Cartagena


Antes de los preludios, estaban los gozones

Los problemas de inseguridad que los gozones representaban y el nuevo enfoque de la revitalización de las fiestas llevaron a su transformación en preludios por localidades.

MARTÍN CARVAJAL CHAMORRO

09 de noviembre de 2019 12:00 AM

A finales de los 80 se creó la Corporación Fiestas de Noviembre y, con ella, los gozones. Al igual que los preludios modernos, eran celebraciones que anticipaban los festejos del 11 y tenían lugar todos los viernes de octubre. Estos eventos no se celebraban en unos pocos lugares específicos, sino en casi todos los barrios de Cartagena, según cuenta el periodista y gestor cultural Lester González

El primero de ellos tuvo lugar en Canapote. Le siguieron otros en "Bruselas, Martínez Martelo, Olaya Herrera, Los Calamares, El Campestre, Los Caracoles y El Socorro", recuerda González. Eran fiestas con reinas, francachela, comilona, bebidas y, en ocasiones, juegos de azar, venta de pólvora y hasta ciudades de hierro.

En los barrios que ya habían escogido a su reina se armaban festejos aún más pequeños y que no estaban organizados por los gestores, sino por los ciudadanos, llamados "casetas". Parte de su atractivo era que ofrecían la oportunidad de bailar con la candidata en cuestión, para lo cual había que pagar un excedente.

Antes que se instauraran los gozones, se realizaban eventos generales los viernes de octubre en la Plazoleta Telecom, hoy llamada Plazoleta Benkos Biohó. En ellos "se presentaba a las reinas populares, se contrataba una agrupación musical y ya", afirma González.

Las cosas cambiaron

A pesar de que eran reconocidos como un espacio para el esparcimiento y la convivencia comunitaria, los gozones no tardaron en ganar mala fama. "La fiesta se entendía como un carnaval, un mundo al revés, pero ese mundo al revés estaba volviéndose violento", comenta el historiador Rafael Acevedo, docente de la Universidad de Cartagena.

Durante algún tiempo, esa fue la idea que los cartageneros se hicieron de la fiesta: bolsas de agua usadas como proyectiles, gente esparciendo maicena por todos lados, guerras de picós y episodios de delincuencia. Lester González se permite anotar que estos hechos tendían a ocurrir en las inmediaciones de los gozones y no directamente en ellos, pero reconoce que las personas aprovechaban el ambiente para hacer de las suyas.

Con la Ley 768 de 2002, expedida durante la alcaldía de Carlos Díaz Redondo (2001-2003), Cartagena se divide en tres localidades. Aprovechando esta nueva coyuntura, los gozones se reformaron en preludios, uno por cada localidad: Chambacú para la localidad 1, la Plaza de Toros para la 2 y el campo de sóftbol de Blas de Lezo para la 3. Estos sitios cumplen con los requisitos de ser "plazas amplias y abiertas con salidas de emergencia, tener lugares para albergar ambulancias, un aforo de mil personas", afirma el gestor González. Además, dice, permiten un "buen acompañamiento policivo".

Los esfuerzos del Comité de Revitalización de las fiestas, creado en el 2004, también determinaron otra forma en la cual los preludios se diferenciaron de los gozones: el nuevo énfasis en rememorar la historia de la jornada del 11 de noviembre. "Lo que nosotros hacemos no es un carnaval, sino un tipo de fiesta patriótica. No se trata de un mundo al revés, sino de recordar los valores que hicieron único al grito de Independencia de Cartagena", comenta el historiador Acevedo.

Esta nueva visión significó, según Lester González, que "el nombre de 'preludio' se escogió porque era más significativo para lo que eran estos eventos: un anuncio de lo que se venía. Son un encuentro festivo promovido por todos los actores culturales en preparación para las fiestas. Conjugan a los disfraces, las reinas locales y los lanceros, una figura que se rescata en el 2006 para recordar la importante labor histórica de los hombres y mujeres que lucharon por nuestra Independencia desde Getsemaní. Hay música, hay show y hay folclor".

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