Cartagena


Celita Miranda, 105 años, la recordada profesora de Manga

PEDRO TORRES VERGEL

03 de octubre de 2014 04:26 PM

“Vengan a saludar con un beso a este pedazo de maestra, que yo no huelo a viejo”.

Son las primeras y entusiastas palabras de Celita Miranda Locarno, ícono del barrio Manga que ejerció como profesora durante por lo menos 60 de los 105 años que tiene de vida.
Celita nació en el ribereño municipio de Calamar (Bolívar) el 19 de septiembre de 1909, y desde niña la trajeron a Cartagena, donde hizo todos sus estudios básicos en el Colegio Biffi.
“Yo era muy feliz en el Biffi, era la alumna más dichosa que había en ese colegio”, dice apasionadamente, dejando clara evidencia de la lucidez mental con la que sigue provista más de un siglo después de haber vivido y sentido los hechos más trascendentales de la historia de Colombia y el mundo.
De 1968 a 1989 Celita fue docente de uno de los colegios emblemáticos de Cartagena, el Liceo Nacional Femenino Soledad Acosta de Samper, y fue además gestora y directora de una pequeña escuela construida en madera toda, que funcionó con el nombre de Madre Bernarda en la esquina de la Avenida Jiménez con Avenida California, en Manga, donde ahora se encuentra el Banco Davivienda.
La escuela ya no existe, pero Celita, doblegando la vieja sentencia de que los hombres mueren y las instituciones prevalecen, se mantiene perseverante en la faz de la Tierra, para recordar que por sus pulidos conocimientos de maestra justa y correcta, pasaron muchas generaciones que ahora son profesionales, linajes completos de hombres y mujeres hoy realizados, que la recuerdan con mucho cariño.
Por su escuelita de la vieja Manga transitaron los estudiantes Alberto Fonseca, Rafael Angulo, Orlando Fonseca, Eduardo Sanjur, Efraín Yaber, entre muchos otros de una larga lista de la que ella aún se acuerda, y a quienes se refiere evocando anécdotas entre sonrisas y nostalgia, para redondear todos esos destellos mentales diciendo: “Mis estudiantes eran preciosos”. 
“Mis alumnos no eran mansitos, pero yo los sentaba y los amansaba. Aquellos que no sabían la lectura que les había dejado, me los llevaba a la sala de la escuela y los dejaba ahí estudiando, aunque lloraran, hasta que se aprendieran la lección”, relata la maestra.
Celita nunca se casó, y tampoco tiene hijos. “Estoy soltera, y quiero mucho a mis alumnos como si fueran bebecitos todavía. Son mis hijos todos ellos”, dice mientras mira fijamente a sus ex alumnos sentados frente a ella, en la visita que le hicieran la tarde del domingo en el apartamento donde vive junto a su sobrina María Miranda, hija del ciudadano Adolfo Miranda, bastante reconocido en la isla porque era una especie de conductor para los jóvenes de la época en sus actividades barriales.
Y con el mismo empeño con que impartiera sus enseñanzas en aquellos años de disciplina y dulzura fundidos en sus dones de maestra, Celita no solo atiende visitas, también el celular, y de qué manera, pues responde desenvueltamente una llamada ocasional de su otra sobrina, Marta Miranda, en momentos en que se solazaba en amena conversación con este periódico semanario.

HOMENAJE
Los familiares, vecinos y ex alumnos de Celia Miranda, o Celita como todo el mundo le dice cariñosamente, le rendirán homenaje a este personaje de Manga.
Lo harán con el apoyo de Asomanga el sábado 11 de octubre  desde las 5:00 de la tarde, en el Parque Lácides Segovia.

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