Wilfrido Romero*, lleva tres años trabajando como bartender en una discoteca del Centro histórico y siempre se le ha dificultado encontrar un transporte para volver a casa en el barrio Los Ángeles cuando termina su jornada, a las 2:30 de la madrugada los días de semana o hasta las 3 a.m si es un fin de semana.
Fidel Acuña, cocinero en un restaurante de Bocagrande, sale de su trabajo a medianoche, con pocas alternativas para transportarse hasta su hogar en Amberes.
Fidel y Wilfrido no tienen otra opción que recurrir a opciones costosas, como el colectivo o taxi, o algunas busetas que haciendo el “rebusque” sobrepasan el límite de sus horarios.
“Antes por lo menos teníamos los microbuses y hasta las tres de la mañana uno los encontraba en la India y no tenía que gastar mucho, pero ahora solo tenemos los colectivos y una que otra vez una buseta”, refiere Romero.
Por su parte Acuña asegura que por la falta de transporte prefirió buscar un taxi que les hace una “ruta” a varios compañeros.
“A la hora que salimos del restaurante es muy difícil encontrar transporte, entonces contratamos un taxi fijo que nos hace la carrera, no deja de ser costoso, pero es la única opción”.
En una ciudad turística como Cartagena, son varios los cartageneros que laboran entre la noche y la madrugada y tienen dificultad para movilizarse.
Ramón Torres, experto en movilidad dice que se trata de una necesidad insatisfecha de una parte de la población. “Actualmente el TPC trabaja hasta las 10, aunque a veces trabajan continuo, mientras que el Transcaribe tiene la ruta troncal hasta las 11, lamentablemente en algunos sectores específicos se mueve la actividad hasta altas horas de la noche como es el Centro, Bocagrande por ser zonas turísticas y un sector como la bomba del Amparo, con gente que trabaja en esas zonas y que ganan salarios bajos y se les convierte en un problema económico salir a esa hora. Por eso, los colectivos siguen operando porque como hay una demanda insatisfecha comienzan a operar a determinadas horas sin control”, indica Torres.
Pero ¿cómo solucionar este problema?, algunos concuerdan en extender el horario del transporte público masivo o colectivo para suplir esa carencia.
Pero, ¿realmente es viable extender el servicio?. El antecedente más cercano fue la puesta en marcha de un piloto de ruta extendida de Transcaribe, con un horario de 10:30 pm y otro de 11 pm, en sentido Centro-Bocagrande, con una tarifa de 3 mil pesos.
Se trató de un primer intento de suplir o probar qué tan efectivo resultaba suplir esa necesidad de la población. Antes de poner en marcha la ruta, Transcaribe realizó una encuesta que arrojó que 141 personas estarían dispuestas a pagar entre 500 pesos más para usar el servicio.
El piloto, del 20 de noviembre hasta el 17 de diciembre de 2017, no obtuvo los resultados deseados pues solo 14 personas usaron el servicio y se esperaba que al menos unas 70 personas lo hicieran. Esto fue insostenible y la alternativa fue descartada.
Para Torres, más que una decisión o voluntad del Distrito, ampliar el horario del servicio de transporte público colectivo o masivo depende de la rentabilidad que le genere al sistema o de lo contrario no tiene sentido.
“El distrito o Transcaribe deben tener estadísticas de soporte, lo primero que tendrían que hacer es adelantar un estudio de oferta-demanda, para esas necesidades que presumiblemente están insatisfechas en esas zonas específicas , porque hay mucha gente que labora en horas nocturnas en esas zonas, en el resto de la ciudad no aplicaría eso, y la decisión que se tome tiene que ser rentable para los operarios”, explica Torres. Agrega también que de no cumplir con la demanda, ocurrirá indiscutiblemente lo qué pasó con el primer piloto de Transcaribe.
“Transcaribe trabaja con oferta y demanda, si no hay suficiente demanda, no pueden hacer una oferta porque estarían trabajando a pérdida y desafortunadamente el esquema que se maneja en el país es un esquema en donde el transporte debe generar una rentabilidad”.
Pero eso no es todo, dice Torres que otro factor que se debe tener en cuenta es la inseguridad, la cual podría ser un efecto colateral de la ampliación de los horarios.
“Hay que tener en cuenta que una decisión de estas implicaría efectos sobre todo de inseguridad, cuando el transporte se meten algunos barrios en horas avanzadas se vuelve un problema de seguridad”, refiere.
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