“Desde la cárcel nos llamaban sus compañeros, nos decían que hiciéramos algo porque se estaba muriendo y allá adentro no lo ayudaban como se merecía. Eso nos tenía muy angustiados, por eso empezamos a gestionar y a mover contactos para que a mi hijo lo atendieran”. De esa forma inició el relato de la señora Liovis Ayarza sobre las complicaciones que su hijo de 21 años tuvo en la Cárcel de Ternera, donde está recluido desde hace 17 meses.
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Sobre el por qué llegó a ese lugar, la mujer explicó que hace cuatro años, bajo efectos del alcohol, el joven le arrebató el bolso a una mujer que inmediatamente fue recuperado por la Policía, pero por ser menor de edad no lo enviaron a prisión y al cumplir la mayoría de edad siguió el proceso bajo detención domiciliaria. Sin embargo, el muchacho no respetó la medida y salió a la calle, siendo detenido dos años después por las autoridades y ahí sí enviado a la cárcel. Desde entonces, permanece en el patio 3, donde cumplió más de un año y medio mientras se resuelve su situación judicial.
Pero el drama para la familia comenzó hace un par de meses, cuando les informaron que su pariente había dado positivo para COVID-19, y a raíz de ello había entrado en depresión, con cuadros de esquizofrenia. “Los otros reclusos nos decían que mi hijo estaba muy mal, que no quería comer, que estaba desnutrido y que no hablaba con nadie. Yo acudí a la Defensoría del Pueblo y fue así que lo llevaron a un médico. Yo ese día lo vi, no me decía nada, solo temblaba, se veía en menos de 50 kilos, su mirada estaba perdida, fue muy doloroso para mí verlo en ese estado”, añadió la progenitora.
Según ella, gracias a que ella ha estado pendiente y mostrándose atenta a su salud, es que a su hijo le han prestado más atención y ha mostrado un poco de mejoría en su estado. Sin embargo, lo que ella pide es que su caso sea revisado y resuelto lo más rápido posible, pues él no mató, no hirió a nadie ni cometió ningún delito grave.
Este medio se comunicó con el Inpec y con la dirección de la cárcel para conocer el estado del interno, pero no hubo contestación al respecto.
Recientemente se conoció que de los 564 casos positivos de COVID-19 al interior del penal, solo 119 seguían con el virus, lo que significó una reducción de más del 60 por ciento de los contagiados. En cuanto al personal de seguridad, de los nueve infectados solo quedaban tres.
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