“La comunidad ya sabe que vienen todos esos huracanes. Ya tienen miedo”. Con esas palabras, Sonia Mena Palacio, presidenta de la JAC de Olaya Herrera sector 11 de Noviembre, manifestó a El Universal el sentir de las más de 300 familias que en noviembre de 2020 resultaron damnificadas por el paso de la tormenta tropical Iota. Lea aquí: En el 11 de Noviembre claman por más ayudas
“Le agradezco al Distrito que en ese momento nos haya ayudado a evacuar a las familias a las 10 de la noche, ¿pero después qué? Regresó la gente con una cajita de mercado a comenzar de cero, a sacar el lodo y a ver que perdió todo”, afirmó Mena.
Recordó que “tenemos un problema grave: dos canales dentro de la comunidad. El de la carrera 54 y con el vecino Ricaurte compartimos el otro canal. El año pasado, cuando llegó el invierno, se desbordaron esos canales, se inundaron las casas, casi un mes duraron esas familias fuera de sus viviendas. Algunas perdieron colchones, otras neveras, abanicos, porque el agua subió a mitad de pared, y nadie nos ayudó a recuperar lo perdido”.
Al temor de inundarse, tener que volver a abandonar sus casas y perderlo todo en cualquier momento, porque este 1 de junio se inició la temporada de ciclones tropicales, se suma que su principal albergue de damnificados, la casa comunal, está en riesgo inminente de colapso. Lea también: Con fuerte sensación térmica se inició la temporada de ciclones tropicales
José Polo Rodríguez, delegado de la JAC, afirmó que “durante Iota albergamos entre 60 y 70 familias, pero estas instalaciones están deterioradas porque en el 2011 se construyó la segunda planta, con el fin de hacer una sala virtual para capacitaciones, y Edurbe la dejó inconclusa”.
Precisó que “inicialmente se deterioraron las tres columnas laterales porque les colocaron mucho peso a la sede y, como no terminaron la obra, se está filtrando el agua. La mayoría de las columnas están deterioradas y tanto los ingenieros de obras públicas como de la oficina de atención de desastres y de la misma Contraloría han dicho que el riesgo es inminente, que esto de un momento a otro se puede caer”.
El líder comunal advirtió que “corremos el riesgo que la casa comunal se caiga estando habitada por damnificados. Tenemos documentos donde consta que a todos los alcaldes los hemos oficiado y dicen que sí intervendrán, pero nadie nos ha cumplido. Con el gobierno de William Dau, Participación quedó en hacer la obra en 2020 y a la fecha no han avanzado en la contratación ni en actualizar presupuestos”.
La presidenta de la JAC agregó que “el riesgo ahora que vienen tantos huracanes es una preocupación muy grande para nosotros como líderes, porque no tenemos cómo ayudar a la comunidad. Le pido al Distrito que mire más el sector, nos sentimos muy abandonados. No solamente es una cajita de comida y una colchoneta lo que necesita esa gente que lo pierde todo. Necesitamos reubicación temporal y más atención”.
En sectores de invasión
Isla de Belén en Fredonia y Bendición de Dios en Nuevo Paraíso también se sienten en alto riesgo apenas comienzan a caer las lluvias.
“La inundación es lo que más nos afecta. Somos más de 300 casas en riesgo porque gente que no tenía casa invadió, se metió con tablas, cartones, plásticos; con tal de tener una vivienda construyeron en zona de alto riesgo”, dijo Karen Paola Rodríguez Moreno, líder social del sector Isla de Belén.
Reconoció que desde los Combas (Comités Barriales de Emergencia) de Gestión del Riesgo “nos dan charlas de prevención, pero eso no es suficiente”.
Rodríguez añadió que funcionarios del Distrito “se acercan es a sacar a las personas en el momento de la emergencia, a llevarlas a albergues, antes no”.
Ancy Pitalúa Lozano, gestora social del sector Bendición de Dios, reconoció que “el riesgo es la inundación y el problema es por ser invasión. Toda la población que está en la parte de atrás de la ciénaga de La Virgen es afectada por el desbordamiento del canal Calicanto cuando llueve muy fuerte”.
Señaló que “soy la coordinadora del Combas y a través de Gestión del Riesgo nos han asesorado en cómo mitigar el riesgo de inundaciones y contaminación ambiental, pero necesitamos apoyo en diferentes áreas”.
“En la psicosocial -precisó Pitalúa- porque cuando hubo la inundación por la tormenta Iota tuvimos que llevar a más de 25 familias al albergue temporal y la afectación emocional es bastante dura. En vivienda, hemos solicitado la entrega de zinc, pero debemos estar legalizados para ellos poder hacer la entrega. Es uno de los compromisos. Solicitamos al Distrito que nos hagan una visita y vea nuestras condiciones de vida”.
Consultada por El Universal, la Oficina Asesora para la Gestión del Riesgo de Desastres (Oagrd) descartó la posibilidad de una reubicación temporal antes de la emergencia.
“La Ley 1523 de 2012 nos nombra a todos los ciudadanos como agentes activos en la gestión del riesgo y uno de los principios que se debe dar para el cumplimiento de la misma es que el ciudadano identifique cuándo está en riesgo y tome las mejores decisiones para salvaguardarse”, señaló la Oagrd.
Aseguró que “no hay en ninguna parte de Colombia un programa de reubicación temporal antes de una emergencia. La Oficina entra a actuar cuando hay una emergencia, como la que se presentó en Iota, montando un albergue. Este año ya tenemos identificados los escenarios que podrán usarse como albergues temporales, en caso de que viviendas en zonas de la ciudad queden en condiciones de inhabitabilidad. Esperemos que no suceda”.
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