Colombia


Ana María Castro: la protagonista de la nueva novela judicial en el país

La muerte de la joven ocurrida en marzo de 2020, tiene a la Fiscalía en una maratónica investigación que hasta el momento deja dos personas judicializadas y en la cárcel.

COLPRENSA

12 de febrero de 2021 09:40 PM

La nueva ‘novela’ judicial que se conoció durante los últimos meses en el país tiene nombre propio: Ana María Castro, una joven de 21 años que murió en marzo de 2020 en extrañas circunstancias que vinculan amigos, licor, rumba y relaciones afectivas.

Desenmarañar un episodio similar al ocurrido en octubre de 2010, en el que perdió la vida Luis Andrés Colmenares tras una noche de copas en el día de Halloween, se convirtió en el reto maratónico de la Fiscalía con este nuevo caso.

Unir cada una de las piezas, corroborar testimonios, revisar horas de material fílmico y encontrar a los testigos, quienes presenciaron lo que ocurrió en la madrugada del 4 de marzo del año pasado, les tomó un poco más de diez meses.

Fueron miembros del Cuerpo Técnico de Investigación (CTI), de la Fiscalía, junto con el Instituto Nacional de Medicina Legal, los que adelantaron las pesquisas que los llevaron a determinar que, hasta el momento, solo dos hombres podrían ser los responsables del deceso de la joven.

Se trata de Paul Naranjo, quien estuvo prófugo de la justicia durante 12 días, desde que se emitió la orden de captura en su contra, y que terminó entregándose a las autoridades esta semana en compañía de su abogado.

Naranjo fue imputado por el delito de feminicidio agravado y enviado a la cárcel como medida preventiva, mientras se avanza con su proceso judicial. La misma suerte corrió Julián Ortegón, quien fue el primer capturado en este caso.

¿QUÉ PASÓ?

Los jóvenes, ambos conocidos de Ana María, fueron las últimas personas que, según las investigaciones, la vieron con vida tras una noche de rumba en el norte de Bogotá. Fue un fiscal de la Unidad de Vida quien asumió el caso y empezó a tejer lo que había ocurrido la fatídica noche de marzo, en la que Nidia Romero perdió a su hija.

Como si fuera una premonición, a las 4:00 de la tarde de ese miércoles, cuando Ana María se arreglaba para salir de su casa, su madre le pidió que no se demorara, pues al día siguiente tenía clase en la universidad, con lo que no contaba doña Nidia, es que esa sería la última petición que le haría a su hija.

La joven, que le dejó a su mamá y hermana, un dolor inconsolable y un sinnúmero de inquietudes sobre quién pudo atentar contra su integridad, salió esa tarde luego de que Mateo Reyes, la invitara a tomarse unos tragos y le pagara un Uber hasta la calle 116, en el norte de Bogotá, donde finalmente sería el encuentro con varios amigos en común.

Ana María llegó a La Cantina, donde además estaba Paula Ramírez, una amiga en común con Mateo. Allí compartieron hasta altas horas de la noche, sin embargo, reposa en las investigaciones que la joven se sintió incomoda, por lo que le escribió un mensaje a Camila Segura, su mejor amiga. Básicamente le decía que estaba molesta y le pedía el favor que la recogiera.

Segura quien estaba compartiendo con su familia por motivo de una despedida en su honor porque se iba del país, se negó a recogerla y la conversación entre las jóvenes quedó ahí. Ana María al ver la negativa de su amiga le escribió a Paul Naranjo, quien accedió, y sobre la media noche se encontraron en el parqueadero del establecimiento.

Naranjo y Ana María sostuvieron una conversación que no duró más de cinco minutos y culminó en que irían al restaurante que era propiedad de Julián Ortegón, quien para la joven universitaria era una persona nueva en su vida, porque no había tenido contacto con él.

Estando en el establecimiento de Ortegón acordaron que volverían a La Cantina, sin embargo, a su regreso tanto Julián como Paul se sentaron en una mesa diferente a la que estaba Ana María y sus amigos. Según el testimonio que entregó Paul a la Fiscalía, él no se tomó más de dos aguardientes porque estaba conduciendo, no obstante, los comportamientos de Mateo con Ana le bastaron para hacer el primer cruce de miradas de enemistad.

Mateo, al parecer, intentaba besar a Ana María mientras bailaban, y este hecho no lo toleró Paul, por lo que dijo a Julián que abandonaran el lugar, no sin antes preguntarle a la joven que si la llevaban a algún lugar. Su respuesta fue negativa porque, supuestamente, quería quedarse tomando.

