Aguas estancadas, barro, maleza y riesgo vehicular. Esas, según algunos residentes de la carrera 63 del barrio 13 de Junio, son las principales afectaciones que han sufrido desde que se reconstruyó el puente que los une con Las Gaviotas, inaugurado en diciembre del 2019.
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En esa calle, la primera después del puente en sentido hacia el 13 de Junio y contigua a la transversal 69 A, los vecinos afirman no vivir tranquilos debido a los perjuicios que ahora tienen, especialmente porque la obra no incluyó una bocacalle, necesaria en este tipo de proyectos para que las aguas lluvias tengan un mejor flujo.
“No hay un desagüe que conduzca el agua hacia el canal Ricaurte, no hicieron la bocacalle y actualmente permanecemos con aguas estancadas en ese inicio de vía. El barro se riega, los carros no pueden pasar, es angustiante vivir así, además se forma una mosquitera grande”, sostuvo una moradora que pidió reserva de su identidad.
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La denunciante también reprochó el aumento de árboles en un amplio tramo de esa esquina, debido a que obstaculizan la visual hacia la carretera principal y podrían ser causantes de un accidente vehicular en cualquier momento.
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“Esos ni siquiera son árboles, más bien parecen maleza, no queremos que haya un choque entre un vecino que vaya saliendo de la calle y alguien que venga por la transversal. Aparte esos palos se han convertido en guarida de consumidores de droga que se esconden allí a fumar o a hacer necesidades fisiológicas”, añadió la mujer.
Los moradores pidieron la presencia de la Alcaldía de la Localidad 2 en la zona para que los ayude a resolver sus problemáticas.
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