“Los sueños sí se pueden alcanzar”

Hay personas que se excusan en la falta de oportunidades y hay otras que deciden y luchan  incansablemente para que algunas de esas pocas sean para sí. En este segundo grupo se encuentra Ángel Ávila, un joven de 32 años, que salió del barrio Olaya Herrera sin un peso para transporte, sin embargo, su tenacidad y sacrificio lo llevaron a cruzar las fronteras internacionales y realizar un máster en España donde reside actualmente y desde donde sueña volver a Cartagena para lograr su sueño: tener su bar en la ciudad.
“Era un colombiano con bajos recursos, pero con muchos sueños como la mayoría, mi día a día era muy difícil porque si no estas formado las oportunidades en Colombia son esquivas”, afirmó el joven.
Ángel Ávila se ganaba la vida pintando casas y haciendo trabajos en yeso. Para esos días un amigo le sugirió participar de una convocatoria para hacer un curso en el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena). Esta proposición abriría el camino para una serie de metas y oportunidades que poco a poco le fueron cambiando la vida.
Aunque su interés se inclinaba por la cocina, no encontró cupo para ingresar a un curso de estos y debió ingresar  a uno de mesa y bar, “fue una experiencia bonita, pero dura. Estudié en el Sena en el 2002, en ese momento ya había tenido mi primer hijo y no tenía recursos para movilizarme hasta allá, así que llegaba desde mi casa en Olaya Herrera hasta el Sena en bicicleta y debía hacer 4 recorridos, llegaba a las 7 a.m. a clases, regresaba a la casa a las 12 p.m. para almorzar, luego salía a la 1 p.m. nuevamente para el Sena y cuando acababan las clases volvía nuevamente para la casa”, contó el joven, quien debió realizar este recorrido diariamente, durante un año.

La coctelería
Al terminar el curso de mesa y bar realizó las prácticas en el Hotel Sofitel Santa Clara, sin embargo luego lo ofrecieron un trabajo y terminó quedándose durante 6 años,  “ahí comenzaron a crecer en mí las ganas de ser coctelero”, subrayó.
Para entonces el Sena abrió una convocatoria para trabajar en España y fue seleccionado, allá trabajó en un bar y luego en una cadena hotelera. De igual forma, estando allá, conoció de una convocatoria para realizar un curso de Máster en bares  “por inquietud en este tema me metí y lo saqué hace 2 años, era un curso muy bueno con los mejores profesores de la ciudad con gente muy reconocida en España”, aseguró.
Ávila afirma sentirse agradecido con el Sena por haberle dado ese impulso extra: “Siempre he sido una persona emprendedora y lo que hago trato de sacarlo adelante, pero la información y la formación son claves para formarse como profesional y como persona”, advirtió.
Las metas de Ángel Ávila son hoy más grandes y ambiciosas que las de hace algunos años: “La vida me ha cambiado muchísimo, antes tenía un sueño de tener una casa, tener para subsistir y darle una educación superior de la que yo tuve a mis hijos, pero ahora mis sueños son otros. El perfil ha subido un poco con respecto a esto porque vi que los sueños sí se pueden alcanzar. Creo que en uno o dos años estaré montando mi propio bar en Cartagena”, reveló.
Soy una persona muy agradecida, “agradezco al Sena por la manera y el momento en que me dio los conocimientos, por eso cada vez que vengo intento pasar por ahí para transmitir mis nuevos conocimientos con las personas que están estudiando aquí”.
Fue eso precisamente lo que Ángel Ávila llegó a hacer al Sena, a transmitir sus conocimientos y experiencias tanto con los actuales aprendices del Sena como con los profesores, a asegurarles y a demostrarles que los “sueños sí se pueden lograr”.

Su vida
Ángel Ávila nació en San Bernardo del Viento, Córdoba, es huérfano de padre desde los 13 años, sin  embargo, afirma que su madre supo sacarlos a él y a sus otros 3 hermanos adelante.
Tiene dos hijos de un primer matrimonio y actualmente espera otro con una mujer que conoció en España.
Viene a Colombia una vez al año (cuando le dan vacaciones y tiene la posibilidad de viajar). Afirma que no deja de venir principalmente para ver a sus hijos y a su familia que aún viven acá, sin embargo, reconoce que “también lo hago por mí porque me sirve este ambiente para retroalimentar mis sueños, para saber de dónde soy y para dónde voy, siempre regreso a Cartagena y en un futuro pienso radicarme aquí definitivamente”, concluyó.