Ciencia


El azúcar peligrosa: ¿Cómo el mismo planeta fomenta el calentamiento global?

En una zona de la Tierra se produce una sacarosa que puede llegar a producir la cantidad de dióxido de carbono que emiten 330.000 coches en un año.

Sí, los nutricionistas llevan décadas satanizando el consumo humano del azúcar. Su prohibición se relaciona a que su consumo en exceso aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, sobrepeso, obesidad, problemas bucodentales, y, además, cáncer.

(Lea: ¿Quién puede defender a la Tierra de un asteroide que pueda devastarla?)

El polvo blanco es muy popular. Es muy probable que el café o el juego que toma mientras lee los endulzó con azúcar. En promedio, cada habitante del mundo consume unos 24 kilos por año. Además, en materia medioambiental, la industria de la caña de azúcar y el sinfín de productos derivados emiten una gran huella de óxido nitroso, el más poderoso de los gases de efecto invernadero producidos por la actividad humana.

No obstante, una de las relaciones controversiales entre sacarosa y calentamiento global más insospechadas es el descubrimiento científico de montañas de azúcar en el fondo del mar. Los pastos marinos, como fueron llamados por los investigadores del Instituto Max Planck de Microbiología Marina.

En un mundo ideal, serían de gran ayuda

Estos pastos marinos se encuentran entre los sumideros de dióxido de carbono más eficientes de la Tierra. “Un área de pastos marinos puede absorber el doble de carbono que un bosque del mismo tamaño en tierra, y 35 veces más rápido”, explica Brandon Córdova, divulgador científico.

El Instituto Max Planck, con sede en Bremen (Alemania), ha descubierto que las praderas marinas liberan enormes cantidades de azúcar en sus suelos, en la denominada rizósfera. “Las concentraciones de azúcar bajo las praderas marinas son unas 80 veces superiores a las que se habían medido anteriormente en entornos marinos”, precisa Cordova.

“Para poner esto en perspectiva: estimamos que en todo el mundo hay entre 0.6 y 1.3 millones de toneladas de azúcar, principalmente en forma de sacarosa, en la rizósfera de las praderas marinas. Eso es aproximadamente comparable a la cantidad de azúcar que contienen 32.000 millones de latas de Coca-Cola”, precisa Manuel Liebeke, miembro del instituto.

¿Cómo se produce el azúcar submarina?

Las grandes cantidades de azúcar se pruducen en una zona del suelo marino cercana a las raíces que se conoce como rizósfera. “Naturalmente producen azúcar durante la fotosíntesis que son utilizadas por las mismas hierbas, pero en ciertas condiciones generan una cantidad mayor a la que necesitan y se produce un exceso que se va acumulando con el tiempo”, expone Córdova.

“Las hierbas marinas producen azúcar durante la fotosíntesis. En condiciones de luz medias, estas plantas utilizan la mayor parte de los azúcares que producen para su propio metabolismo y crecimiento. Pero en condiciones de mucha luz, por ejemplo, al mediodía o durante el verano, las plantas producen más azúcar de la que pueden utilizar o almacenar. Entonces liberan el exceso de sacarosa en su rizósfera. Piensa en ello como una válvula de desbordamiento”, explica Nicole Dubilier, directora del Instituto Max Planck de Microbiología Marina.

El rol de los microbios

Según Brandon Córdova, algo curioso es que el azúcar acumulada no sea consumida por los microbios que están alrededor, “cuando a estos les encanta la sacarosa. ¿Por qué no lo hacen?, resulta que las hierbas marinas lo evitan liberando compuestos fenólicos que reprimen el metabolismo de la mayoría de los microorganismos. Estos compuestos químicos son antimicrobianos y se encuentran en el vino tinto, el café y las frutas”, asegura.

A esa conclusión llegó el Instituto Max Planck, pues en sus experimentos agregaron fenólicos aislados de las praderas marinas a los microorganismos de la rizosfera y, efectivamente, se consumió mucha menos sacarosa que cuando no había fenólicos.

El impacto en el cambio climático

Los pastos marinos son de los hábitos más amenazados en la Tierra. “Este es un problema grave, ya que además de que se pierde estas fuentes de captura de carbono, los microbios prosperan en la sacarosa y grandes cantidades de dióxido de carbono serían liberados”, sostiene el divulgador Brandon Córdova.

“Nuestros cálculos muestran que, si la sacarosa de la rizosfera de las praderas marinas fuera degradada por los microbios, se liberarían a la atmósfera al menos 1,54 millones de toneladas de dióxido de carbono en todo el mundo”, advierte Manuel Liebeke.

Y recalca con preocupación: “Eso equivale aproximadamente a la cantidad de dióxido de carbono que emiten 330.000 coches en un año”. Un golpe bajo para la sostenibilidad de este planeta.

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