Escándalo por la confesión de una patrullera acosada laboralmente

El fútbol femenino ha tomado fuerza en los últimos años. La Selección Colombia sub 17 logró el subcampeonato en el Mundial de India 2022: el triunfo y lo que implica para mujeres y hombres ha puesto sobre la mesa la conversación “sobre lo que significa la discriminación de la mujer en la sociedad colombiana y la lucha por la igualdad”.

En medio de ese discurso progresista, aún se desconocía la historia de la patrullera Adriana Ruiz, de 29 años, quien lleva 8 años en el servicio de la Policía Nacional y ha dedicado dos años de su vida entrenando con la Federación Colombiana Deportiva Militar.

Adriana asegura que se ha visto en la penosa necesidad de suplicar a sus superiores que no la retiren como volante. Según ella, la decisión es parte del acoso laboral que le están provocando desde hace aproximadamente seis meses.

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“A mí me consta que mi capitán Javier Peña empezó a hablarle feo a Adriana después de un evento que hubo en la Policía a finales de mayo. Yo vi que él le mandó un mensaje a mi patrullera diciéndole que fueran juntos al evento y ella le dijo que no podía, después de eso cambió”. “Un día llegó a la formación y le gritó delante de todas que a él no le importaba que tuviera una relación con un teniente. Se me hizo extraño que él saliera con cosas personales cuando ella estaba haciendo su trabajo”, son algunos de los testimonios que salieron a la luz.

Quienes brindaron la información prefieren no revelar sus identidades, ya que recibieron advertencias y fueron amenazadas con ser sancionadas. El capitán Javier Peña, al que nombran en los relatos, es un atleta de alto rendimiento de la Policía.

¿Abuso de poder?

Por su antigüedad, este hombre supervisa a sus compañeras. Según los testimonios, de junio a agosto, el ambiente era muy tenso y tóxico. Además de entrenar, la patrullera debía hacer un informe semanal de las actividades.

Un 22 de agosto, tal parece que en la Federación no había nadie que le suministrara los datos para hacer el documento, lo que retrasó la entrega. La patrullera se dio cuenta que el capitán le ponía peros en todas las tareas que le tocaban.

“Siempre había algo que no le gustaba. Yo le hacía los cambios que él pedía y solicitaba otros, así me tenía siempre, incluso cuando ya estaba en horas de descanso”, explicó la patrullera, quien le indicó al teniente: “Mi teniente, yo debo irme ya con mis hijos que pena con usted pero no tengo el tiempo del mundo para estarle haciendo eso a él. Discúlpeme mi teniente, espere se lo envió así a ver qué me dice”.

Dice la patrullera que incluso le ponían trabas para entrenar. Dos días después, ella le informó al capitán que tenía partido el día siguiente contra la FAC, y entonces, le cambiaron la programación. Ya no podía ir a jugar, debía cumplir con un servicio de 24 horas.

Antes del mediodía, Adriana envió el informe, sin embargo, el capitán Peña le respondió de manera despectiva, al parecer, pretendiendo minimizar su trabajo. “¿Por qué no envió el informe ayer? (...) Ese informe que usted me envió, sin saber digitar o utilizar un computador para hacer un informe, se demora media hora”, se escucha en uno de los audios que sirvieron como evidencia.

Ella empezó a sospechar que el capitán estaría buscando que le terminaran la comisión deportiva bajo excusas de supuesto bajo rendimiento o indisciplina. Por su parte, el capitán emitió un informe disciplinario que presentó a la Federación asegurando que la patrullera Adriana había respondido de mala manera a un superior.

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Así que Adriana no se quedó de brazos cruzados, buscó ayuda y llegó a la oficina de Bienestar Social de la Policía un 6 de octubre. Sencillamente, le dijeron que ya habían escuchado la versión del capitán y que él había dicho que tenía que salir del equipo por su grosería y falta de resultados.