Hoy encienden el árbol de vitrales en el Museo Naval

“El ataque del 38 frente de las Farc contra el área general de Piñuna Negro (Putumayo) ocurrió el lunes 14 de febrero de 2011 a las 7:45 de la mañana”, relata como si acabara de ocurrir Sair David Zarur, un joven de la Infantería de Marina del Ejército víctima de un ataque con cilindros explosivos contra él y sus 11 compañeros, a quien aún lo perturban las pesadillas de ese episodio en el que perdió a dos de sus compañeros.
Sair, a sus 26 años, sufrió pérdida ocular derecha, perforación timpánica en ambos oídos y recibió esquirlas en las piernas. Pero, agradece a Dios porque en comparación con muchos otros miembros de la Fuerza Pública, él no está tan afectado, pues por lo menos “estoy relativamente completo”.
Todavía no ha superado el episodio. Aún se despierta sobresaltado en medio de las explosiones y con la angustia de sus compañeros perdidos, pero el trabajo que realiza con el grupo de artes y oficios de la Armada Nacional lo ayuda a despejar la mente, alivia sus traumas y le permite no pensar tanto en ello y, lo más importante, hacer planes, tener claro un proyecto de vida y soñar en la construcción de un futuro mejor.
Mientras se recupera, asiste a las terapias, a las citas con los doctores y espera la decisión definitiva de la junta médica sobre su salud, estudia “Investigación judicial” (Criminalística) y desde hace tres meses entró al taller en el que participan también miembros de la Infantería y de la Policía. En este proyecto, en el que construyeron un árbol de Navidad, intervienen 29  hombres afectados por el conflicto armado de las tres fuerzas y es sólo una de las actividades que realiza el programa de la Armada Nacional “Escuela de artes y oficios para heridos en combate” de esta última institución.
En la construcción del árbol “Fraternavidad” participaron 10 hombres heridos en combate de la Armada, nueve del Ejército y nueve de la Policía, todos bajo la conducción del maestro Luis Carlos Bonells, retirado de la Armada quien les ha enseñado el arte del vitral, al que está dedicado desde hace 30 años.
El artista destaca cómo el primer día de clases llegan silenciosos, ensimismados y al finalizar la clase ya los jóvenes discapacitados han cambiado de actitud: empiezan a hablar y surge entre ellos lazos de camaradería, creatividad y la alegría.
“Es maravilloso el entusiasmo y la alegría con que se entregan al trabajo, pero lo más importante para ellos es que recuperan su autoestima y seguridad. Se dan cuenta que pueden ser útiles y emprender una actividad para sostener a sus familias”.
El arte les permite, agrega, aflorar esa sensibilidad que un hecho extremo perturbó y a través del arte logran expresarse y superar. “Estoy convencido que toda persona tiene talento y aquí logramos que se expresen”, dice Bonells.

El árbol
El árbol es el fruto de un proyecto de vida que se organizó para capacitarlos en otros artes que les sane el alma y les pemita soñar con un nuevo futuro.
La estructura en acero es para significar el tesón y la fortaleza de los héroes de la patria heridos en combate y se construyó en el astillero Cotecmar.
Tiene 14 metros de alto, pesa 2,2 toneladas y los adornos navideños fueron fabricados en vitrales elaborados por un grupo de 29 miembros de las Fuerzas Armadas bajo la dirección del maestro Bonells.
Se compone de 10 módulos y cada uno tiene ocho ramas que conforman el follaje de las cuales se desprenden los 100 vitrales multicolores que tienen las diversas figuras alusivas a la Navidad.
Más que un árbol se sembró el proyecto “Escuela de artes y oficios para combatientes heridos en combate”.
Por eso, el maestro espera que ese depurado arte, representado en el árbol, mueva a los dirigentes y a muchas otras personas y entidades de la ciudad que lo vean, valoren y apoyen moral y económicamente el proyecto de la Armada.
La meta del proyecto, además de los vitrales, es complementarlo y enseñarles también artes plásticas y diseño gráfico. “Se busca capacitarlos para que enfrenten una vida nueva con un oficio que puedan desempeñar con dignidad y que les permita sostener a sus familias.
“El vitral es la magia de la luz y el color que me transporta al efecto dinámico que se produce con la luz natural y en la noche se invierte totalmente el efecto, desde la calle se aprecian, pero desde adentro no.
“Los vitrales transmiten la alegría de la época y evidencian el entusiasmo de estos hombres en su elaboración”.
El árbol ya está instalado afuera del Museo Naval del Caribe de Cartagena y lo encienden hoy a partir de las 6:30 de la tarde con la realización de la primera novena de Navidad.
Esta iniciativa hace parte del Taller de Artes y Oficios para discapacitados liderado por la Armada Nacional, cuya finalidad es la rehabilitación de los oficiales, suboficiales e infantes de Marina heridos en combate durante su servicio a la patria, como una manera de integrarlos nuevamente a la sociedad como personas productivas.
El sostenimiento y coordinación de la iniciativa la lidera la dirección de Bienestar Social de la Armada Nacional, cuyo director es el capitán de navío, David Yunda Martínez, en convenio con la Acción Social Naval y la colaboración de las direcciones de Bienestar del Ejército Nacional, la Fuerza Aérea Colombiana, la Policía Nacional, con el apoyo de Cotecmar, la Base Naval ARC Bolívar y la empresa privada.
A Sair, al igual que a sus 29 compañeros, hacer vitrales no solo les permitió adquirir conocimientos que posibilitarán sus aspiraciones de independizarse y darle oportunidades laborales a otras personas sino, lo más importante, que les despeja la mente, les devuelve las ilusiones y les ayuda a superar los traumas y discapacidades que les dejó el conflicto armado.


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Fotos Aroldo Mestre – El Universal


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