Cartagena


Una historia de pérdidas y batallas

Esta es la historia de Oswaldo Romero, quien narra el fallecimiento de su esposa por coronavirus. Hoy lleva un mensaje a que se cuiden en esta época de pandemia.

hace más de un año, la familia Romero Flérez perdió a su pequeña hija por una enfermedad letal que apagó su vida pese a remitirla a muchas terapias: ese enemigo era el cáncer.

A esta triste historia, pero llena de aprendizaje sobre todo en estos tiempos de pandemia, se le agrega el fallecimiento de la madre de la niña, Rosa Flérez Martínez, quien al contagiarse de coronavirus falleció en mayo, reuniéndose así con su hija en el cielo.

Así empezó todo

Dice el refrán que nadie es dueño de su propia vida, pues también se desconoce cuánto tiempo duraremos en la tierra. En marzo del año pasado, aquella inocente niña estaba próxima a cumplir sus 9 años de edad pero la batalla contra el cáncer terminó antes de su día de plácemes.

Pese a la triste circunstancia, la pareja de esposos se quedó al cuidado de su otra bendición, su hija menor quien ahora tiene 8 años de edad.

Para ellos no fue fácil asumir una pérdida tan compleja como la de una hija tan pequeña, y a todas las batallas que les tocó asumir este año se sumó otra llamada COVID-19. (Le puede interesar: La representante Mónica Valencia también tiene coronavirus).

“Mi esposa y yo estuvimos colaborando con almuerzos comunitarios y donaciones de comida, pues nos dimos cuenta de que con los alimentos que nos sobraban en el negocio — ubicado en el barrio Antonio José de Sucre, donde viven — podíamos donar ciertas cosas a los que necesitaban en estos tiempos de pandemia”, subrayó Oswaldo Romero Pérez, quien es el padre de la familia.

Ya han pasado dos meses desde que los tres integrantes de la familia dieron positivo para COVID-19, pero Oswaldo aún desconoce cómo el coronavirus llegó a su casa y se llevó la vida de su esposa en un abrir y cerrar de ojos.

“Yo fui quien llevó el virus a la casa, creo que por comprar las frutas y verduras en el mercado, pero no estoy seguro. Eso lo trae uno hasta en los zapatos, entonces después mi esposa presentó los síntomas y poco después falleció”, aseguró Oswaldo quien es cartagenero, pero su esposa era de Magangué.

“Mi ayuda es Dios”

En un principio, varios amigos y conocidos de Oswaldo, entre ellos enfermeros y doctores que los han ayudado a él y a la única hija que le queda a recibir terapias psicológicas, quieren que los ayuden con cualquier obra de caridad. Sin embargo, Oswaldo dejó en claro que no necesita pedir, pues entre su difícil situación volvió a abrir el negocio de verduras que tiene por su casa, y de eso vive.

“Al principio, cuando comencé a abrir el negocio después de la muerte de mi esposa, la gente se abstenía a comprarme. Ya no tengo el virus, di negativo, pero la gente no entiende eso y es muy difícil”, aseguró. (Lea también: Con nuevos ventiladores, ocupación de las UCI en Cartagena está en 70%).

Pero Oswaldo ha demostrado que es un hombre de admirar, pues asume las cosas de una buena manera y tiene fe en que de esta saldrá librado junto a su otra hija.

Por el momento le preocupa la salud de su pequeña hija, de quien dice presenta los mismos síntomas de su hermana y a la misma edad.

Este hombre está aferrado al poder de Dios, pues dice que su retoño “recibirá terapias y citas médicas porque dice que tiene un dolorcito de cabeza, aunque todavía no se le ha diagnosticado nada” pero que de esta se salva.

Para quienes lean la historia de Oswaldo, él solo quiere enviarles un mensaje de conciencia, a que se abstengan de salir a la calle de forma impertinente, y que cumplan con los protocolos de bioseguridad.

“Usen el tapabocas, lávense las manos, mantengan los metros de distancia, porque esto es verdad y nadie sabe cómo curarlo”, precisó el señor Oswaldo, quien dice estar levantándose de las cenizas.

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