Cartagena


Abandonados por el Ejército regresan a casa

PAOLA PIANETA ARANGO

18 de junio de 2011 12:01 AM

Se reecontraron con sus familias en Cartagena dos de los jóvenes que tenían la aspiración de servirle al país prestando servicio militar en el Ejército Nacional, pero que fueron abandonados por esta institución estatal en Valledupar.

Desde el martes que se despidió de su mamá para irse supuestamente a Tunja, con el objetivo de ingresar como soldado raso al Ejército Nacional, a Jesús Antonio Rodríguez Castilla, de 19 años, le tocó enfrentarse a situaciones tan difíciles en las que su vida estuvo en riesgo.

El joven reclutado en Cartagena finalmente fue llevado a Valledupar y tuvo que devolverse a esta ciudad con otros cuatro muchachos por sus propios medios, caminando largos trayectos y pidiendo ‘chances’ en camiones.

RELATO
Tanto Jesús como su mamá Antonia Castilla, creyeron en las palabras del encargado de la jornada de reclutamiento realizada el martes de esta semana en Cartagena, quien les dijo que él y otro grupo de muchachos prestarían servicio militar en Tunja (Boyacá).
Sin embargo, tras emprender el viaje fueron llevados a Valledupar, al Batallón de Ingenieros Nº 10 ‘General Manuel Alberto Murillo’, a donde llegaron el miércoles a las 3 de la madrugada.
A las 6 de la mañana desayunaron y estuvieron todo el día haciendo filas para hacer otros exámenes, que terminaron a eso de las 8 de la noche, cuando les anunciaron a él, a cuatro cartageneros más, a un barranquillero y unos 15 samarios, que no habían sido seleccionados.
Fueron entonces montados en un carro furgón, con rumbo al Batallón La Popa (también en Valledupar), dónde habría un vehículo para “devolver a los cartageneros” a sus casas. El furgón continúo con los samarios hacia Santa Marta, y del barranquillero no supieron más tras llegar a ese sitio.
“Ahí no había ningún transporte, nos dijeron que esperáramos hasta el día siguiente a ver qué pasaba, y nos dejaron durmiendo en el piso, en la mañana del jueves hablamos con el sargento González, pero él se fue en su carro y nos dijo que no podía hacer nada para que nos devolviéramos”, relata Jesús.
Así que regresaron caminando al Batallón La Popa a buscar alguna respuesta, pero no los dejaron entrar. Al darse cuenta de que estaban a su suerte, pidieron ‘chance’ en una volqueta, hasta el Parque La Vallenata.
“Luego caminamos hasta un terminalito donde nuevamente nos dejaron montar gratis en un vehículo, que nos llevó hasta Bosconia (César)”, dice.
“En Bosconia cogimos otro ‘chance’ hasta el peaje Plato (Magdalena), a eso de las 5 de la tarde”.
Ahí empezó la verdadera travesía. Caminaron desde Plato hasta El Carmen de Bolívar, atravesando toda la zona de los Montes de María.
“Lo único que se veía era monte, yo no sé cómo pudimos llegar hasta El Carmen sin que nos pasara nada, eso fue como a las 10 de la noche del jueves (16 de junio), allá pasamos la noche”.
Uno de los cinco jóvenes se quedó en El Carmen y dos más prefirieron no pedir más ‘chances’, por lo riesgoso de la acción.
Así pues que sólo quedaron Jesús Rodríguez y Luis Miguel Cárdenas, joven de 21 años que vive en Olaya, Sector Central.
“Nos fuimos caminando hacia San Jacinto, allí una señora que tiene un restaurante nos regaló un plato de sopa a cada uno”.
“Después hablamos con el conductor de un furgón, que nos dejó montar en la parte de atrás, nos vinimos colgando todo el camino, y en la Variante de Mamonal-Gambote nos tiramos como pudimos, pues el conductor no quiso frenar. Cada uno dio como tres vueltas y quedamos todos raspados, fue un momento de mucho susto”, relatan los jóvenes.
Ya en Cartagena caminaron hasta el puente del barrio Policarpa, y de allí tomaron una buseta, hasta la casa de Jesús, en el barrio La Consolata.

INDIGNACIÓN
“Desde que ellos fueron escogidos en Cartagena uno asumió que estaban bajo la responsabilidad del Ejército, y mira todo lo que les pasó”, dice Antonia Castilla, madre del cartagenero.
La indignada madre dijo que interpondrá acciones legales contra el Ejército Nacional, pues se siente engañada.
“Uno les entrega a sus hijos supuestamente para que los hagan hombres de bien, pero lo que hacen es engañar, empezando porque nos dijeron que iban para Tunja y no para Valledupar”.

DEFRAUDADO
Luis Miguel Cárdenas, de 21 años, fue el martes 14 de junio a la jornada de reclutamiento, ocultando que tenía compañera sentimental y tres hijos, en procura de encontrar una opción diferente para su familia.
“Yo trabajo como vendedor ambulante, y quería irme a pagar el servicio militar para después convertirme en soldado profesional. Ahora ya se murió ese sueño, pero seguiré buscando un mejor futuro pa’ mis hijos”, dice.

 

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