Cartagena


¿En qué trabajan los venezolanos en Cartagena?

HYLENNE GUZMÁN ANAYA

12 de febrero de 2018 07:00 AM

En un  banquillo en la esquina de Villas de la Candelaria, con una bermuda de jean y un suéter, está Edixon Ocampo, se levanta y atiende a un cliente. “Chamo, aquí tienes el celular”, le dice con ese acento que ya se reconoce en la ciudad como si fuera propio. Vende fritos, dulces y minutos de noche, mientras que de día pasea las calles vendiendo jugos; pero no siempre se dedicó a esto, es ingeniero industrial y tiene una especialización en Recursos Humanos y Logística en Perforación Petrolera. De esa profesión casi nada ha sabido desde que se vino de su amada Venezuela tras el cierre de la empresa donde laboraba por falta de dinero para pagarle a sus empleados.

Los días siguen pasando para Edixon, ya tiene dos años en Cartagena, donde trabaja diariamente para el arriendo y la comida de su esposa y su hijo de 11 meses de nacido. Desde su puesto de trabajo escucha las ofertas de empleo o arriendo que comentan los compatriotas que llegan a veces hasta esa esquina.

El trabajo lo consiguió con su ingenio, incluso las papas las aprendió a hacer aquí porque los clientes las pedían, sin embargo no descarta encontrar un empleo formal en su profesión; para Edixon es importante que más venezolanos se reúnan para apoyarse social y laboralmente, hasta el momento han logrado reunirse cerca de 20 personas.

Cómo ha vivido

A las 2 de la madrugada del 28 de septiembre del 2016, Edixon empacó sus pertenencias junto a su esposa, los ahorros que tenía también los guardó  y tomó un bus desde Ciudad Ojeda hasta Maracaibo y luego otro con destino a Cartagena. No conocía a nadie, tampoco tenía familiares en La Heroica, solo quería probar una mejor suerte. “Le vi la barriga a mi esposa, tenía seis meses, no tomaba vitaminas ni tenía lo necesario para comer así que pensaba en un mejor futuro para el bebé”, relató Edixon mientras atendía a dos personas que llegaron a pedirle minutos.

Arribó a la Terminal de Transporte, luego de preguntarle a un conductor del bus dónde se podía quedar. Pagó en un hotel cercano, pero al día siguiente buscó una habitación para usar con lo último de sus ahorros. “Uno está como turista aquí porque para todo hay que pagar, aquí me cobran 400 mil pesos de arriendo con servicios, con lo que me queda de lo que gano, compro para la comida y lo que necesita el bebé. El tiempo es oro y si no se trabaja, no se come”, dijo con una sonrisa en el rostro añadiendo que no le gusta que estigmaticen de delincuentes a sus hermanos de patria porque todos deberían estar legales en un país donde les están brindando todas las garantías.

La esposa de Edixon dio a luz en la clínica Maternidad Rafael Calvo, le pusieron las vacunas en el CAP de El Pozón y todos los gastos del niño fueron asumidos por el Dadis, entidad que en días pasados anunció que durante el 2017 realizó cinco veces más autorizaciones de atención médica a venezolanos que en el 2016, con un costo adicional de 1.200 millones de pesos con respecto al año anterior.

Los empleos más solicitados

Al otro lado de la ciudad trabaja José Chirinos en un carrito de comidas rápidas en Getsemaní, llegó hace poco a la ciudad y vive con su hermano, quien lleva dos años aquí y se desempeña como bartender en un bar de El Centro. José era funcionario público en Venezuela, allá trabajaba como policía pero con el sueldo mínimo no le alcanzaba ni para un mercado que alimentara a su hija de 5 años y a su esposa. “De lo que me gano guardo, trato de ahorrar lo más posible y le envío 200 mil pesos a mi familia en Venezuela, lo que representa como 14 millones de bolívares y aún así mi esposa me dice que a veces no le alcanza. Un kilo de arroz está costando 210 mil bolívares, el de carne 380 mil y el de pastas 280 mil”, explicó José, quien piensa traerse a su familia el próximo mes.

La ventaja de estos hermanos es que tienen nacionalidad colombiana porque su mamá es de aquí, ambos trabajan de noche y cuando terminan se transportan en bus para ahorrar más dinero.

De un lugar a otro

Duais Cárdenas es solo uno de los más de 50 bailarines venezolanos que están por los distintos semáforos de la ciudad, se enamoró de una cartagenera y vive con ella en San José de los Campanos. Bajo el sol caliente, con guantes en la mano, sudadera y suéter, hace piruetas en lo que tarda en cambiar el semáforo de rojo a verde cada día, a veces le va bien y a veces no consigue mucho dinero porque el tránsito está pesado o el semáforo demora un minuto o menos. Es técnico en contabilidad, pese a las múltiples hojas de vida que ha presentado, en ninguna empresa lo han contratado por lo que sigue usando el arte como sustento. A veces llegan sus compañeros, con los que alguna vez viajó por otras ciudades en competencias de baile, pero no puede acompañarlos a otros sectores porque le quedaría complicado regresar a casa. “No he podido conseguir trabajo estable, he ido varias veces a mi país pero me devuelvo porque está cada vez peor”. Duais cree que este año entrarán muchos más venezolanos que en años anteriores.

Buscan entrar a la formalidad

La Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) en Bolívar realizó un sondeo el año pasado para identificar la vinculación de mano de obra venezolana en la ciudad, dando como resultado que, en el último trimestre, a un 70 % de los empresarios encuestados algún ciudadano venezolano le pidió trabajo. De estos comerciantes, el 43 % contrató al menos a una persona.

El sondeo de Fenalco también destacó que el 53 % de los empresarios considera que las competencias de los trabajadores venezolanos son mayores frente a los colombianos, el 47 % restante, considera que son iguales las competencias. Mónica Fadul, directora ejecutiva de Fenalco Bolívar, infirió que los venezolanos están compitiendo por el empleo formal en el territorio y que para ello tienen como carta de presentación sus altas competencias.

La encuesta de Fenalco indicó que los oficios más comunes en Cartagena para estos ciudadanos son: meseros, cocineros, cajeros, ventas de mostrador, servicios generales y belleza.

La totalidad de los empresarios solo contratan a venezolanos siempre y cuando tengan el permiso de trabajo. El 41 % de los empresarios prefiere la vinculación por medio de contrato fijo, seguido por contrato indefinido el 29 %; el 12 % contrato por obra labor y ocasional de trabajo, y en un mínimo porcentaje, el 6 %  de prestación de servicio.

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