Los niños se regocijan con Funvivir y la obra de Cristina Spath

A Cristina Spath Cavalier, directora de la Fundación Ayúdame a Vivir (Funvivir), por estos días le embarga una sensación de satisfacción y plenitud.
Lo que tres años atrás deseaba, hoy es un sueño cumplido: los niños enfermos de cáncer, pacientes de Funvivir, tienen casa propia.
Cuenta Cristina que este proyecto fue anhelado por todos los que están vinculados a la Fundación. Un destacado número de personas logró que este hogar estuviera tan bien dotado como lo está ahora.
El médico Jaime Trucco, Rosita Bequio de Martelo, Hilda Barros Angulo y los voluntarios que guardan su nombre y sacan a relucir las ganas de ayudar, celebran hoy el resultado de mucho tiempo de esfuerzos y dedicación.
“Desde que empecé en la Fundación nos pusimos la meta de tener una casa hogar propia con comodidades para todos los niños y adaptarla para lo que necesitaran. El año anterior gracias a Dios recibimos donación de muchas personas para comprarla y este año con la ayuda de muchos más pudimos construirla como queríamos”, explica Cristina.
“Tal como la imaginábamos, es un lugar seguro, confortable y cómodo para todos, tanto niños como padres. Queremos que ellos se sientan bien en esta casa, que les guste venir y la disfruten”, agregó.
En estas instalaciones a las madres de los pequeños internos se les enseñan manualidades, de manera que aprovechan el tiempo mientras acompañan a sus hijos.
LA SEDE
Es una casa con múltiples comodidades: suficientes abanicos, más de quince dormitorios, juguetes por montones, espacios para la tranquilidad, el entretenimiento y la diversión; una terraza y un patio para el descanso, un comedor para compartir y muchas otras cosas.
Se adquirió en $160 millones en el barrio Zaragocilla, y se le invirtieron $60 millones más en remodelación. El diseño estuvo a cargo del arquitecto Javier López.
Fue diseñada con espacios precisos y confortables pensados para los niños.
En esta casa hogar reposan los pacientes que están en quimioterapia. Ahí tienen alimentación, espacios de recreación, momentos de fe, amor y paz.
En este momento hay en esta sede unos 20 niños, quienes mientras sobrellevan su enfermedad, disfrutan del bienestar que Funvivir les brinda a través de su labor servicial.
Cristina Spath se ha dedicado por completo a la Fundación en los dos últimos años. Antes su tiempo lo alternaba con su profesión de nutricionista, pero definitivamente su pasión es por estos niños.
Ella llega todos los días a esta casa, convertida ya también en su hogar, y comparte con estos niños que con solo un beso y un abrazo le agradecen a Cristina todo lo que hace por ellos.