Cartagena


“Tenemos que salir a buscar la comida, a pedir porque hay necesidad”

Aunque la Alcaldía ha repartido ayudas, cientos de cartageneros tienen que escoger entre pasar hambre o arriesgarse a contagiarse de coronavirus.

ANGIE GOEZ AHUMEDO

30 de mayo de 2020 04:16 PM

En medio de la cuarentena ¿cuántas veces se ha levantado usted pensando con qué plata va a comprar alimentos para su familia?, ¿cuántas comidas ha dejado de consumir por falta de recursos?, ¿cuántas veces ha tenido que debatir entre el hambre o el riesgo de contagiarse? Si su respuesta es ninguna, siéntase afortunado, hace parte del grupo de ciudadanos que puede hacer el aislamiento preventivo con muchas garantías.

Pero lastimosamente su realidad solo la disfruta un pequeño grupo de cartageneros pues para nadie es un secreto el alto índice de pobreza que históricamente ha cargado esta ciudad.

Más allá de las estadísticas de las afectaciones a las grandes, pequeñas y microempresas, la tasa de desempleo e informalidad, en muchos sectores de la ciudad el panorama se hace cada vez más oscuro porque sus fuentes de ingresos son prácticamente nulas y la orden sigue siendo la misma “quédate en casa”.

Uno de esos barrios es San Francisco, donde durante años han tenido que cargar con el derrumbe que destruyó cientos de hogares, la estigmatización de un barrio peligroso y el olvido estatal.

Juana María Cervantes es una vendedora ambulante que ve con preocupación la extensión de la cuarentena y la falta de una verdadera política social. Tiene cuatro niños, su pareja hace tres meses que no trabaja y su abuela es de la tercera edad.

“Hace dos meses que trajeron una ayuda y no hemos vuelto a recibir nada por parte del gobierno ni de nadie, nosotros tenemos que salir a buscar el poquito de comida, a pedir, porque tenemos nuestros hijos y hay mucha necesidad (...) Aquí nadie está trabajando, ¿de qué comemos? Nada más dicen quédense en casa pero ¿qué comen nuestros hijos?”.

Ella, al igual que sus vecinos, coincide en que la ayuda que les llegó se les acabó en un par de días y desde entonces la agonía ha sido el pan de cada día.

“La última ayuda que dieron fue para Semana Santa. Uno aquí vende que si el jugo, el dulce y con eso es que uno medio se sostiene, pero estamos torturados, tantas cosas que dicen por ahí pero no tenemos beneficio de ninguna especie”, afirmó José Luis Vanegas, vendedor ambulante, a quien le impusieron un comparendo por salir a vender plátano con una carretilla.

La realidad de José Luis y de Juana María también la vive Emilce Herrera quien dejó de trabajar desde que cerraron las playas de la ciudad donde realizaba trenzas y masajes.

“Ahora no estoy haciendo nada, estaba vendiendo pescado pero con las cosas que están pasando en el mercado me da miedo salir y mejor me quedo aquí en la casa y me sostengo con lo que me regalen los vecinos”, contó.

Para Emilce sus ganas de trabajar se han visto apagadas por el temor de contagiarse del coronavirus y no ser atendida correctamente. Aunque es consciente de que no es la única que necesita en la ciudad, recuerda la deuda histórica que las administraciones han tenido con este barrio que al día de hoy no ha sido reparado.

¿Cómo ayudar?

La Fundación Pandora ha venido trabajando con esta comunidad para gestionar recursos que serán destinados a la compra de alimentos y productos de aseo.

Si usted desea sumarse puede comunicarse al 3006200102 o al 3022977879.

Comentarios ()

 
  NOTICIAS RECOMENDADAS