Venta informal en Parque La Concha incomoda a algunos, pero no a otros

La ocupación de espacio público en la zona turística sigue siendo tema de controversia y una piedra en el zapato para las dependencias del Gobierno Distrital que deben atender y desgastarse en estos asuntos (Lea: Vendedores siguen en andén de la Avenida San Martín).
Esta vez la administración del Edificio Bahía Concha, localizado en Castillogrande, denuncia una venta ambulante que su dueño estaciona frente a esta copropiedad, en el Parque La Concha.
“Esto no es un mercado público ni fue diseñado para las ventas ambulantes”, expresa uno de los administradores de Bahía Concha.
La venta ambulante a que se refieren es atendida por Antonio Pérez, quien ofrece mangos, ahuyama y en general hortalizas, verduras y frutas.
La administración del edificio tiene lista una carta que dirigirá a la Gerencia de Espacio Público para que ejerza el respectivo control sobre esta venta informal y la retiren del sector (Lea: Controles al espacio en Bocagrande).
“MIS CLIENTES ME DEFIENDEN”
Antonio Pérez es un señor que aparenta tener más de 60 años y con una canasta y uno que otro saco se sienta en uno de los bordes del Parque La Concha a vender las cosas que todos los días trae de Villanueva.
No grita sus productos, pero en cambio es bastante amable con cada persona que se estaciona en su carro a comprarle los plátanos o el bollo que, según él, es lo que más le compran.
Cuenta que tiene más de quince años de estar vendiendo en Bocagrande y Castillo, y que antes estaba frente al Edificio La Concha, pero desde que hicieron un nuevo edificio allí se traslado al parque hace un año (Lea: “No molestamos a nadie con nuestra venta de comida”).
Antonio vendía en carretilla, y por eso no había tenido problemas con la ocupación de espacio público, ya que recorría las calles y no se estacionaba en lugar alguno.
Sin embargo hace dos años llovía muy duro en Bocagrande y tuvo un accidente con su carretilla que lo dejó discapacitado, por lo cual le tocó buscar sitio fijo.
“Yo no me quiero quedar en la casa haciendo nada, por eso a pesar de que me amputaron la pierna, con todo y muleta me vengo a trabajar”, expresa Antonio.
Llega todos los días a las 6:00 de la mañana y permanece en el Parque La Concha hasta las 11:00 de la mañana, cuando recoge sus enseres y se regresa a Villanueva.
“Si yo no tuviera clientes no viniera, pero a mí siempre me compran la yuca, el ñame…; porque por acá no lo encuentran así natural como yo lo traigo”, dice Antonio.
“He tenido pocos problemas con el espacio publico porque mis clientes me han defendido siempre”, añade.
Antonio Pérez no tiene problema en mencionar todos los “doctores” que son clientes de él. Su lista es extensa cuando los nombra.