Cartagena


Cerro de La Popa, ¿qué hacer para su recuperación integral?

Hoy se habla de un plan para que La Popa, el cerro que domina sobre Cartagena, sea una reserva natural. ¿Qué tan posible es esto?

La ocupación incontrolada del Cerro de La Popa en los últimos cuarenta años ha generado la pérdida de la cobertura vegetal de casi 325 hectáreas de sus 386,7 hectáreas originales.

“Actualmente solo subsisten 62 hectáreas, 9% de las iniciales, que todavía poseen un valor ambiental y paisajístico. Adicionalmente se detectaron otras 18 hectáreas en avanzado estado de deterioro al interior de las zonas ya ocupadas”. Así lo dice el documento del Macroproyecto de Recuperación Integral del Cerro de La Popa, que a pesar de que algunos de sus componentes han sido aplicados en diferentes administraciones, duerme el sueño de los justos en el Observatorio Ambiental de Cartagena de Indias, adscrito al Establecimiento Público Ambiental (EPA).

Según el EPA, “la firma Ingetec (ya en 1995) identificó 31 especies de flora en La Popa muchas de las cuales ya han desaparecido”. Lo propio ha pasado con la fauna, especies de aves y otros.

Unas 4 hectáreas vegetales en la Loma del Peyé y otras 4 en la loma de La Salle subsisten. A la fecha, (2020) ese deterioro ambiental ha continuado sin parar.

El S.O.S de la Popa

El cerro, ese corazón verde de Cartagena que hoy palidece, confundido por los navegantes en 1510 como la popa de un barco a lo lejos, necesita de la puesta en marcha de un plan maestro integral que marque su ruta de cara al futuro de la ciudad.

La nueva administración distrital, que encabeza del alcalde William Dau, a través de su secretario del Interior, David Múnera, anunció que trabaja en un plan de salvamento. “La Popa es una reserva natural y hay que protegerla, desde que asumimos el cargo hemos puesto en marcha un plan para evitar las invasiones y reforestar el cerro; hemos pedido la colaboración de todas las autoridades ambientales y de Policía, para que se frenen las talas del bosque y paren la construcción de invasiones”, había dicho Múnera a este medio. Sin embargo aún no hay un consenso interinstitucional sobre qué es lo que debe hacerse con este pulmón verde.

La erosión de la Popa

Según cuenta el historiador Enrique Marco Dorta “hacia comienzos del siglo XVII el cerro estaba poblado de algunas estancias, texares y pesquerías, y otras haciendas de vecinos que las labraban con sus esclavos e indios”. Luego vino la construcción del convento de La Popa, que sería la casa de los religiosos descalzos de la Orden de San Agustín en honor a la Virgen de la Candelaria. Todo ello en medio de la leyenda de que el primer misionero que llegó a La Popa, despeñó a la figura de un demonio cabrío llamado Busiraco cuesta abajo por la empinada escarpa de la cima (Salto del Cabrón).

Esa cuesta empinada ha sido objeto de reparaciones urgentes en los últimos años ante su inminente peligro de desplome. También el templo ha sido refaccionado varias veces en diferentes épocas. Es que el cerro ante la tala de su bosque y la erosión está lanzando un verdadero S.O.S a los gobiernos territorial y nacional para su salvamento.

Un lugar donde vivir

Así mismo, la expansión urbana y demográfica de la ciudad han tenido un efecto negativo en el Cerro de La Popa. Fenómenos sociales como el desplazamiento producto de la guerra, y más recientes como la inmigración de venezolanos, ha generado un impacto en ella con invasiones crecientes, tala de árboles y la afectaciones a su flora y fauna.

Para el líder social, Evaristo Cassiani, cuya familia se instaló en el cerro desde los años 70, provenientes de San Basilio de Palenque, “la población del cerro es algo ancestral, producto de la exclusión de ciertos sectores sociales, que veían al negro y al indio como una carga, y como seres humanos que no tenían cabida en la ciudad intramuros; es por eso que nacen muchos conglomerados afros e indios en las faldas o el entorno de La Popa; esa exclusión se ha prolongado hasta nuestras épocas recientes, cuando a finales de la década del 70 trasladan a la plaza de mercado a Bazurto; lo que se convierte en el centro comercial de esas comunidades; es decir la falta de planificación de la ciudad, ha contribuido a que La Popa hoy esté en esta situación”.

Los primeros barrios

De hecho nacieron barrios como el Pie de La Popa, con hermosas residencias y El Toril, La Quinta, María Auxiliadora. Pero según el documento del macroproyecto de recuperación de La Popa, del Observatorio Ambiental de Cartagena :“La invasión fue un mecanismo muy usado en el poblamiento de esta zona y dieron lugar a asentamientos como San Pedro y Libertad, y Loma Fresca, Paraíso II y Virgen del Carmen”.

“Hacia 1977 el barrio Petare inició su poblamiento en condiciones de invasión y para comienzos de la década de los años ochenta, un grupo de personas que carecían de vivienda llegaron de otras zonas como Lorica, Palenque, Turbo y Sucre dando lugar a la comunidad que se conoce como República del Caribe en terrenos que pertenecían al Estado administrados por el (antiguo) Inderena”, dice el documento. Hoy las faldas de La Popa, son un conglomerado de barrios subnormales e invasiones crecientes, bajo la sombra de invasores dedicados a esa práctica de robo de tierras. Incluso se habla de que existen una exagerada base de datos de títulos de propiedad de terrenos de La Popa.

¿APP para la Popa?

Uno de los proyectos propuestos desde el Concejo, cuyo autor es el concejal César Pión, ha sido el de implementar una Alianza Público Privada (APP) para construir y proteger un centro ecológico con diversidad de flora, fauna y un mirador en La Popa.

Para Pión, es el Estado el que debe regular y preservar la defensa del patrimonio y los recursos naturales, pero al Distrito le corresponde dar forma a esas iniciativas para buscar los recursos. Recientemente, Pión retomó el proyecto y propuso que pueden ser los gremios turísticos (Asotelca, Cotelco, Camacol, entre otros), los que emprendieran ese proyecto de protección del cerro, a través de una concesión a 30 años. Pión visiona que en el cerro se pueden construir miradores, balcones, una ruta turística, lo que podría generar más empleo y desarrollo para la ciudad.

Otros proyectos visualizan a La Popa como una reserva natural lejos del urbanismo y la hotelería. Así las cosas, muchos son los estudios y proyectos, y pocas las acciones para trazar un ruta para salvar a La Popa, un punto obligado dentro de los objetivos del Plan de Desarrollo Distrital de la nueva administración.

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