Las ruinosas estructuras del palacio de La Proclamación, en el Centro Histórico, que por años amenazaron con desplomarse por su alto deterioro, son periódico de ayer.
Dos años y medio fueron necesarios para que este emblemático y patrimonial escenario, que anteriormente acogió a funcionarios de la Gobernación de Bolívar, se restaurara y se convirtiera en un moderno centro regional para el desarrollo de las artes, la cultura y las artesanías del departamento.
Será entre finales de abril y principios de mayo que el contratista, la Unión Temporal Palacio Cartagena, entregue al departamento el nuevo palacio; y a las pocas semanas, el 15 de junio, como un regalo a los 162 años de Bolívar, que el gobernador Dumek Turbay lo inaugure.
“El mejor regalo que le podemos dar a los bolivarenses y a toda la región Caribe es este centro regional para las artes, en el que habrá espacio para la cultura, para nuestros artesanos de diferentes municipios, para la historia, la literatura y sobre todo para nuestra gente. Queremos que todos los cartageneros y visitantes lleguen y se contagien en un lugar lleno de magia y de ese calor humano de nuestro departamento (...) Este proyecto fue formulado, pensado y contratado en el gobierno de Juan Carlos Gossaín y nuestro reto fue darle continuidad”, manifestó Turbay.
Los trabajos de restauración, así como el equipamiento mobiliario, corresponden a la segunda fase del proyecto de recuperación del palacio de La Proclamación. La primera fue la liberación de la edificación y los estudios de diseño y consultoría.
Los fondos con los que se hizo el proyecto son de escala nacional, del Departamento Nacional de Planeación (DNP), y las gestiones las hizo la Gobernación de Bolívar. La interventoría está a cargo del Consorcio Intercabildo y el contratista es la Unión Temporal Palacio Cartagena.
La modernización del palacio, desde que se concibió entre los años 2013 y 2014 y empezó en marcha en junio de 2016, se basó en tener un impacto positivo sobre dos millones de habitantes del departamento, sumado el generado en visitantes de otras ciudades y del extranjero.
El contrato tuvo un valor inicial de $32.577.914.948 y se le hizo una adición de recursos por $6.730.905.235, quedando en $39.308.820.183.
Esta obra respeta el carácter patrimonial e histórico de la edificación, que aprobó el Ministerio de Cultura, y siguió los cánones y pautas establecidas por este ente nacional.
Este es un proyecto autosostenible que operará de la siguiente manera: habrá espacios destinados para la promoción de las muestras culturales, pero al mismo tiempo locales que se alquilarán o concesionarán (por definirse la figura legal) para que generen ingresos.
Además, algunos salones eventualmente se alquilarán al público en general y servirán como apoyo a universidades, festivales y otros eventos.
El palacio de La Proclamación tiene tres locales comerciales en el primer piso, una espacio para una tienda que venderá elementos alegóricos a la cultura de Bolívar y dos restaurantes, uno que podrá extender su servicio hacia el portal de la plaza de La Proclamación, y otro en el cuarto piso con un mirador hacia los puntos más bellos de la ciudad.
Para los constructores fue un desafío recuperar el emblemático palacio, ya que encontraron muchísimas divisiones falsas y mezzanines (entresuelos) que por décadas recargaron y debilitaron las estructuras, puesto que cada gobernador que pasaba hacía ciertas intervenciones y “mejoras”.
La movilidad compleja que es característica del Centro Histórico, la logística para la entrada de grúas y demás estructuras, al igual que la relación con la comunidad fueron algunas de las dificultades de la obra.
Además, durante estos dos años y medio hubo horarios restringidos por actividades del Centro y se tuvo que desmontar y reubicar una subestación eléctrica que soportaba este sector.
Tendrá el primer nivel de un auditorio, con 240 sillas; el tradicional salón Amarillo, el despacho del gobernador y unas galerías con exposiciones de arte.
Asimismo varios salones, aulas para exposición de talleres, una zona administrativa, baterías de baños y zona de camerinos del auditorio.
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