La ciudad estaba imposible. Llovía y la bomba El Amparo estaba cerrada por unos protestantes, que no eran muchos. Me tocó esperar más de 2 horas para poder llegar a mi casa”, comentó Andrea López, quien reside en La Plazuela y añade que: “Me demoré más de una hora en el trayecto de La Castellana hasta mi casa, cuando normalmente son 20 minutos”.
La misma situación vivió Carolina Pérez, quien cansada de esperar que el taxi en que iba la llevara a su destino, se bajó en los cuatro postes de San Pedro y caminó hasta El Socorro. “Eso era un caos, todos los carros querían pasar, no había agentes de tránsito y como estaba cerrada la bomba El Amparo, eso era peor, no respetaban el semáforo. Yo al ver que ya iban a ser las 9 de la noche, desde las 7 que llegamos a Las Delicias (detrás de La Castellana), decidí bajarme y caminar bajo la lluvia”.
La misma situación vivió Estella Márquez, quien vive en El Educador y le tocó bajarse en la entrada de El Campestre y caminar, pues la buseta en que iba no se movía nada.
“Me demoré casi una hora esperando el bus cuando salí del trabajo, pues Transcaribe no estaba funcionando y cuando subí a la buseta venía llena, pero no tenía más opción. Se demoró en el trayecto hasta que llegó a Vimarco, por El Campestre, y decidí caminar hasta mi casa, está lejos, pero era eso o esperar más tiempo dentro del bus. Iba mucha gente caminando”.
Estos son solo algunos de los testimonios de cartageneros a los que les tocó hacer malabares el jueves en la noche para poder llegar a sus residencias. Los motivos de este descomunal trancón no eran más que una protesta que unos jóvenes tenían en la bomba El Amparo y la lluvia, la cual siempre congestiona la ciudad, pero lo vivido el jueves fue más caótico que lo habitual. Lea aquí: Caos en Cartagena: no hay flujo vehicular en vías principales
En medio del desespero que vivían los cartageneros dentro de los vehículos, muchos se preguntaban por qué el Distrito permitía este tipo de situaciones, incluso lo comentaban en las redes sociales, pero desde la administración del alcalde William Dau solo hubo silencio.
El Universal consultó con el Departamento Administrativo de Tránsito y Transporte (DATT) y con el secretario del Interior, David Múnera, para conocer qué hicieron sus dependencias para tratar de mitigar esta situación y por qué no intervinieron en el bloqueo para que fuera suspendido.
Múnera señaló que “en esta administración somos respetuosos con las protestas y marchas. Para esto se organiza un Punto de Mando Unificado, donde se dialoga con los protestantes para ver qué van a hacer, y en el lugar son vigilados por gestores de paz”.
Ante la pregunta de por qué no intervinieron ante el caos que se había generado en esa zona, explicó que “por norma se puede intervenir siempre y cuando haya situaciones de alteración de orden público y en las infraestructuras públicas”.
Por su parte, desde el DATT señalaron que tenían 20 agentes de tránsito distribuidos en la zona para que ayudaran a descongestionar la zona, desde El Rubí, 13 de Junio, hasta la bomba El Gallo.
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