Cartagena


El turismo al que le apuestan en Barú y Bocachica

GISELLA LÓPEZ ALVEAR

09 de julio de 2017 12:00 AM

Dar a conocer que Barú tiene otras opciones ecoturísticas además del tradicional turismo de playa por el que es reconocido, o que Bocachica sigue conservando atributos naturales que en su momento le permitieron ser una de las zonas insulares más apetecidas por los visitantes, es el propósito que comparten ambas poblaciones y por el que están destinando esfuerzos para desarrollar propuestas sostenibles, con los recursos obtenidos como compensación, a través de los procesos de consulta previa de los que son objeto por hacer parte de las áreas de influencia en las que se desarrollan diversos proyectos industriales.

Para el caso de Barú, se están desarrollando varias iniciativas que hacen parte de un macroproyecto de ecoturismo y revitalización de tradiciones ancestrales, mientras que en Bocachica le apuntan a fortalecer la formación de los prestadores de servicios turísticos para garantizar la continuidad de esa actividad que ha mermado en la isla.

SENDERISMO ETNOHISTÓRICO
Wilman Gómez, miembro del consejo comunitario de Barú, dice que el cementerio de este corregimiento es uno de los sitios que más definen la historia de esa población. “A través de él se puede contar quién es el pueblo barulero, quiénes somos nosotros. El cementerio muestra parte de nuestra historia y de quienes fueron nuestros primeros pobladores”.

El líder social destaca al camposanto como referente histórico en la población por lo que se considera importante su preservación y restauración, labores que ya se iniciaron. De esta forma, sería uno de los puntos de interés que integrarían el recorrido de senderismo etnohistórico previsto en el marco del macroproyecto ecoturístico.

“El objetivo con el senderismo es que los visitantes conozcan los aspectos tradicionales de población, como el cementerio o la iglesia. Es un recorrido que también contempla el acompañamiento de guías nativos de Barú para que el turista visite las viviendas tradicionales que aún conservamos, que son en madera, y conozca la historia de cada una de ellas; que pruebe nuestros productos gastronómicos típicos y conozca las artesanías y productos de carpintería que aquí se fabrican”, detalló.
Para identificar los puntos destacados que harían parte de este recorrido, en Barú se instaló señalización en lugares como la Casa de la Cultura, la Ciénaga de Mano Pelao, el caño El Ahorro, la Playa de los Muertos y la zona del puerto. La señalización se fabricó atendiendo patrones ancestrales de diseño.

Otras actividades que integran el macroproyecto son planes de reciclaje y también otro recorrido, pero esta vez liderado por pescadores nativos que mostrarán lo que saben sobre la zona coralina, los litorales y el bosque seco y de manglar de Barú, y asimismo servirán de guías para el avistamiento de peces y aves.

“El turismo aquí no necesariamente es exclusivo de mar y playa. La idea es que a Barú no llegue un turismo desordenado, ni que pase lo mismo que en Playa Blanca. Preferimos que llegue menos gente, pero que la calidad del servicio y la conservación se mantengan. Esto lo desarrollamos con la participación de la comunidad en general, porque es la manera en que los procesos pueden apropiarse de manera efectiva”, explicó Wilman Gómez.

EDUCAR PARA EL TURISMO

“El turismo ha bajado mucho. Bocachica no es nada ahora comparada con lo que era antes, era mejor que Islas del Rosario y Playa Blanca, tenía más turismo que Bocagrande. También era un sitio reconocido porque se vendía loza y porcelana. Sin embargo, el turismo quedó en manos de los menos educados, no se sabía tratar al turista y eso alejó poco a poco a los visitantes, esa fue la ruina del turismo aquí”.

Anderson Contreras, el representante legal de Bocachica, identifica claramente ese “talón de Aquiles” de su población. Es por eso, que el fortalecimiento turístico se estableció en la isla como una prioridad para el uso de los recursos que han recibido. De esta manera, se creó la Asociación de Prestadores de Servicios Turísticos (Apresertur), a la cual ya se le construyó una sede. “Es una asociación local para la reactivación del turismo, soñamos que Bocachica sea lo que un día fue. A través de ella ya se ha realizado un diseño de turismo ecológico para llevar a cabo, además de ofrecer capacitación para los guías”, precisó Contreras.

Otras acciones que se ejecutan en Bocachica con los recursos obtenidos por consulta previa es la iluminación eléctrica para una de las entradas de la isla y el desarrollo de un proyecto de piscicultura, debido a las dificultades que ha generado para los pescadores y su oficio la contaminación en la bahía de Cartagena.

Los proyectos desarrollados en Barú y Bocachica para generar valor de sus territorios y conservar sus tradiciones ancestrales, se suman a otros que también se están realizando en Ararca,  Caño de Loro, Pasacaballos y Santa Ana, en alianza con la Sociedad Portuaria El Cayao (SPEC), que opera la terminal de regasificación de gas natural licuado en Barú.

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