Taller audiovisual para jóvenes en riesgo

Con un taller de realización audiovisual se pretende que los jóvenes en riesgo del sector La Puntilla, en el barrio Olaya Herrera, se encaminen hacia una mejor opción de vida.
La iniciativa la lleva a cabo el realizador cartagenero Andrés Lozano Pineda, quien dijo estar motivado por la actual agudización de la problemática del pandillismo en Cartagena.
Esta misma experiencia fue llevada a cabo por Lozano Pineda en 2008 en la localidad de Dosquebradas (Risaralda), la cual fue apoyada por la alcaldía de ese municipio y dirigida a jóvenes del barrio Los Guamos, sector deprimido que sufre flagelos como el sicariato y  el pandillismo.  
Lo anterior dio como resultado  un cortometraje titulado “La Gorra”, que fue exitoso en el mercado de la piratería, y a su vez permitió que muchos de los jóvenes participantes de esta experiencia tomaran rumbos positivos.
Con la ayuda del docente y gestor cultural, Orlando González; y la líder comunitaria de La Puntilla, Bety Ospino, se  reunió a un grupo de jóvenes entre los 13 y 19 años,  de  La puntilla, El Progreso y El Campamento, pertenecientes a Olaya Herrera.
Estos jóvenes han sido víctimas de disputas territoriales mediante el pandillismo  y actualmente reciben el Taller de Realización Audiovisual,  en el que aprenderán elaboración de guiones, manejo de equipos de grabación, actuación y todo lo necesario para hacer ellos su película.
“Gracias al empuje de la señora Bety Ospino, estos jóvenes se reúnen y, de manera pacífica, aprenden una actividad que busca invertir sanamente su tiempo libre y los aleja de actividades perjudiciales”, afirmó Andrés Lozano.
Para que se sepa
Orlando González comentó que “mediante los cortometrajes que salgan del taller, ellos podrán mostrar las problemáticas ambientales y sociales a las que se ven expuestos a diario, para que, en vez de estar halando cada uno por su lado, se unan mediante el audiovisual y denuncien aquello que no les permite tener una vida tranquila a todos los moradores de esta zona de la ciudad”. 
Lozano y González agregaron que iniciativas como ésta son bien recibidas por las comunidades que han sido abandonadas por organismos estatales y no estatales.
“La nuestra es una iniciativa independiente. No recibimos ningún sueldo por esto. Solo tenemos una preocupación genuina por el nivel de vida de una juventud que ha sido abandonada y que está en riesgo social inminente. No hay patrocinio de ninguna empresa, pero si gracias a esta noticia existe alguna entidad que se quiera vincular para darle algo a estos jóvenes, será bien recibida”, afirmó Lozano.
En las diversas  historias que los jóvenes han escrito para el guión de las futuras películas que se grabarán durante el taller, se pueden entrever la violencia a la que se ven expuestos, las continuas luchas por la territorialidad, las guerras a piedras y las formas de consecución de dinero fácil. 
“Lo que se pretende es que los chicos reflejen esa realidad, para que, viéndola plasmada en pantalla grande, reflexionen y se den cuenta de lo inútil y cruel que resulta una violencia que no lleva a nada. Pero, por otro lado serán historias esperanzadoras, que, a pesar de mostrar la parte dura, tienen finales optimistas, que muestran que es posible una convivencia mejor”, añadieron los líderes.
Material para festivales
Asimismo advirtieron que otra de las firmes intenciones del taller es que las películas resultantes no se que queden guardadas, sino que sean llevadas a muestras y festivales de cine y video dentro y fuera del país.
También  se establecerán convenios con canales regionales para permitir que sean vistas en televisión.
“Precisamente, uno de los grandes éxitos del taller que hicimos en Dosquebradas fue que gracias a la inmensa comercialización que tuvo La Gorra, los muchachos se animaron y eso aumentó su autoestima. El que los conocieran y que fueran populares por  motivos completamente distintos a los de generar violencia y mal ambiente en sus barrios, el convertirse en personajes de admiración, los animó a ver la vida de otro modo,  en el sentido de que  podían llamar la atención de la sociedad con cosas positivas, y que se les podía apreciar por estos hechos”, relató Lozano.
Los integrantes del curso tendrán completa libertad en la creación de sus películas, así como también en la distribución de las mismas y podrán venderlas en la ciudad y a nivel nacional.
De este modo no solamente estarían aprendiendo un oficio útil, sino que podrán recibir una retribución económica.