En años recientes, las bicicletas en Cartagena se han convertido en un medio de transporte cada vez más popular, al punto de que, según Jader Pérez Guzmán, presidente de la Asociación Mesa de la Bicicleta (AMB) en Cartagena, se calcula que hay alrededor de 3.000 ciclistas que transitan todos los días en la ciudad, particularmente en la zona suroriente, entre los estratos 1 y 2.
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A través de campañas organizadas por AMB y los clubes de ciclistas del Distrito, los ciudadanos comenzaron a darse cuenta que andar en bicicleta era una forma más limpia de transportarse, y en ocasiones también más rápida en comparación con las motocicletas y los carros.
“En bicicleta se llega mucho más rápido desde el Pie de La Popa hasta la bomba del Amparo que por otros medios. Solo te demoras unos 15 o 20 minutos, independientemente de si es hora pico o no”, explica Pérez Guzmán.
Pero a dos o tres años de haberse popularizado este tipo de vehículo, está claro que Cartagena todavía no está preparada para integrarlo a su plan de ciudad. Desde infracciones cometidas por ciclistas, hasta la falta de ciclorrutas, Cartagena requiere de más regulación e inversiones para evitar que la creciente población de ciclistas genere traumatismos en la ciudad.
Es común ver a ciclistas que andan por las calles de Cartagena sin protección, irrespetando semáforos o manejando en contravía. Según el coordinador de la oficina de Educación del Departamento Administrativo de Tránsito y Transportes (DATT), Patricio Arnedo, muchas personas creen erróneamente que por trasladarse en un vehículo que los expone más, la gente va a tener más respeto con ellos.
Les recuerda a los ciclistas que la carrocería más importante de su vehículo es el cuerpo humano y que, en caso de accidente, son ellos, no su medio de transporte, quienes absorben todo el impacto.
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Uno de los fenómenos de aparición reciente que han llevado a los ciclistas a quebrantar las normas de tránsito es el de los servicios de entregas a domicilio. A los trabajadores de estas empresas se les paga por pedido entregado, siempre que sea dentro un límite de tiempo establecido. Esto los lleva en muchas ocasiones, según Arnedo, a olvidar la seguridad vial por acortar el camino.
El departamento de estadísticas del DATT reporta que, en lo corrido del 2019, van 36 accidentes con bicicletas y se han aplicado 10 comparendos. En el 2018 ocurrieron 87 accidentes y se registraron 36 comparendos. Patricio Arnedo recomienda a los ciclistas tener paciencia a la hora de movilizarse, a informarse sobre las normas de tránsito y asistir a las capacitaciones del DATT.
Reconoce también que en varias ocasiones las autoridades no han ejercido los controles suficientes y que se requiere algo más de mano dura para regular la situación.
Si bien es cierto que los ciclistas cometen infracciones, también es verdad que el Distrito no ha implementado medidas y espacios suficientes para que ellos se desplacen sin preocupaciones por la ciudad. La Ley 1811 de 2016 estableció un marco jurídico bajo el cual atender y promover los intereses de esta población, pero Cartagena escasamente lo ha aprovechado.
Para Jader Pérez, en la ciudad todavía no hay espacios suficientes para las bicicletas y la nueva ley no ha sido asimilada por los políticos. Es cierto que hay ciclorrutas en lugares como Bocagrande, el paseo peatonal del Puente Heredia y Crespo, pero estos son tramos muy pequeños y dispersos, imposibles de
comparar con los de ciudades como Bogotá.
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La Asociación Mesa de la Bicicleta y César Pión, vicepresidente del Concejo, presentaron el Plan Maestro para el Uso de la Bicicleta el 30 de marzo, un proyecto de construcción de ciclorrutas, cuya terminación estaría proyectada para el año 2030. Según Pérez, el documento sigue sin haber generado mayor discusión o acogida a la fecha. El Universal intentó comunicarse con el concejal para pedir su opinión al respecto, pero no fue posible.
El Plan de Ordenamiento Territorial (POT) contemplaba la construcción de un sistema de ciclorrutas a lo largo de las tres localidades de la ciudad entre el 2001 y el 2011. En el 2017, Transcaribe trató de integrar bicicletas a su sistema a través de la adquisición de 100 de estos vehículos para aquellos usuarios que desearan transportarse hasta las estaciones. Ninguno de estos proyectos llegó a concretarse.
Las bicicletas están regidas por el Código de Tránsito, como cualquier otro vehículo. Lo referente a ellas se encuentra en el Título III, Capítulo V de la Ley 769 de 2002.
Aparte de establecer regulaciones, como el casco y respetar las normas que aplican para carros, también habla sobre la distancia que debe haber entre las bicicletas y la acera (no mayor de un metro), las horas a las que se debe usar chalecos reflectores (entre 6 p. m. y 6 a. m.), y lo que deben hacer los ciclistas que viajan en grupo (ir en fila, uno detrás del otro), entre otras medidas, como ir siempre junto a la acera del carril derecho.
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