Ciencia


Alterar nuestro olor, la nueva estrategia para combatir el dengue

Estudios demostraron que algunos virus hacen que las personas tengan un olor extra que es apetecible para los mosquitos. Interrumpirlo controlaría enfermedades.

Hay olores característicos en cada persona. En Transcaribe se huele de todo. Perfumes caros, aromas de vainilla, alcohol antibacterial o sudor. Sin embargo, de la relación del olor de cada quien con los virus tropicales poco se sabe. (Lea: ¿Qué hace al James Webb el telescopio más potente jamás visto?)

Científicos chinos identificaron que los mosquitos Aedes aegypti, vectores del dengue, se sienten atraídos por los ratones infectados con los virus zika o dengue, pues aumentan la producción de una molécula de olor en los roedores infectados.

Los virus que causan las enfermedades tropicales zika y el dengue alteraron el olor de los ratones para que los animales sean más apetecibles para los mosquitos hambrientos. Esta táctica podría ayudar a los virus a viajar a nuevos objetivos, dijo el coautor del estudio, Gong Cheng, microbiólogo de la Universidad de Tsinghua en Beijing, China.

Alterar nuestro olor, la nueva estrategia para combatir el dengue
Las técnicas para interrumpir este mal olor podrían ayudar a controlar no solo el zika y el dengue, sino también otras enfermedades transmitidas por mosquitos.

En busca del hedor

Los investigadores han sabido durante décadas que algunas enfermedades pueden cambiar el olor de sus huéspedes, explicó James Logan, especialista en control de enfermedades de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres.

Ciertos virus y microorganismos han evolucionado para usar esto en su beneficio. Por ejemplo, las plantas infectadas con el virus del mosaico del pepino liberan una molécula que atrae a los pulgones, que el virus utiliza como vector para infectar nuevas plantas. Los científicos también han encontrado que los parásitos que causan la malaria anuncian a sus anfitriones a los mosquitos que pasan a través de cambios en el olor corporal.

Para ver si los virus Zika y dengue también habían desarrollado formas de atraer la atención de los mosquitos, Cheng y sus colegas infectaron ratones con uno u otro. Luego, colocaron ratones infectados y sanos en recintos separados y enviaron su olor a una cámara llena de mosquitos que estaba conectada a ambos recintos, para ver qué grupo preferían los insectos. Alrededor del 65% al ​​70% de los mosquitos se movieron hacia el recinto con ratones infectados, lo que sugiere que estos animales olían más apetecible.

¿Cómo lo detectaron?

Un análisis químico del aire de cada recinto reveló que los ratones infectados exudaban compuestos malolientes, incluida una molécula en el aire llamada acetofenona. Los investigadores encontraron que los ratones infectados con zika o dengue producían diez veces más acetofenona que los ratones sanos. Untar ratones sanos, y algunos voluntarios humanos, con acetofenona reveló que los mosquitos se sintieron atraídos por el olor.

Las bacterias que producen acetofenona crecen naturalmente en la piel, pero su número generalmente se mantiene controlado por una proteína antimicrobiana secretada por las células de la piel. Sin embargo, los estudios del equipo revelaron que el gen responsable de producir esta proteína era menos activo cuando los ratones tenían dengue o zika.

Como resultado, la piel de los ratones infectados se llenó de bacterias productoras de acetofenona, lo que hizo que los ratones olieran peor y atrajo la atención de los mosquitos hambrientos. Los investigadores tomaron muestras de las axilas de personas con dengue y descubrieron que los humanos producen más acetofenona cuando están infectados con el virus que cuando no lo están. Además, los mosquitos se sienten más atraídos por los hisopos sudorosos de personas con dengue que por los de humanos no infectados.

La vitamina A, un arma

Los zancudos atacan a punta de picadas. En conjunto, esta información sugiere que los virus del dengue y zika han utilizado la acetofenona como arma para fomentar su propagación. No obstante, los investigadores también encontraron que darles a los ratones infectados vitamina A, que se usa comúnmente para tratar afecciones de la piel, ayudó a reducir la cantidad de acetofenona que exudaban los animales, lo que podría proporcionar una nueva forma de controlar la propagación de ambas enfermedades.

El equipo ahora planea probar el uso de la vitamina A para reducir la transmisión del dengue en países como Malasia, donde la enfermedad es endémica.

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