En 2017, cuando la empresa Bavaria S.A. suscribió un convenio con Transcaribe S.A. y donó 100 bicicletas al Sistema Integrado de Transporte Masivo (SITM), con el fin de “mejorar la movilidad en Cartagena y mitigar el impacto negativo al medioambiente por el uso de los carros”, todo indicaba que la ciudad se preparaba para adoptar una nueva forma de movilizarse, al mejor estilo de las grandes ciudades, y así convertiste en el primer lugar del país en integrar este servicio al masivo.
Sin embargo lo que parecía ser una iniciativa innovadora y amigable con el medioambiente, terminó por convertirse en un reflejo de inoperancia, pues luego de dos años y cinco meses de estar archivadas y sin cumplir con su objetivo, Transcaribe confirmó que las 100 bicicletas debieron ser devueltas al donador.
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Si bien es cierto que la ley no da facultades a entidades públicas como Transcaribe para hacer inversiones en algo que no es el fin misional de la empresa, que en este caso era la administración o mantenimiento de las bicicletas, por tanto para que el proyecto funcionara, la empresa debía buscar patrocinadores externos que financiaran los costos de administración y mantenimiento, sin embargo la búsqueda nunca prosperó.
De acuerdo con el gerente de Transcaribe, Humberto Ripoll “enviaron comunicados a diversas universidades de la ciudad para solicitar reuniones y poner a disposición de sus estudiantes el uso de las bicicletas. Entre ellas a la Institución Universitaria Bellas Artes, Colegio Mayor de Bolívar, la Corporación Universitaria Rafael Núñez y Universidad de Cartagena”, esta última habría sido la única institución con la cual se logró un mayor acercamiento y respuesta positiva.
“También se adelantaron otras acciones como: habilitar un link en la página web de la entidad para que los posibles usuarios se inscribieran en el programa para usar las bicicletas, se identificaron las necesidades de recursos para implementar el programa ‘Transcaribe soy yo en Bici’; se propuso ‘Mejor en bici’ para operación de las bicicletas y un software para la gestión de servicios de gestión tecnológica de las mismas, pero la entidad no contaba con los recursos para esta operación”, indicó Ripoll.
Adicional a esto, la entidad aseguró que “se convocó a la Universidad Tecnológica de Bolívar (UTB) para liderar un proyecto con las mismas, pero en junio de 2017 manifestaron la intención de no avanzar en el mismo”.
Ante la imposibilidad de colocar en uso las bicicletas por la negativa de las universidades, las dificultades de las propuestas recibidas y la falta de recursos para pagar los seguros y comprar los bicicleteros que requiere su operación, Transcaribe asegura que buscó iniciativa del sector privado.
“En agosto se recibió propuesta de Muvo (sistema de e-bike sharing de Latinoamérica), para que tomaran las 100 bicicletas donadas e implementarles un sistema eléctrico a través de la app y pagos electrónicos para su uso”, pero esta iniciativa también fracasó pues al intentar conseguir el aval de Bavaria, nunca recibieron respuesta.
Ante la seguidilla de rechazos y poco interés de las distintas entidades, Transcaribe precisó que “el 22 de agosto se entregó, mediante acta de los aportes entregados por Bavaria, las 100 bicicletas y los kits, en perfectas condiciones y sin ningún tipo de observaciones”.
De acuerdo con la encuesta de percepción ciudadana 2018 de Cartagena Cómo Vamos, si bien la bicicleta no es uno de los medios de transportes más usados por los cartageneros (3%), sí es el tercero con el cual se sienten satisfechos (73%).
Y si a esto se le suma el hecho que recientemente la ciudad ha invertido en la implementación de ciclorrutas, como la que se instaló en el pasaje peatonal que va de Getsemaní al Castillo, valdría la pena revisar si devolverlas fue la mejor alternativa.
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