Ana finalmente convence a Julián y Paul que no abandonen el sitio y por el contrario deciden cambiar de establecimiento, por lo que la rumba la continúan en Plaza México, otro de los establecimientos comerciales que hay en esa zona de Bogotá.

A juicio de la firma de la Espriella Lawyers Enterprise, quien defiende los intereses de la familia Castro, Ana María siguió con comportamientos amorosos con Mateo, por lo que Paul se vuelve a molestar y decide irse con Julián, no sin antes ofrecerle, nuevamente, llevarla a su casa.

Ana accede y decide irse no solo con Paul, quien conducía la camioneta marca Kia Sportage, de color negra, sino con Julián y Mateo. El destino era Pontevedra, el lugar de residencia de Paul, donde seguirían departiendo unos tragos, sin embargo, la historia no culminó como esperaban.

La versión que reveló la Fiscalía en las diligencias preliminares da cuenta que Ana y Mateo se acomodaron en la parte trasera del vehículo, mientras que Julián estaba como copiloto del lado de Paul, quien se molestó porque la pareja empezó a tener “comportamientos libidinosos”.

Paul le dice a Ana y Mateo que “lo respeten” y Julián apoya la moción. La versión de la Fiscalía en este caso, da cuenta que ambos hombres bajaron del vehículo a Mateo y continuaron con la joven en su recorrido, sin embargo, en una acalorada discusión que tienen los tres, la mujer es golpeada y posteriormente arrojada del automotor.

No obstante, la versión que entregaron Paul y Julián a la Fiscalía es que, definitivamente, detienen el vehículo y tanto Ana María como Mateo son dejados en el andén sin ningún contratiempo, y a mitad de camino, sin embargo, la versión de Daniel Vega Novoa, testigo en el caso controvirtió dicha hipótesis debido a que asegura haber visto como la camioneta zigzagueó y botó a la mujer por la parte trasera derecha.

El testimonio de Vega se tuvo en cuenta debido a que conducía su vehículo sobre las 2:00 de la mañana, hora en la que ocurrieron los hechos, sin contar que además tuvo que reducir la velocidad por el impase con el conductor de la camioneta.

Lo que reveló en su versión es que, aunque intentó acelerar para socorrer a la mujer, un hombre de barba y alto, se pone frente a su carro y le pide ayuda. Según la investigación, era Mateo quien le dijo que sus amigos los habían dejado botados, y que los ayudara. En ese momento, alertan a las autoridades través de la línea de emergencia 123 y 40 minutos más tarde Ana María es socorrida.

“A 30 metros observó un vehículo oscuro que hizo una maniobra, de vidrios polarizados, que bota a una persona de sexo femenino y cae como un muñeca de trapo de la parte derecha del carro”, fue el audio que reveló la Fiscalía en audiencia pública.

Durante el tiempo que transcurrió para la llegada de la ambulancia, Mateo, quien permaneció en estado de embriaguez, estaba presente en la escena por lo que rindió su versión a tres policías que llegaron al lugar, y pese a que en su momento entregó tres versiones distintas, la Fiscalía aún no haya pruebas que lo vinculen con la muerte de su amiga.

Reyes en diálogo con la Fiscalía, por su parte corrobora la hipótesis del ente acusador sobre que fue bajado del automotor por Paul y Julián y que mientras aguardaba en el andén la mujer fue arrojada del vehículo, no obstante, el fiscal encontró vacíos en su versión debido a que no recuerda si la mujer fue lanzada por la parte trasera o delantera de la camioneta.

Además de eso, expone que como Ana María estaba recostada sobre la ventanilla del carro en el momento de la discusión con Paul y Naranjo, no recuerda si se quedó enganchada al carro y cuando este se pone en movimiento cae al piso y se golpea la cabeza.

Pese a que existen diversos testimonios, tanto de Mateo, Paul y Julián máximos implicados en el proceso, la hipótesis certera que maneja la Fiscalía es que Ana María fue lanzada del automotor y el golpe le ocasionó un trauma craneoencefálico que, en el Hospital de Engativá centro clínico al que la remitieron, no lograron estabilizar por la gravedad de la herida.

En este momento el curso de las investigaciones continúan, tanto Paul como Julián están tras la rejas, Mateo está libre y la familia de Castro clama justicia, y que se conozca la verdad.

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