Un niño no ha quedado aplastado ahí, porque Dios existe. Tienen que hacer algo, o podría ocurrir una tragedia”. La advertencia es de uno de los vecinos de Olaya, cuya casa colinda con el cementerio distrital que está en el barrio.
Lo dice por el mal estado en que están muchas de las paredes que rodean el campo santo, algunas de las cuales tienen gritas, están bajas y a punto de derrumbarse.
Lo que más preocupa a los vecinos es que una de estas paredes pega con una cancha deportiva y un parque infantil.
“Estas paredes representan un peligro inminente para los niños que a diario juegan en estos espacios”, acota otro vecino.
El mayor miedo es que una de estas paredes de desplome y lesione a algún menor. “Los niños son niños y no miden el peligro. Cada vez que están jugando y el balón se les va para el cementerio, se vuelan por esas paredes para buscarlo”, explica una vecina, agregando que también hay inseguridad en la zona.
Vecinos dicen que están cansados de pedirle al Distrito una solución, pero siguen a la espera. Luz Dary Moreno, miembro de la Junta de Acción Comunal del sector, contó lo siguiente: “yo he pasado cartas al Distrito pidiendo citas y nada, envié una en febrero y ahora en abril pasé la ultima, y nunca me han respondido nada. Hablé con la directora del Instituto de Recreación y Deporte -IDER-, para ver si por medio de esta entidad lográbamos una solución, debido a que la cancha queda pegada a esta pared, pero tampoco hubo solución. Ella me informó que no tenían presupuesto para el mantenimiento de este espacio deportivo”.
Habitantes del sector afirman que las paredes tienen más de cincuenta años, por lo que estas se han deteriorado mucho. Así mismo, contaron que hace unos días, con el paso de uno de los carros de basura, parte de una de las paredes se fue al suelo.
Bernardo De Arco Maza, vecino, explicó “estas paredes y una poza séptica estaban en un contrato de realización de nuevos nichos y bóvedas que se hicieron en diciembre, pero la pared nunca la hicieron. En diciembre, el ingeniero visitó y revisó las paredes de lado y lado, trajeron la arena y china, pero nos quedamos esperando. Hicieron las bóvedas, pero la pared nada. Queremos saber por qué no hicieron la pared si estaba en el presupuesto”.
La comunidad indicó que la acción del Distrito de colocar un alambre de seguridad para evitar que se pasen por la pared, no soluciona el problema. Este fue cortado y los niños siguen cruzándose cada que el balón cae en el cementerio. Los vecinos explicaron que, como la pared está baja, se ha vuelto un foco de inseguridad para quienes visitan las tumbas de sus parientes, pues se han visto varios casos de robos en los que los delincuentes escapan rápidamente volándose las paredes.
Por esto, piden al Distrito una pronta solución. También quieren que el escenario deportivo que está junto al cementerio sea intervenido, pues es el único espacio de esparcimiento que tienen los niños y jóvenes en este sector. El Universal intentó contactar a la oficina de Apoyo Logístico distrital, ente encargado de este locación, pero no fue posible.
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