La vida para Pedro Pablo Espinosa ha sido muy complicada y angustiosa. Este cartagenero, de 41 años, padece de diabetes mellitus que lo agobia desde hace seis años, y además sufre de algunos problemas psiquiátricos. Como si fuera poco, se encuentra solo y abandonado.
Nació, se crió y vive en el barrio Canapote. Su condición de autista no lo hace un individuo agresivo, todo lo contrario, es muy amistoso y carismático.
Por eso y gracias a su buen comportamiento, Pedro Pablo cuenta con algunos “ángeles” que son sus vecinos, quienes a falta de parientes han asumido la responsabilidad de su alimentación, higiene, seguridad y protección.
Este humilde hombre vive solo hace 24 años desde que fallecieron su madre, padre y abuela, quienes velaban por él y lo atendían. Ya no cuenta con una de sus piernas y la otra está próxima a ser amputada. Tampoco goza de algún tipo de apoyo por parte del Distrito, por eso la comunidad pide a las personas de buen corazón, a las autoridades y a la empresa privada, para que le brinden la ayuda que él necesita.
Carmen Ramírez, vecina y quien ha asumido en mayor medida el cuidado de Pedro, afirmó a El Universal que la Secretaría de Participación conoció su caso el año anterior, pero al parecer los funcionarios aseguraron que no lo podían incluir en ninguno de los programas sociales del Distrito, ya que él tiene casa propia y no es una persona drogadicta, ni anciana.
Ramírez contó que Coosalud es la Entidad Prestadora de Salud (EPS) que atiende a Espinosa y que “ellos han realizado una gran labor curativa y de atención de urgencias, sin embargo, hace falta la parte preventiva”.
La vecina agregó que Pedro no cuenta con una persona que lo ayude con sus controles, tampoco con alguien que le reclame las medicinas o le ayude con cualquier otra diligencia.
En esta pandemia, por ejemplo, los vecinos lo llevaron hasta el Hospital Bocagrande donde permaneció tres meses hospitalizado, con el fin de evitar complicaciones de salud relacionadas con el COVID-19. De igual forma, la gente a su alrededor sigue aportando su granito de arena para que las condiciones de vida de este hombre sean buenas.
“Hemos adelantado jornadas de limpieza con algunos muchachos del barrio que conocen y se han apropiado de la situación. Gracias a ellos se gestionaron recursos para las curaciones de una de las piernas amputadas, unas muletas, un caminador y una silla de ruedas, lo que en cierta medida le ha ayudado. A pesar de ello, Pedro necesita de un proceso de rehabilitación que le permita recuperar su movilidad y mejorar su salud”, manifestó Kenny Ortega, uno de los voluntarios.
Actualmente, Pedro Pablo presenta constantes dolores en sus extremidades e insiste en la necesidad de un proceso de rehabilitación y una prótesis. También requiere con urgencia el suministro de ácido sulfúrico.
Pese al apoyo que le brinda su comunidad, el estado de este hombre es lamentable, su calidad de vida es precaria, la estructura de su vivienda está casi en ruinas y además no cuenta con acceso a servicios públicos. También, debido a la falta de limpieza constante, son múltiples los roedores con los que debe convivir.
Los vecinos finalizaron diciendo que representantes de la Alcaldía estuvieron el año pasado visitando a Pedro Espinosa, prometieron ayuda para mejorar las condiciones de su casa, ayudarlo con alimentación, la rehabilitación y las medicinas, pero es la hora y no han vuelto a aparecer.
Según los vecinos, lo mejor para Pedro es encontrar un hogar de paso donde pueda ser atendido, tener una alimentación adecuada, controles con sus medicinas y una rehabilitación pertinente. Incluso, si es posible, piden que se permute o hipoteque la casa que le pertenece por herencia de sus padres, y que esta sea ofrecida y aceptada como forma de pago.
Si usted desea ayudar a Pedro, puede comunicarse con su vecina Carmen Ramírez al teléfono fijo 6666645 o con Kenny Ortega al 313 5487685.
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