Colombia


Dos sacerdotes colombianos listos para ser beatificados y otro un paso más cerca

COLPRENSA

07 de julio de 2017 07:19 PM

El Vaticano anunció el reconocimiento del martirio al Obispo de Arauca monseñor Jesús Emilio Jaramillo Monsalve y al padre Pedro María Ramírez Ramos llamado 'el cura de Armero', así como las virtudes heroicas del arzobispo de Bogotá, monseñor Ismael Perdomo Borrero.

El anuncio se hizo tras la reunión del Papa Francisco con el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos, en el Vaticano.

"Durante la audiencia, el Santo Padre ha autorizado a la Congregación para las Causas de los Santos a promulgar los decretos siguientes: el martirio del Siervo de Dios Jesús Emilio Jaramillo Monsalve, del Instituto para las Misiones Extranjeras de Yarumal, obispo de Arauca; asesinado por odio a la fe en 1989 cerca de Fortul (Colombia)", comunicó la santa sede sobre monseñor Jaramillo.

Monseñor Jaramillo, fue torturado y posteriormente asesinado en Arauquita por la guerrilla, el 2 de octubre de 1989 a la edad de 72 años.

En cuanto al padre Ramírez el Vaticano informó que también se autoriza "el martirio del Siervo de Dios Pedro Maria Ramírez Ramos, sacerdote diocesano; asesinado por odio a la fe el 10 de abril de 1948 en Armero; y las virtudes heroicas del Siervo de Dios Ismael Perdomo, arzobispo de Bogotá; nacido el 22 de febrero de 1872 en El Gigante  y fallecido el 3 de junio de 1950 en Bogotá".

El sacerdote Ramírez murió a los 48 años víctima del furor revolucionario del famoso 9 de abril, revolución ocasionada por el asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, hecho que también generó protestas en Armero, donde el religioso fue asesinado a manos de una turba dentro del templo de ese municipio, mientras que monseñor Perdomo ya había sido reconocido por el Vaticano como siervo de Dios, el primer grado que se le otorga a una persona que es candidata para ser venerable y luego beatificada.

Aunque se presume que la beatificación de los dos religiosos se realizaría el 8 de septiembre en la ceremonia que realizará en Villavicencio, la Conferencia Episcopal informó que del Vaticano aún no han recibido confirmación de en que evento se realizará la beatificación.

MONSEÑOR EMILIO JARAMILLO

Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, asesinado por el ELN en 1989, nació el 14 de febrero de 1916 en Santo Domingo (Antioquia). En 1929 ingresó al Seminario de Misiones Extranjeras de Yarumal. Fue ordenado sacerdote el 1º de septiembre de 1940 y se doctoró en Teología en la Universidad Javeriana de Bogotá.

Prestó varios servicios dentro de su Instituto; primero, como formador de los futuros misioneros y después en el Gobierno, llegando a ocupar el cargo de Superior General. Además, durante casi 19 años que se desempeñó como pastor de Arauca, hasta su muerte, lideró programas educativos, de catequesis y de salud que luchaban por el bienestar de los indios Tunebos y de los campesinos.

La fiebre amarilla, la malaria y el paludismo eran solo algunas de las enfermedades más comunes, por lo cual, uno de los legados más importantes que dejó monseñor Jaramillo para la población en el campo de la salud fue el Hospital Ricardo Pampuri, al cual apoyó durante su proceso de fundación.

El 11 de noviembre de 1970 Monseñor Jaramillo fue nombrado como Vicario Apostólico de Arauca y Obispo titular de Strumnitza. Su ordenación episcopal fue el 10 de enero de 1971. El contexto social de época en Arauca estaba marcado por los enfrentamientos entre el ELN y el Gobierno.

La iglesia, en cabeza de monseñor Jaramillo comenzó a denunciar con frecuencia las acciones del Frente Domingo Laín (ELN). La gran influencia que tenía su voz entre el pueblo amenazaba la estabilidad del ELN, por lo cual, el 2 de octubre de 1989 fue asesinado a tiros en la vereda Santa Isabel de Panamá, municipio de Arauquita, departamento de Arauca. Su vida y obra llevaron a San Juan Pablo II a proponerlo como uno de los “testigos de la fe” en el siglo XX.

Entre sus manifestaciones escritas la siguiente ilustra su modo de pensar acerca de la Iglesia: “Ella tiene que ser imparcial como una madre cuyos hijos están peleando entre sí. Ella no puede ser testigo de un hijo contra el otro. Esta imparcialidad de la Iglesia no significa cobardía, no, compromiso. Al contrario, es una posición heroica, es un sacrificio cruento en favor del hombre. Es posición difícil el no dejarse parcializar, cuando todos los bandos en conflicto halan de sus vestidos en sentido contrario. Esta imparcialidad es el mejor servicio de la Iglesia a la comunidad”.

