El 28 de abril del 2017, un día después del desplome del edificio Portales de Blas de Lezo II, en Medicina Legal estaban varios familiares de los obreros. Algunos ya sabían que sus seres queridos habían fallecido y que sus cuerpos estaban en uno de los cuartos fríos de la morgue, mientras que otros apenas iban a ver si el nombre de su ser querido aparecía en la lista.
Este último fue el caso de Dolimar Aycardi, quien con sus siete meses de embarazo llegó con la esperanza de hallar con vida a su esposo, Elvis Barroso Pitalúa, pero una hora después sus esperanzas se vinieron abajo, cuando le dijeron que el cadáver de Elvis acaba de ingresar.
“Yo tenía la esperanza de que no estuviera ahí, pero ya lo habíamos buscado en las clínicas como NN porque no tenía la cédula con él. Así ingresó a Medicina Legal y cuando yo estaba ahí fue que su cadáver ingresó. Su cuerpo fue uno de los últimos en ser encontrado debajo de los escombros”, dijo esta mujer, oriunda de Venezuela, de donde se vino, con su compañero sentimental, buscando una mejor vida.
Al confirmar la triste noticia, Dolimar sintió temor, pero después recordó a sus dos hijos, el mayor que en esa época tenía un año y a la bebé que tenía en su vientre, quien ahora tiene un año y medio.
“Yo no podía creer que Elvis había muerto. Sentí que todo dentro de mí se destrozó, pero sabía que tenía que sacar fuerzas por mis hijos y seguir adelante, por eso decidí vivir con su recuerdo, pero pensando solo en el bienestar de mis hijos, quienes son lo más importante ahora”, indicó.
Los primeros meses recibió mucha ayuda de su familia, tanto que su madre se vino de Venezuela para acompañarla y aún vive con ella en uno de los sectores de El Pozón. Además, recibió mercados que el alcalde de entonces, Manolo Duque, le dio a todas las familias de las víctimas.
“También me ayudaron con 200 mil pesos mensuales de junio a agosto, eso nos lo dieron a todos cuando nos reunían para contarnos cómo iba el proceso y qué iban a hacer, pero ya después dejaron de eso y cada uno cogió por su lado. Yo por ejemplo me dediqué a luchar por mi familia”, comentó, mientras la voz se le quebraba al recordar aquella tragedia, donde perdió al padre de sus hijos.
Tres años tiene el hijo mayor de este mujer, quien cada vez que ve una foto de su padre, ya sea en la cédula venezolana que aún conserva Dolimar o en otro lado, dice “ese es mi papá” o “¿dónde está mi papá?”.
“Cuando él se pone a decir eso, yo solo le digo que está en el cielo y ya, no entro en detalles de explicarle por qué ni nada de eso, porque creo que aún es muy pequeño. Mi hija, la menor, tampoco sabe qué pasó, me imagino que cuando estén más grandes les contaré, por ahora trato de no pensar mucho en ese episodio, ya que cada vez que pienso en Elvis, me pongo triste”, añadió.
A Elvis Barroso lo encontraron en medio de los escombros en la mañana del viernes, 28 de abril. Estaba sin identificar porque no tenía ningún documento que lo identificara.
Según narró Dolimar en su momento, tenían dos años de haberse venido a vivir a Cartagena y después de un mes sin tener un trabajo, un vecino, Cleber Bello, le dijo a Elvis que fuera a trabajar a la construcción, donde estaban necesitando personal. “Él comenzó a trabajar, tenía pocos días y ocurrió esto. Cleber salió ileso”, recordó la mujer.
El cadáver de Barroso fue trasladado hasta su natal Venezuela, donde le dieron sepultura.
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