El mayor estudio realizado en la historia sobre la recuperación tras un ataque de apoplejía ha detectado que la realización de terapia física en el hogar contribuye a mejorar la forma de andar de los pacientes, prácticamente con la misma eficiencia que un programa basado en caminadoras de alta tecnología.
Lo más sorprendente es que los pacientes que comenzaron tarde la rehabilitación --seis meses después de sus ataques cerebrales-- mejoraron de todas maneras. Durante mucho tiempo se había señalado que había pocas mejoras por alcanzar en una rehabilitación medio año después del accidente cerebro vascular.
“Ahora tenemos evidencia, por primera vez, de que una terapia prolongada tendrá beneficios”, dijo el doctor Jeffrey Saver, director del centro de accidentes cerebro vasculares de la Universidad de California, campus Los Angeles. “Prácticamente deberíamos estar realizando para todos una terapia más intensiva de la que estamos haciendo”.
Saver no participó en el estudio que realizaron con fondos federales investigadores de la Universidad de Duke y el cual fue discutido el viernes en una conferencia en Los Angeles de la Asociación Estadounidense de Apoplejía.
Cada año, aproximadamente 800.000 estadounidenses sufren un accidente cerebro vascular, y hasta dos tercios de los sobrevivientes tienen problemas para caminar. Cada vez son más utilizadas máquinas sofisticadas como robots y caminadoras de banda sin fin, pero existe una investigación limitada sobre qué tan bien funcionan con respecto a la terapia tradicional.
Tal equipo es popular en hospitales de rehabilitación de vanguardia como uno en Houston, donde la legisladora federal Gabrielle Giffords es atendida después de haber recibido un balazo en la cabeza.
El estudio nuevo incluye a 408 sobrevivientes de accidente cerebro vascular que tuvieron problemas para caminar. En promedio, realizaron 1.700 pasos al día; lo normal es 10.000 pasos. Ellos viajaron a una instalación prestigiosa de rehabilitación o recibieron terapia física en casa. Algunos comenzaron la terapia dos meses después de una apoplejía; otros la iniciaron seis meses después para ver si había una diferencia.
En rehabilitación de alta tecnología, los pacientes se ejercitaron en caminadoras mientras su peso era sostenido por un arnés sobre la cabeza. Conforme ganaban velocidad y resistencia, podían practicar la caminata por su cuenta.
En el programa en casa, un terapeuta físico ayudó a los pacientes a realizar ejercicios para mejor fuerza y equilibrio, y para caminar todos los días.
Después de un año, ambos grupos tuvieron mejorías similares en cuanto a qué tan lejos y rápido pudieron caminar. Sin embargo, fue más probable que los ejercicios en caminadora produjeran mareo o desfallecimiento durante el entrenamiento, y tuvieron un mayor riesgo de caída.
Lo que es más, menos pacientes abandonaron la terapia en casa: 3%, comparado con 13% del grupo de alta tecnología.
Ciencia
Rehabilitación tras apoplejía no necesita de alta tecnología
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