Como una semilla en el corazón se sembró el amor en Shantall Salazar Carmona. Una niña que con apenas 7 años sintió la necesidad de ayudar a otros niños que padecen enfermedades como el cáncer, ¿y cómo lo hizo? Donando su cabello. (Lea también: El mundo se detiene, pero el cáncer no).
Todo empezó cuando uno de sus familiares falleció de esta enfermedad. Su mamá, Cindy Carmona, experimentó el duro esfuerzo que se requiere para suplir las necesidades de un paciente terminal. Al tiempo, le enseñó a su hija que, de esa manera, podía ganarse el cielo: dando amor y nada más que amor.
“Cuando murió nuestro pariente sentimos la necesidad de trasladarnos hasta la Casa del Niño y apoyar a quienes necesitaban de nuestra ayuda. Estando allá, una enfermera le preguntó a Shantall que si quería donar su cabello, pero en ese momento la niña no entendió”, dijo Cindy.
“¿Y qué es donar”, fue la pregunta que le hizo la menor a su mamá. Así que, con una contundente pedagogía en casa, su madre le explicó: “Donar es igual de valioso que desprenderse del cabello para dárselo a otro niño que no tiene, algo que sucede en quienes se someten a tratamientos para combatir el cáncer, son tratamientos muy fuertes”, le aclaró.
Y lo cortó
Estamos hablando de una cabellera sana y abundante que Shantall no dejaba de presumir en fotos y a dondequiera que iba. Al pasar los días, la menor le dijo a su mamá: “donaré mi cabello”, y así lo hizo, precisamente ayer cuando se dirigió a la organización benéfica Funvivir, donde realizarán una peluca para dársela a un niño o una niña que haya atravesado por el proceso de quimioterapia.
“Como pedagoga y mamá, le dije que no estaba obligada a cortar su pelo porque sí. Que esa era una decisión personal. A conciencia. Ella jamás estuvo obligada a donar su cabello”, aclaró.
Al ver la actitud de su hija, lo primero que a Cindy se le vino a la cabeza fue: “Como mamá hice un buen trabajo”, y añadió que le encantaría que otros niños se animaran a hacer lo mismo que hizo Shantall, con tal de regalarles una sonrisa a quienes sufren después de la quimioterapia.
La pequeña Shantall considera que si pudo desprenderse de su cabello, podrá sobrepasar mil cosas más, porque para ella “el cabello crece, pero el amor de dar sin nada a cambio es eterno”.
Con esta iniciativa, tanto Shantall como su mamá quieren motivar a otras personas a cambiar vidas. Tanto así que en clases virtuales, Shantall les explicó a sus compañeros y profesora que esa fue la mejor decisión que pudo tomar para alegrarle la vida a otro niño o niña con cáncer, y que ellos también podían hacer lo mismo.
Luego de sensibilizarse con este importante tema, Cindy procurará hablar con otros padres de familia para apoyar la causa, pues son ellos quienes también le han colaborado con donaciones de insumos como alimentos saludables y accesorios religiosos para llevarles a los pacientes de la Casa del Niño.
En octubre, Cindy y su hija Shantall organizarán una actividad recreacional para que los menores que están internados en el centro asistencial disfruten de una jornada llena de globos, sonrisas y muchos detalles más.
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