Una fuerte humareda que se extendió por más de una hora y que al parecer salía de una chimenea del cementerio Jardines de Cartagena, generó inconformidades entre los residentes de Alameda La Victoria y conjuntos residenciales cercanos, quienes se quejaron por los olores fuertes en el ambiente.
A través de videos e imágenes que muchos moradores compartieron y que se hicieron virales en redes sociales, la ciudad conoció el drama que se vive actualmente en estos vecindarios, pues supuestamente todo obedecería a cremaciones de cuerpos que están realizando en ese lugar, y que han aumentado con motivo del COVID-19.
Cabe recordar que por directrices del Gobierno Nacional, toda persona que fallece por este virus debe ser cremada y no enterrada.
“Eso no es algo nuevo, es una situación que viene pasando desde hace muchos años, lo que sucede es que anteriormente las hacían solo en las noches. Pero a raíz de la pandemia del coronavirus comenzaron a hacer las cremaciones de día y en más cantidades. Ayer (domingo) fue un día desastroso para nuestro barrio, el olor fue muy desagradable, era como madera quemada, con residuos. Ese olor penetró en las viviendas y la gente no lo podía aguantar”, aseguró a El Universal el señor Carlos Puello, presidente de la Junta de Acción Comunal de Alameda La Victoria.
El dirigente cívico agregó que otras comunidades vecinas como Portales de San Fernando, Villas de La Victoria, Torres de La Victoria, El Socorro, San Fernando y demás sectores, vivieron momentos de angustia con la humareda.
Los residentes indicaron que le han transmitido sus quejas al Dadis, a la secretaría del Interior, a la Inspección de Policía de la zona, pero hasta la fecha todos sus reproches han sido en vano, pues la situación no ha cambiado.
“Esa humareda del domingo no fue un ratico, fue mucho tiempo, y eso es algo que ha pasado desde que pusieron ese horno crematorio ahí. Ahora se está sintiendo más el impacto por la cantidad de cuerpos, pero ese problema lo tenemos hace rato, y eso es algo que no debería pasar porque alrededor hay zonas residenciales”, añadió Jhon Flórez, habitante de Alameda.
Desde la urbanización Santa Mónica también elevaron su voz de rechazo a la actividad en el camposanto. El presidente de la JAC, Carmelo Jiménez, expresó que: “Hemos colocado tutelas, derechos de petición, y nada ha resultado. Lo único que hicieron fue levantar más los tubos, pero eso da igual porque la altura siguió siendo insuficiente, además las brisas riegan todos esos olores.”
Los afectados consideran que la única solución es trasladar el lugar de las cremaciones hasta otro punto de la ciudad donde no afecten la tranquilidad de sus vecinos. “Que se lleven ese horno para otra parte que no sea cercana a alguna zona residencial”, puntualizó Carlos Puello.
Según la resolución 1447 de 2009, por la cual se reglamenta la prestación de los servicios de cementerios, inhumación, exhumación y cremación de cadáveres, el Ministerio de Protección Social resolvió, en el título V, artículo 39, las normas generales para la cremación. En ella, se establece que:
- Utilizar los hornos crematorios de cadáveres únicamente para reducir a cenizas, cadáveres, restos humanos y óseos.
- La cremación de un cadáver debe efectuarse después de las veinticuatro (24) horas del deceso de la persona, salvo cuando por orden de autoridad competente deba efectuarse antes o después de dicho tiempo.
- Sólo podrá cremarse el cadáver de una persona, cuya muerte sea objeto de investigación y se encuentre plenamente identificado, cuando exista previamente una autorización escrita del funcionario que esté encargado de la respectiva investigación, o de la autoridad competente para ello.
- Los hornos crematorios podrán ubicarse fuera de los cementerios, siempre dando cumplimiento a lo estipulado en los respectivos POT distritales o municipales y a las normas ambientales vigentes.
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