La misión del grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Policía Metropolitana de Cartagena es garantizar que se cumplan los derechos de los niños, niñas y adolescentes, y para cumplir con esta tarea casi que a diario se enfrentan a situaciones complejas, que incluso tocan las fibras más sensibles de cada integrante.
En los 11 años que tiene como patrullera del grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de la Mecar, Heidy Jaramillo Vega asegura que son varios los sucesos que han marcado su carrera, fetos abortados, pequeños abandonados en las calles, menores maltratados, son solo un ejemplo de ellos, sin embargo, el rapto de una recién nacida el pasado domingo 23 de agosto en inmediaciones del Castillo San Felipe, quedará en su memoria por el resto de sus días.
Este hecho que dejó perplejo al grupo de policías, pues se trataba de un caso poco común, se conoció a primeras horas de la mañana, tras ser denunciado por los padres de la menor en el CAI de Santa Rita, quienes desesperados buscaron ayuda de las autoridades para dar con el paradero de su pequeña de solo 20 días de nacida e hizo que de inmediato comenzaran la búsqueda de la menor, pues sabían que cada minuto era vital para cumplir el objetivo.
Con el apoyo del grupo del Gaula de Bolívar y la Sijín, más de 20 agentes hicieron labores de inteligencia que en pocas horas arrojaron la ubicación de la pequeña, en el corregimiento de Rotinet, al sur del Atlántico, y alistaron todo para traerla de vuelta con sus familiares.
Patrullas, equipos de bioseguridad, boletas de capturas, todo estaba listo, pero, y ¿quién se encargaría de la menor?, ¿en qué condiciones estaría?, se necesitaba alguien del equipo que pudiera brindarle el calor de madre, o al menos algo semejante mientras la traían de vuelta con la suya, fue así como entonces la patrullera Jaramillo, quien desde hace cinco meses trabaja desde casa, terminó convirtiéndose en una de las heroínas de esta historia.
No había pasado medio día cuando una llamada entró al celular de la patrullera Jaramillo, era el teniente Andrés Castro, jefe del grupo de Protección a la Infancia y Adolescencia de Mecar, quien le informó la situación y ella sin pensarlo, se sumó a la misión de rescate. (Lea aquí: En el Atlántico fue rescatada bebé raptada en Cartagena)
Luego de varios meses en casa haciendo teletrabajo, la patrullera de 35 años sintió que en ese momento su instinto de madre y su vocación de servirle a la comunidad la hicieron alistarse y salir de casa sin importar incluso la pandemia.
“En este momento me encuentro en teletrabajo ya que tengo una bebé que apenas va a tener 6 meses, cuando recibí la llamada tuve un sentimiento muy emotivo, ya que soy madre y me puse a pensar en las condiciones en las que estaba esa pequeña al estar separada de su progenitora, y me pareció muy emocionante porque iba a dar mi granito de arena para el bienestar de esa bebé, así que me alisté de inmediato, en el término de la distancia ya yo estaba disponible”.
En el momento la pandemia no se me pasó por la mente, ni cohibirme. Uno antes de la profesión es humano, yo solo pensaba en esa bebé al ser separada de su progenitora, el desespero que debía sentir”.
Así fue, Heidy en compañía de varios de sus compañeros viajó hasta el lugar donde fue hallada la pequeña y desde el momento que la tuvo en sus brazos la protegió, hasta el punto de que para calmar su llanto la amamantó con el mismo amor como si se tratara de su pequeña de 6 meses.
“Fue un trayecto que se llevó tiempo, en el traslado nos dedicamos a cuidar a la bebé, noté que la bebé estaba muy desesperada por el alimento, seguro llevaba varias horas sin comer y es una niña muy pequeña, mi instinto de madre sabía que solo la leche materna podía calmar sus ansias, fue en ese momento cuando seguí mi instinto de amamantar a la bebé. Llevo 11 años en esta profesión tan bonita para restablecer los derechos a los niños, niñas y adolescentes, y es la primera vez que le doy de amamantar a una bebé”, asegura con emoción Heidy.
Gracias a la valentía y solidaridad de esta patrullera, la pequeña pudo retornar a su familia sin sufrir ningún tipo de afectación en el camino y por supuesto su experiencia, que seguramente no será la última de su cerrera, se convirtió en ejemplo para todos.
“De muy pequeña tenía la vocación de ser policía, me gusta mucho servir a la comunidad y ese fue el motivo perfecto para entrar a la institución. Entre todas las experiencias, todas me han marcado, porque las situaciones de vulneración de derechos nos marcan de una forma u otra, y este sin duda será uno de los momentos de muchos que marcaron mi carrera”.
Tras entregar a la menor a su familia y asegurarse que estuviese a salvo, Heidy, quien es madre de dos niñas, asegura que dio gracias a Dios por hacer posible ese momento y envió un mensaje a los padres de familia para que no descuiden a los pequeños y por el contrario les brinden todo el amor y el acompañamiento que necesitan.
“Fue muy grato volver a casa y que mi familia sintió con orgullo este momento y por lo que hago día a día. A las madres les digo que cuiden a sus hijos, no permitan que hablen con extraños, ni que se confíen, que si les van a regalar algo, no permitan que se lleven a los niños, pero sobre todo que los amen incondicionalmente”.
De acuerdo con las autoridades, la madre de la menor dijo que una mujer, de contextura gruesa, se ganó su confianza ofreciéndole comida y ayuda para la manutención de la niña de 20 días de nacida.
Lo que explicó la mujer a las autoridades fue que se citaron el sábado y les brindó comida, concretando una nueva cita para el domingo, donde les entregaría ropa y juguetes para la infante. Esto ocurrió en inmediaciones de la rotonda del Pie del Cerro, cerca del Castillo San Felipe.
La desconocida convenció a la madre de entregarle a la menor mientras se desplazaban a una vivienda donde recibiría las ayudas. Mientras la madre subió a una mototaxi, la desconocida tomó otra moto y huyó.
El teniente Andrés Castro asegura que para dar con el paradero de la menor raptada fue clave la revisión cámaras de seguridad de la zona y la ayuda de la ciudadanía.
“En la mañana nos enteramos del caso, nos dirigimos al CAI Santa Rita, alertamos al grupo Gaula de Bolívar para verificar la información, efectivamente encontramos videos de cámaras del sector, iniciamos verificación de cámara, cuadra tras cuadra por donde iba la moto, nos brindaron información valiosa para dar con el paradero de la mujer que se encontraba en Atlántico, y mientras pensábamos en la planeación del servicio, en cómo podíamos encontrar el estado de la bebé, fue necesario hacer el llamado a la patrullera Heidy, la cual se encuentra lactando y fue dirigida hacia el lugar. En el momento que nos desplazábamos a Cartagena, la bebé empieza a llorar y la patrullera en su instinto maternal la amamantó y cuidó de ella. Todo el operativo fue muy rápido y con amor, y hoy tenemos la satisfacción de que la niña está con sus padres nuevamente”.
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