EL CURA DE ARMERO

Pedro María Ramírez Ramos nació el 23 de octubre de 1899 en el municipio de La Plata (Huila), Colombia, en el seno de una familia conservadora. Sus padres eran Ramón Ramírez e Isabel Ramos contrajeron Matrimonio en la Jagua el 2 de junio de 1894. Sus estudios primarios los realizó en su pueblo. A los 12 años de edad fue enviado con su hermano Luis Antonio al Seminario Menor de Elías (Garzón-Huila).

El 4 de octubre de 1915 ingresó al Seminario Mayor de Garzón, sin embargo, en 1920 se retiró durante ocho años para discernir nuevamente su vocación. En 1928 regresó al Seminario, sólo que esta vez no fue al de Garzón sino al de Ibagué. Allí fue ordenado sacerdote el 21 de junio de 1931.

Su primera misa la celebró en la parroquia San Sebastián de La Plata, el mismo lugar de su bautizo y su primera comunión, el 16 de Julio de 1931. Durante su primer año como sacerdote, el Obispo de Ibagué, Pedro Martínez, lo nombró párroco en Chaparral, y tres años después, de Cunday. Hacia el 1943 fue nombrado párroco de Fresno y finalmente en 1946 párroco de Armero.

Su periodo en Armero fue el que marcó su camino a la santidad. Su muerte fue el 10 de abril de 1948, en Armero, un día después del llamado Bogotazo. ¿Cómo sucedió? Mientras en Bogotá se desataba una revolución luego del asesinato de Jorge Eliecer Gaitán, en Armero los simpatizantes del excandidato presidencial buscaban venganza contra los conservadores.

El párroco Pedro María Ramírez estaba regresando a la casa luego de visitar a los enfermos. En ese momento escuchó el desorden que se estaba generando en el pueblo y buscó refugio en la iglesia. Con el pasar de la noche arregló la forma de mantener seguras a las monjas, junto con los objetos sagrados, y se quedó en oración.

El 10 de abril, hacia las cinco de la tarde, una multitud de personas entró en la iglesia, profanando el templo y pidieron al padre Pedro que entregara unas supuestas armas que tenían escondidas en el convento. Tales armas no existían, no hubo negociación, sacaron al sacerdote y en el centro de la plaza lo golpearon, y lo mataron a machetazos. Antes de morir expresó “Padre, perdónalos. Todo por Cristo”. Sus restos reposan en el Cementerio de La Plata, Huila.

MONSEÑOR PERDOMO

Nació el 22 de febrero de 1872 en Gigante, Huila. Sus padres: Gabriel Perdomo Cuenca y María Francisca Borrero Silva. Realizó sus estudios primarios en Neiva y después en Ibagué. Posteriormente entró como seminarista al Seminario Mayor de Bogotá. Para terminar sus estudios religiosos fue enviado a Roma, estudió en el Colegio Latinoamericano. El 19 de diciembre de 1896 fue ordenado como sacerdote en la Basílica de San Juan de Letrán.

Recibió su grado de doctor en Teología de la Universidad Gregoriana el 20 de julio de 1897 y luego estudió en el el Seminario de San Sulpicio de París. Regresó a Colombia en 1899 y fue Vicerrector del Seminario de Garzón. Además también fue párroco de Altamira y Secretario de las Conferencia Episcopal en tres ocasiones: en 1908, 1912 y 1919.

El 5 de febrero de 1923 fue nombrado arzobispo titular de Trajanópolis In Rodophe y coadjutor con derecho a sucesión del arzobispo Bernardo Herrera Restrepo. Tres meses más tarde fue deán del Cabildo Eclesiástico, y tomó posesión de ambos cargos el 7 de octubre. El 2 de enero de 1928, monseñor Perdomo fue designado arzobispo de Bogotá, cargo en el cual duró hasta 1950.

Durante su periodo como arzobispo fue calumniado por algunos de los sectores más influyentes de la sociedad, ya que no estaba de acuerdo con la corrupción en la escogencia de los líderes políticos del país, tanto del Partido Conservador como del Partido Liberal.

Monseñor Perdomo celebró su última eucaristía el domingo de Pascua de 1950. La extremaunción le fue aplicada el 27 de abril del mismo año y su fallecimiento fue a las 9:15 del sábado 3 del mes de junio.

El 22 de febrero de 1958, el cardenal Crisanto Luque presidió la inauguración del monumento a la memoria de monseñor Perdomo en la capilla de La Inmaculada, de la Catedral de Bogotá.

El obispo de Cartago José Gabriel Calderón escribió sobre monseñor Perdomo: "Fue un arzobispo de alma fuerte; pero fuerte con aquella fortaleza que es precisamente el sostén inseparable de la verdadera bondad".

 

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