Tras seis meses sin ingresos, los empresarios y nativos que viven del turismo en la zona insular de Cartagena tomaron con desagrado la continuación de las restricciones en las islas y playas.
Cuando todos se alistaban para la reapertura, salió este martes el Decreto Distrital 1057 del 15 de septiembre del 2020, que mantiene la prohibición del servicio hotelero y desembarque de cualquier nave con fines turísticos, recreativos y culturales en estos paradisíacos lugares, por lo que las voces de rechazo no se hicieron esperar.
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Los habitantes de los corregimientos de la Isla de Barú, más los que habitan las poblaciones de la isla de Tierrabomba, le solicitaron al Distrito que reconsidere su decisión, pues así como se prevé en el decreto, la reactivación económica en estos parajes solo se daría en noviembre.
Margarita Coneo, representante legal del Consejo Comunitario de Punta Arena, población de unos 1.200 habitantes dentro de Tierrabomba, sostuvo que la situación financiera en su comunidad es insostenible. “No tenemos forma de seguir subsistiendo porque no hay ingresos. La gente tiene hambre, quiere volver a trabajar. En días pasados nos crearon una expectativa con la reapertura, pero al ver el decreto el impacto fue grande porque ya estamos listos para funcionar”, dijo Coneo, agregando que en Punta Arena hay 23 restaurantes de nativos y un par de hoteles que ansían su reapertura.
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“Ya nos hemos reunido, recibido capacitaciones, nos han dicho que contamos con las garantías para operar, pero nada ha servido para reactivar la economía y ya no podemos seguir esperando”, finalizó la lideresa.
La Alcaldía ha sostenido que las islas son sectores de baja afectación, donde el COVID-19 no ha llegado, por lo que las restricciones buscan seguir por esa senda y mantener a los nativos protegidos, principalmente porque la red hospitalaria en estas comunidades es deficiente.
Sin embargo, a raíz de las quejas y peticiones, el secretario del Interior, David Múnera, aclaró que se inició un trabajo de campo en hoteles y demás establecimientos de comercio en estas poblaciones para, de manera responsable, expedir un nuevo decreto con el plan piloto que permita la tan ansiada reactivación.
“Estamos trabajando, como lo hemos hecho con todas las actividades económicas, de manera paulatina y lenta, y hoy estamos haciendo estos estudios técnicos para que próximamente se expidan los actos administrativos que permitan que estas actividades se puedan realizar”, señaló el funcionario.
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Pero, ¿hay fecha tentativa? ¿Cuándo se inicia el plan piloto? Son preguntas que siguen rondando en la mente de nativos y empresarios, pues en las explicaciones de la Alcaldía, según ellos, no hay nada concreto.
El gerente de un hotel en Tierrabomba que pidió reserva de su identidad, insatisfecho con las respuestas, argumentó que: “Tuvieron seis meses para hacer las cosas. El gremio estuvo en la Alcaldía insistiendo en el reinicio de las actividades una vez se aplanara la curva, pero no valoraron nuestras intenciones. Por eso los empresarios son otros, el ritmo es otro. Las empresas no van al ritmo de la administración pública porque puede pasar mucho tiempo en lograrse un objetivo. Hoy es para que ya todo estuviera listo”, expresó el gerente, añadiendo que el 80 por ciento de sus trabajadores son habitantes de la isla.
Por último, y aunque no quisieron sonar desafiantes, los lugareños advirtieron que en caso de no haber una pronta solución se tomarían las vías de hecho para mostrar su inconformismo, y una de sus acciones sería bloquear el canal de Bocachica que da acceso a la bahía de Cartagena.
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