Durante un recorrido por el barrio Manga, nos dio la impresión de que había menos pelícanos en la bahía interna.
De tal modo, para no quedar en suposiciones, le preguntamos a varios residentes de esta isla si les parecía que la cantidad de esas aves había disminuido o no. La mayoría estuvo de acuerdo en que ya no se ven como antes.
Durante nuestro diálogo también notamos que los cartageneros confunden a los pelícanos con los alcatraces. Creen que son la misma especie. Y bueno, solo para aclarar: los pelícanos son muchos más grandes y el tamaño de su pico es descomunal comparado con el de un alcatraz, que es un ave mucho más pequeña.
Consultamos con el ambientalista Rafael Vergara sobre este tema, y explicó que en caso de estar dándose una disminución de estas aves en dichos sectores, un de las causas podría que se experimenta una disminución del banco de peces.
“Recordemos que ellos comen en la bahía. Así que tal vez migraron como consecuencia del incremento en el tránsito de botes y barcos”, dice Vergara.
Agrega que al igual que el ser humano, los animales necesitan un lugar donde estar cuando no se encuentran en el agua. Ésta podría ser la segunda razón: la gran cantidad de edificios no les permite asentarse.
“Para el caso de Bocagrande y Castillo, los pelícanos no tienen dónde estar, parar o asentarse. Uno los ve volando entre los edificios. Es algo impresionante”.
De modo que una de las posibles hipótesis es que hayan migrado a zonas menos cimentadas y con mayor vegetación.
“Las aves, del mismo modo que los seres humanos, están asociados a la vegetación, con la diferencia de que ellos no viven en el cemento y nosotros sí. La única forma en que veas a un pájaro en una casa es que esté preso en una jaula. Si abres la jaula, lo primero que hará es volar hacia a un árbol”.
Donde sí se siguen viendo muchos pelícanos es en la Laguna San Lázaro, que es una zona de manglares, y en la Ciénaga Las Quintas (Mercado de Bazurto), donde la gente tiende a arrojarles comida.
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