Japoneses se refrescan con chaquetas climatizadas

Menos favorecedora que una camisa hawaiana, menos sexy que un biquini, la “chaqueta climatizada” es, no obstante, una de las prendas del verano en Japón, donde la población trata de refrescarse sin consumir demasiada energía. 
Tras el accidente nuclear de Fukushima, el archipiélago se ha quedado sin la mayoría de sus reactores y las autoridades de la región de Tokio y de Tohoku (noreste) han ordenado a las empresas reducir hasta un 15% su consumo de energía para evitar cortes en el suministro eléctrico. 
Apagado de luces y equipamientos, adelanto de los horarios de oficina, las empresas se adaptan como pueden ante estas restricciones... y algunos han encontrado una solución prohibiendo a sus empleados vestir las americanas a las que los japoneses están tan habituados. 
“Es inútil refrescar toda una habitación, lo importante es que la gente esté fresca”, explica a la AFP Hiroshi Ichigaya, inventor de la prenda y creador en 2004 de Kuchofuku, el fabricante basado en Toda (al norte de la capital). 
Este antiguo ingeniero de Sony buscaba un sistema de climatización que consumiese poca electricidad. Colocó en una chaqueta dos pequeños ventiladores que bombeaban el aire del exterior, haciéndolo circular por el interior de la prenda y dejándolo salir posteriormente por el cuello y los puños: la camisa empapada de sudor se seca y el cuerpo se refresca. 
La “chaqueta climatizada” está alimentada por una batería de litio que otorga una autonomía de funcionamiento de 11 horas a los ventiladores, que el usuario puede detener en cualquier momento. 
“Trabajo en lugares muy calurosos y debo llevar manga larga, así que esta prenda me evitará los golpes de calor”, subraya Ryo Igarashi, de 33 años, tras adquirir una de estas chaquetas y que trabaja, irónicamente, como instalador de aparatos de aire acondicionado.
Para el inventor de la prenda, es mejor llevar una de sus chaquetas climatizadas que despojarse de la corbata y de la americana, tal como propone la campaña nacional “Super Cool Biz”, destinada a limitar el uso de la climatización en el trabajo en épocas de fuerte consumo eléctrico. 
Kuchofuku fabrica también cojines y colchones que utilizan el mismo sistema de ventilación, pero su producto estrella sigue siendo la chaqueta. Vendida a un precio de 11.000 yenes (95 euros, unos 140 dólares), esta prenda, preciada en la industria del automóvil, la siderurgia y la construcción, ha encontrado recientemente una nueva clientela entre los oficinistas y las amas de casa. 
Los pedidos aumentaron tras la catástrofe del 11 de marzo. La empresa venderá probablemente este año unas 40.000 chaquetas, el doble que en el año anterior, y el número podría subir fácilmente a 80.000 si tuviese los medios logísticos para fabricarlas, según Ichigaya. 
Por esa misma razón, el inventor asegura haber rechazado recientemente un pedido de 500.000 chaquetas realizado por el Estado nipón.