bario, según los habitantes, están siendo tomados por los delincuentes y por los indigentes, quienes los tienen como dormitorios, “pero se despiertan en cuanto ven que alguien llega muy temprano en la mañana a hacer gimnasia, o va para su trabajo. El atraco es seguro”.
Hablando de calles afectadas, la transversal 36 viene siendo tomada como parqueadero por parte de los conductores de grandes camiones, quienes, por no pagar un peaje, prefieren circular por las vías internas de Martínez Martelo y parquearse en la misma calle del Cuerpo de Bomberos del Distrito, donde también funcionan hostales y otros establecimientos comerciales.
“La afectación no es solo por la ocupación de las vías --explican los vecinos--, también está el problema de que la vibración de los camiones está dañando algunas viviendas, a la cuales los propietarios tienen que hacerles mantenimientos hasta dos veces en el año. Lo mismo pasa con algunas calles, cuyas lozas ya se están ahuecando”.
Martínez Martelo tiene 72 años de fundado. Está clasificado como estrato 3. Pertenece a la Localidad 1. Cuenta con 600 predios y tres mil residentes.
Sus vecinos: las avenidas El Lago, Crisanto Luque y el Corredor de Carga. El mercado de Bazurto y el barrio El Prado.
Los servicios públicos son inmejorables.
La transversal 33 sufre un rápido deterioro, según los habitantes, por el paso de los vehículos de Transcaribe.
El estadio de Martínez Martelo, otrora uno de los mejores escenarios de la ciudad, está en pésimas condiciones por la falta de inversión del Distrito.
En la transversal 36 hay un parque que adoptó una empresa privada, pero nunca le hizo mantenimiento.
La cancha sintética es la única que tiene dolientes.
Las calles se inundan, ya sea por las aguas pluviales que vienen de los barrios altos y por las subidas de marea de la ciénaga de las Quintas y por la falta de mantenimiento de los canales pluviales.
En el barrio funciona la Institución Educativa Rafael Núñez y un jardín infantil del ICBF.
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