Actualmente a los dinosaurios, protagonistas de películas de ciencias de ficción u juguetes favoritos de niños y grandes, se les puede ver desde museos, láminas que vienen con chocolatinas o en el tablero de un taxi que anda por Cartagena. Sin embargo, poco se conoce del momento exacto de su extinción.
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Los dinosaurios fueron arrasados por el impacto de un meteorito en la Tierra hace cerca de 66 millones de años en lo que se conoce como el evento de extinción del Cretácico-Paleógeno. Un estudio reciente palentológico publicado en la revista científica Nature, basado en evidencia anterior, sugirió la fecha de su desaparición de la faz terrestre.
Tanis, la formación rocosa que da el dato
La evidencia estudiada proviene de Tanis , una formación rocosa en Hell Creek, Dakota del Norte (EE. UU.). Tanis es uno de varios lugares geológicos en todo el mundo donde los científicos han observado el vestigio del Cretácico-Paleógeno en la sucesión de sedimentos.
“Tanis ha producido maravillosos fósiles de dinosaurios, mamíferos primitivos, peces, plantas y otras cosas. Muchos de estos fósiles están excepcionalmente bien conservados, y algunos muestran restos de tejidos blandos, como la piel y los huesos, que pueden ofrecer información científica valiosa”, indicó Michael J. Benton, profesor de paleontología de vertebrados de la Universidad de Bristol.
El sitio de Tanis se identificó por primera vez en 2008 y desde entonces ha sido el centro del trabajo de campo del paleontólogo Robert DePalma. En un artículo de 2019 , DePalma y sus colegas argumentaron que Tanis capturó el momento del impacto del asteroide debido a tres factores.
El primero, fue la presencia de fósiles de dinosaurios en los sedimentos del Cretácico hasta el límite Cretácico-Paleógeno, y exactamente en el límite en el momento del impacto. Segundo, una capa de esférulas fundidas: diminutas bolas de vidrio que se enfriaban al volar a partir de roca fundida. Cuando el asteroide golpeó la Tierra en la región de lo que ahora es la península de Yucatán en México, esparció escombros y esférulas derretidas a lo largo de miles de kilómetros.
El tercero de los elementos, fue la evidencia de ondas seiche (ondas estacionarias similares a un sube y baja) en canales profundos. El sitio de Tanis se encuentra tierra adentro en la actualidad, pero al final del período Cretácico estaba ubicado en la costa de la vía marítima interior occidental que dividía América del Norte en ese momento, con niveles del mar unos 200 metros más altos que los actuales. El sitio era estuarino, lo que significa que se mezclaban aguas dulces y saladas.
Las ondas seiche fueron generadas por el impacto distante en México, que desencadenó ondas sísmicas que sacudieron la Tierra y provocaron que el agua entrara y saliera de los cauces de los ríos a un ritmo acelerado, que se estima comenzó una hora después del impacto.
Además de derretir esférulas dentro de las rocas que contienen fósiles, los investigadores encontraron abundantes esférulas en los esqueletos branquiales de algunos de los peces que examinaron. Podemos imaginar que mientras se zambullían en las aguas del cauce del río, que oscilaban violentamente, podrían haberse tragado esférulas derretidas que venían de arriba.
La fecha exacta la cuentan los peces
En diciembre de 2021, DePalma y sus colegas publicaron un artículo sobre el momento del evento de extinción. En dicho estudio, analizaron algunas de las espinas de pescado excepcionalmente bien conservadas y observaron cómo se documentaba el ciclo de las estaciones, desde el verano hasta el invierno, en la estructura y la química de las espinas.
Al comparar el esturión vivo con los fósiles de esturión de Tanis, encontraron que en la espina de una aleta, las capas regulares en una escala de milímetros muestran que el pez murió cuando tenía siete años. Los anillos de crecimiento confirman que los peces alternaban entre aguas dulces en los meses de verano y aguas saladas en invierno. En este y otros ejemplares analizados en el mismo estudio, el último incremento de crecimiento coincide con la transición de primavera a verano.
El contraste con plantas fósiles comprobó el hallazgo. “Es importante destacar que estos hallazgos confirman evidencia anterior basada en plantas fósiles, que sugirieron que el evento de extinción tuvo lugar a principios de junio. El paleobotánico Jack Wolfe identificó un lugar en Wyoming que mostraba el efecto del meteorito en un lago de agua dulce. En el punto del impacto, el lago se congeló, conservando plantas fósiles con exquisito detalle”, precisó Benton.
Al comparar las plantas fósiles con los nenúfares modernos similares Nuphar y Nelumbo , demostró que los últimos nenúfares del Cretácico en el lago se habían detenido en su crecimiento en un punto de su trayectoria de producción de hojas, flores y frutos de verano que indicaban congelamiento a principios de junio.
Los paleontólogos a menudo dicen que necesitarían una máquina del tiempo para comprender los detalles de vidas pasadas, como el mes en que se extinguieron los dinosaurios. Pero aquí vemos que pueden surgir conclusiones extraordinarias de un análisis cuidadoso y una comparación racional con la actualidad.
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